*Fragmento Requiem für Mignon.
La patología psiquiátrica
n la actualidad, la patología psiquiátrica trae consigo la estigmatización y discriminación de quien la sufre. Sin embargo al remontarse en la historia y conocer la vida de distintos personajes, nos damos cuenta que muchos de ellos, que sufrieron patología psiquiátrica, fueron motivo de admiración por su creatividad y genialidad en numerosas disciplinas. Entre estos personajes encontramos a Robert Schumann. El conocer detalles de su vida ha llevado a sugerir que presentó síntomas que corresponderían a enfermedad bipolar, la cual no comprometió su producción musical, sino por el contrario, fue una compañía en algunas de sus grandes obras.
Constituye entonces, un buen ejemplo para demostrar que muchas personas que sufren enfermedades del estado de ánimo son capaces de desempeñarse en forma normal e incluso sobresaliente, tanto en la vida personal como profesional.
Por distintas razones la patología psiquiátrica provoca un grado variable de estigma y de discriminación, lo que contribuye a la incomprensión e insuficiente apoyo familiar y social, escaso soporte económico por parte de instituciones fiscales y privadas, lo que es una cruel adición al propio peso que genera la enfermedad.
Sin embargo la patología mental no siempre estuvo relegada o marginada y los enfermos discriminados. La mitología más antigua describe que los sacerdotes y poetas se comunicaban con los dioses por medio del fervor religioso y la inspiración de la locura.
En los tiempos de los filósofos griegos la locura comprendía variedades del pensar y del sentir, no solo la psicosis. Así en el Ayax de Sófocles se describe que la exaltación y la tristeza desembocan en el destino trágico que lo conduce a suicidio, no se intenta estigmatizar al héroe. En la locura de Saúl, del libro de Samuel, se dice que “buscaremos un hombre que sepa tocar la cítara para que cuando te atormente el espíritu malo, toque y sientas alivio”. El libro de Daniel relata la psicosis del rey Nabucodonosor, que al recuperar la razón se hace cargo del gobierno y más aún, con mayores capacidades. En Orlando, héroe de Ariosto (publicado en 1516) está descrito con precisión un episodio prolongado de agitación, descontrol e hiperactividad que recuerda una fase de manía grave, manteniéndose hasta esa época, el concepto que la enfermedad mental es transitoria, provocada por las pasiones, siendo sobresaliente la exaltación del ánimo y terminando en una total recuperación. Además quien la padece es respetado, socorrido con delicadeza, recupera sus derechos y no pierde dignidad.
Parece ser que los hombres reales o ficticios cuando experimentan cambios mentales intensos y salen del círculo de poetas e historiadores, pasan a ser motivos de estudio de la Psiquiatría, dejan de ser apreciados como fuentes de experiencias humanas extraordinarias (creatividad, éxtasis, inspiración, romanticismo, genialidad u otros atributos positivos) y pasan a ser considerados representantes especiales de la psicopatología. En gran medida esto es comprensible: los clínicos tienen por misión tratar síntomas, no ensalzarlos y el estudio objetivo de ellos es esencial para evitar los riesgos que implica minimizar el dolor psíquico y la potencialidad suicida. Por tal motivo la aproximación científica en las enfermedades mentales particularmente en los trastornos del ánimo, generalmente ha llevado a disminuir u obviar los aspectos positivos, sobre todo en la enfermedad bipolar y sus formas mas atenuadas.
Entre los aspectos que se pueden considerar positivos de las enfermedades del ánimo estaría la relación con la creatividad y liderazgo. No se trata de postular que estos aspectos están determinados por una enfermedad del estado del ánimo, tampoco que los escritores y artistas sean depresivos, suicida o maníacos, sino que una desproporcionada cantidad de ellos lo son, que provienen de familias donde se acumulan estas afecciones, que existe cierta similitud entre los síntomas afectivos y elementos del proceso creativo, una aparente línea de continuidad entre el carácter habitual (distímico, hipertímico, ciclotímico) y la obra creadora y por último, coincidencia temporal entre el acto creativo y la enfermedad .
El hecho que se halla encontrado una correlación parcial entre las enfermedades afectivas (síntomas, evolución, genealogía, etc.) y la creatividad, no significa que no haya ninguna relación. Obviamente hay muchos artistas que son normales, no es que la normalidad mental esté ausente entre ellos. La situación es que la prevalencia de enfermedad bipolar, depresión, ciclotimia y suicidio es mucho mayor de lo esperado en escritores y artistas excepcionalmente creativos. En esta ocasión la revisión de algunos aspectos de la vida de Robert Schumann (1810-1856) nos ayudará a ilustrar en parte estos aspectos.
Los datos más sólidos apuntan a que este músico falleció prematuramente a causa de una enfermedad orgánica del cerebro, más probablemente una demencia paralítica, tipo sífilis cerebral o quizás una demencia tipo Jacob Creutzfeld, sin embargo esta patología cerebral no excluye que en el transcurso de su vida haya sufrido de una alteración psiquiátrica propiamente tal, independiente de la causa somática de la muerte. Esta enfermedad cerebral se hace evidente a comienzos de 1854, cuando aparece angustiado, taciturno, irritable, deja de leer y componer, sufre de alucinaciones visuales y auditivas, se queja de escuchar la nota ”la” y una noche se sienta al piano a componer un tema que le había sido encomendado por Schubert y Mendelson, ambos muertos varios años antes.
