a obra se abre paso entre violoncellos, fagotes y cornos. A poco de andar se produce una emocionante transformación del modo menor al mayor, esto deriva en un clímax al mejor estilo de Jan Sibelius (a quien esta sinfonía ha sido dedicada). Más tarde, el segundo movimiento se desarrolla como un scherzo suave y fluido (al estilo de Mendelssohn), con breves interrupciones. Y con respecto al tercer movimiento, indicado como romanza, más de uno lo comparó con el larghetto de la segunda sinfonía de Elgar. La obra termina con una Passacaglia (especie antigua) elaborada a su manera (estilo barroco de Inglaterra).