El examen anatomopatológico demostró evidencias de un proceso inflamatorio meníngeo y atrofia cerebral, lo que era concordante con las fallas motoras y del lenguaje que sufrió antes de morir. Sin embargo, el análisis psicopatológico desde su juventud hasta antes de esa enfermedad cerebral, así como la revisión genealógica, nos llevarán a postular que Schumann sufrió una forma atenuada de la enfermedad maníaco depresivo, que hoy conocemos como enfermedad bipolar II.
En sus primeros años de vida fue descrito como sociable, interesado en las cosas de la vida cotidiana, participaba de grupos de amistades, tuvo algunos pequeños romances y fue capaz de dar una persistente batalla para poder casarse con Clara Wieck, con la que tuvo ocho hijos . Estos datos alejan el posible diagnóstico de esquizofrenia, que también ha sido considerada como causa de los vaivenes psicopatológicos, ya que a pesar de los diversos síntomas no se presentaron secuelas que dañaran su productividad artística y su vida familiar , hecho característico en una genuina enfermedad bipolar .Algunos episodios depresivos que sufrió fueron intensos, por ejemplo, en 1844 en un viaje a Rusia presentó un severo decaimiento y durante 6 días debió permanecer en cama debido a una profunda melancolía, con síntomas ansiosos y crisis de mareos y al parecer estuvo aquejado de una importante inhibición psíquica.
Durante gran parte de ese año fue incapaz de componer y si bien escribió 5 poemas, éstos traducirían una marcada desesperanza. En Agosto el compromiso sintomático impedía su trabajo y en Septiembre era incapaz de abandonar su habitación. Según cartas de Clara no durmió casi nada en ocho noches, una mañana lo encontró desesperado, lloroso, abatido y sintiéndose inservible. El informe de un médico que lo atendía en esa época confirma el insomnio y describe la ritmicidad de síntomas que es propia de las depresiones endógenas: que es sentirse peor en las mañanas.
En el año 1833 después de la afección en un dedo de su mano derecha, que le impidió un buen desempeño en la ejecución del piano, presentó un estado depresivo que lo habría llevado a actuar o pensar en ideas suicidas: arrojarse al vacío por un ventanal. Mucho después, el 10 de Febrero de 1854 cuando probablemente la enfermedad neurológica se habría recién iniciado y después de varios días de fluctuación anímica, sale de su casa y se lanza al Rhin, siendo rescatado. A petición de él mismo fue prontamente internado en el sanatorio de Endenich, de donde nunca salió, muriendo el 29 de Julio 1856 a los 46 años.
Según importantes autores habría presentado varias fases depresivas en 1818, 1830, 1833, 1836, 1838, 1844, 1847 y 1848. En general Schumann había sido considerado como depresivo (depresión monopolar) por distintos biógrafos y así como ocurre frecuentemente en la práctica clínica, resulta difícil de visualizar la aceleración, exaltación y suave hiperactividad como manifestaciones de hipomanía que conduce al diagnóstico de enfermedad bipolar. Las fases de exaltación las presentó en 1829, 1833, 1836, 1840, 1843, 1849 y 1851, en algunas de sus cartas describe períodos de euforia y en otras ocasiones realiza gastos excesivos
Se aprecia cierta tendencia estacional en sus cambios anímicos: las depresiones aparecen con más frecuencia en otoño y las hipomanías en primavera. Por otra parte se observa el efecto inhibitorio de las depresiones en la actividad musical del compositor. Los años 1840 y 1849 fueron los más productivos, en tanto que en 1844 no dio a conocer ninguna obra. En el gráfico Nº1 se aprecian estas notables oscilaciones.
La revisión de los síntomas (diagnóstico en el corte transversal) y de la evolución de las distintas fases de alteración anímica (diagnóstico en el corte longitudinal), habitualmente debe ser complementado con el diagnóstico histórico o genealógico.
Se sabe que varios familiares de Robert Schumann padecieron de patologías psíquicas. Su padre, August, fue inestable, nervioso, melancólico y al igual que Robert presentaba periodos en que exhibía energía y productividad fuera de lo común y en un periodo de dieciocho meses llegó a escribir siete novelas; según algunos biógrafos padecía de depresión (monopolar) y de acuerdo con algunos clínicos en realidad sufrió de enfermedad bipolar (tipo II) .
Su madre habría presentado episodios recurrentes de depresión, algunos de los cuales fueron severos; su hermana Emilie presentó una enfermedad psiquiátrica grave, según algunos datos, de varios años de evolución, y de acuerdo con otros de inicio bastante rápido, finalizando en el suicidio a los 29 años de edad.
También muere por suicidio un primo paterno. Uno de sus hijos, Ludwig, enfermó gravemente alrededor de los 20 años y permaneció internado 31 años sin un diagnóstico conocido. Otro de sus hijos, Ferdinand, se hizo adicto a la morfina sin que conozcamos el diagnóstico psiquiátrico de base.
De acuerdo con datos confiables es altamente probable que Robert Schumann haya fallecido a causa de una enfermedad orgánica cerebral, en tanto que la enfermedad bipolar que padeció desde su juventud no le impidió su actividad artística, incluso en algunos periodos su producción fue de cantidad notable. A diferencia de otras patologías mentales los episodios de enfermedad maníaco-depresiva no tienden a provocar un deterioro significativo de la actividad laboral y profesional y en general después de ellos la persona logra recuperar el nivel previo de funcionamiento. Además Schumann, desarrolla una relación matrimonial estrecha con Clara, quién lo acompaña y estimula desde que se conocieron y también consigue amigos fieles y leales como Brahms, quién lo visita hasta sus últimos días en la clínica de Endenich.
De acuerdo con algunos estudios, las personas que presentan enfermedad bipolar tienden a conseguir logros económicos y sociales algo más elevados que la población general, tal es el caso del matrimonio Schumann-Wieck, que si bien contó con la importante contribución de Clara que era una pianista virtuosa, no habría descendido en la escala socioeconómica .De gran valor han sido los trabajos de la doctora Kay R. Jamison , quién ha buscado las conexiones entre la actividad artística o literaria y la enfermedad bipolar en distintos personajes (Lord Tennyson, Lord Byron, Herman Melville, Coledrige, Virginia Woolf, Schumann, Hemingway, Van Gogh.
Así llega a plantear que en artistas y escritores se producen cambios notorios en el ánimo y sueño, justo antes de los periodos de intensa actividad creativa, que son descritos como tiempos de inspiración, de pensamiento fluido y rápido, de nuevas ideas, conexiones y ritmos. La fluidez del pensamiento se traducirá en mayor capacidad para producir palabras y sinónimos, mayor velocidad para yuxtaponer frases, crear ideas e imágenes y mayor habilidad para encontrar soluciones distintas al común de las personas.
Puede parecer difícil relacionar la melancolía con la inspiración y creación. A primera vista la exaltación hipomaníaca y su energía contagiosa parece estar más obviamente vinculada, pero el sufrimiento de una depresión o de una suave melancolía, que obliga a la reflexión y a la soledad, pueden ser muy importantes para el proceso creativo. La hipomanía suele generar ideas y asociaciones, impulsar el contacto con la vida, producir energía y entusiasmo, matizando la vida con un sentido cósmico. En cambio la depresión hace ir con más calma, enfría el ardor y le da perspectiva y profundidad a los pensamientos y sentimientos generados durantes los períodos de mayor vivacidad, puede actuar como un ancla criticando la obra producida en los estados más eufóricos, pule, esculpe, también facilita la meditación y la reflexión, somete y afina el pensamiento.
Si bien la exageración puede llevar a buscar los aspectos positivos de las enfermedades mentales, no es menos cierto que el estigma ha acompañado a los pacientes y sus familias. En Schumann al igual que muchas otras personas y familias que sufren de enfermedades del ánimo, podemos observar que logran un desempeño normal e incluso sobresaliente casi la mayor parte del tiempo, conservan la razón y la capacidad para funcionar en su vida personal y profesional; así la controversia entre el “genio loco” versus el “artista mentalmente sano” surge por la confusión de lo que se quiere decir con la palabra “locura “ así como de la falta de conocimientos respecto de las enfermedades que comprometen el juicio. La locura o psicosis de hecho ocurre solo en las formas más severas de esta patología y la mayoría de las veces los bipolares y sobre todo los depresivos, no se psicotizan y cuando acontece, son irracionales solo algún período y fuera de éste son capaces de pensar con realismo y actuar con mesura. A diferencia del Alzheimer, las enfermedades anímicas no causan demencia (estado persistente e irreversible) y al revés de la esquizofrenia dejan poco daño psicosocial. Si bien pueden presentarse episodios psicóticos agudos con notable irracionalidad, habitualmente son temporales y casi nunca se convierten en locura crónica. Muchas veces se ha dicho que van Gogh no pudo haber sido loco pues sus pinturas reflejan una gran habilidad y lucidez, antes se suponía que padeció esquizofrenia, hoy se piensa en un tipo de enfermedad bipolar. Sin embargo la lucidez y actividad productiva no es incompatible con ocasionales episodios de locura, así como un largo período de salud física puede darse aún con hipertensión arterial, hiperglicemia y alteraciones metabólicas, incluso una persona puede tener un tumor maligno sin sufrir síntomas significativos.
Sin embargo esta relación entre genialidad y creatividad con la enfermedad depresiva monopolar y bipolar no debe hacernos olvidar sus aspectos dolorosos, destructivos y en ocasiones fatales. En una gran mayoría de personas el tratamiento disponible no provocará efectos secundarios importantes. En la actualidad es posible elegir entre las mejores opciones disponibles (psicoterapia, litio, estabilizadores del ánimo, antidepresivos y tranquilizantes mayores y menores). Muchos de los escritores, poetas, músicos, pintores y líderes no tuvieron esta elección.
Dr: Pedro Retama
(De bipolarchile.cl)