*Pourquoi me réveiller; Ciel! Ai-je compris; Ah! ... Ah! Moi! Moi, dans ces bras!; VIERTER AKT - Symphonie.

Werther

 

orría el año 1879, cuando surgió la idea para componer Werther. Massenet se encontraba con el libretista Paul Millet, de Herodías, y su editor Paul Hartmann, quien fuera el responsable en sugerir la posibilidad de llevar a escena la novela de Wolfgang von Goethe, “Los sufrimientos del joven Werther”. El proyecto no terminaba de tomar forma, ya que el libretista Paul Millet hubo de luchar con Hartmann, quien quería una ópera de estética espectacular y no íntima, como Massenet y el deseaban. Consternado ante tanta presión, Millet cedió su puesto al que fuera libretista de Le Cid, Edouard Blau. Finalmente, el libreto se ajustó  a las exigencias de Massenet, se respetaron los lineamientos de Goethe, se dio más peso a los personajes secundarios y un mayor relieve a Charlotte, el rol femenino principal.

En 1885, Massenet afronta la tarea compositiva, la cual se extiende hasta junio de 1887. El director del Teatro de la Opéra-Comique, Leon Carvalho, rechazó la obra aduciendo que no sería apta al gusto del público por su carácter trágico y desolador. El posterior incendio del teatro, provoca la destitución al cargo que ostentaba Leon Carvalho y el cierre provisorio del teatro por varios años.

En el tiempo que aún restaría a la première de Werther,  Massenet estrena las óperas: Esclarmonde en 1889 y Le Mage en 1891.

Cuando Manon es representada en Viena, el tenor belga Ernst Van Dick, solicita al compositor la primicia del papel principal de Werther, Massenet accede, y es estrenada en febrero de 1892 en el Teatro de la Hofoper de Viena, con traducción de su texto al alemán realizada por Max Kalbeck. El estreno en idioma original (francés), es llevado a cabo en enero de 1893 en el Teatro de la Opéra-Comique de París, que funcionaba provisoriamente en el Teatro Chatelet.

 

Resumen argumental

La acción se desarrolla en cuatro actos, en la localidad alemana de Wetzlar (cercana a la ciudad de Frankfurt) entre los meses de junio y diciembre del año 1772.

 

Primer acto

Jardín de la casa del alcalde de Wetzlar, donde éste enseña villancicos navideños a sus niños más pequeños. Lo interrumpen unos amigos y juntos planean reunirse más tarde en la taberna del pueblo. Aparece el poeta Werther, un joven visitante que ensalza la belleza del lugar. El alcalde le presenta a Charlotte, la mayor de sus hijas. Charlotte se apresta para asistir a un baile y Werther se ofrece para acompañarla, lo cual la joven acepta, ya que su prometido, Albert, está de viaje. Pero Albert regresa y Sofíe, hermana menor de Charlotte le afirma que ésta no lo ha olvidado. Vuelven del baile Werther y Charlotte caminando a la luz de la luna y el poeta, encendido por una pasión que la muchacha ha despertado en él, le declara su amor. El alcalde hace saber a Charlotte la llegada de Albert y la muchacha se ve obligada a contestar a Werther que juró a su madre, antes de fallecer, que se casaría con Albert. Werther, desesperado por esta revelación que lo hace entender que ama un imposible, se aleja sumido en la más profunda tristeza.

 

Segundo acto

Plaza de Wetzlar un día domingo. Han pasado tres meses desde el acto primero y Werther contempla la alegría de todos, en especial la de Albert, ahora esposo de Charlotte. El poeta comprende que para él no queda esperanza alguna. Albert se acerca a Werther afectuosamente manifestándole su estima por su renuncia de caballero. Pero Werther no puede hallar paz y se encierra en si mismo ante la alegría general que lo rodea. Decide abordar a Charlotte y cuando ella sale de la iglesia contigua le declara una vez más su amor. Charlotte le pide que renuncie a ese sentimiento y que se aleje de ella por un tiempo prudente. Werther invoca la muerte, único consuelo de tanta pena. Sofie lo invita a bailar, pero Werther se niega. Ella se ha enamorado del poeta, pero ante el rechazo que éste le manifiesta, la muchacha acude donde su hermana Charlotte para llorar desconsoladamente. Werther se marcha declarando la intención de no regresar jamás.

 

Tercer acto

Salón en la casa de Albert y Charlotte. Es Navidad y Charlotte, en actitud triste y melancólica, relee antiguas cartas de Werther. Aparece Sofie también triste por la ausencia de Werther. Charlotte rompe a llorar, pues en ella ha madurado el amor por el poeta. Llega Werther, pálido y enfermo, con la imperiosa necesidad de ver a su amada. Charlotte, fascinada y vencida, cae en sus brazos y hacen recuerdos. Pero ella se recupera y en un afán por mantener la compostura de mujer casada, le suplica una definitiva separación. El enamorado abandona la casa. Ahora sabe que su sueño de amor jamás será realidad y que para él ya no hay esperanzas. Llega Albert y mientras está junto a su esposa un sirviente trae una carta del poeta solicitándole que le preste unas pistolas para enfrentar un largo viaje. Charlotte presiente horrorizada una tragedia y corre por Werther.

 

Cuarto acto

Estudio de Werther. Se ha desencadenado la tragedia. Werther se ha disparado un tiro fatal y hasta él llega Charlotte, quien confiesa al moribundo haberle correspondido a su pasión desde el primer día. El poeta muere tranquilizado por esas palabras de amor. La muerte de Werther y la pena inmensa que invade a Charlotte tienen como contrapunto una voces infantiles que a lo lejos entonan canciones de Navidad.

 

 

 

Texto en francés y español.

                                                                 Personajes

 

    WERTHER                                             Joven Burgués                                            Tenor

    MAGISTRADO                                          Magistrado                                                 Bajo

    CHARLOTTE                                       Hija del Magistrado                             Mezzosoprano

    SOFIA                                               Hija del Magistrado                                      Soprano

    ALBERTO                                          Esposo de Charlotte                                     Barítono

    SCHMIDT                                         Amigo del Magistrado                                       Tenor

    JOHANN                                           Amigo del Magistrado                                        Bajo

 

 

 

La acción se desarrolla en las cercanías de Franfurt (Alemania) a finales del siglo XVIII.

PREMIER ACTE

(Juillet 178... La maison du bailli. A

gauche, la maison à large baie vitrée,

avec une terrasse praticable, couverte

de feuillages, précédée d'un escalier en

bois. A droite, le jardin. Au fond, une

petite porte à claire voie. Au loin, les

maisons du bourg et la campagne. Au

premier plan, une fontaine. Au lever du

rideau, le Bailli est assis sur la terrasse,

au milieu de ses six enfants qu'il  fait

chanter. Le rideau se lève sur un grand

éclat de rire, très prolongé des Enfants.)

 

LE BAILLI

(grondant)

Assez! Assez!

M'écoutera-t-on cette fois?

Recommençons!

Surtout pas trop de voix! pas trop de voix!

 

LES ENFANTS

(chantant avec brusquerie, très

fort et sans nuances)

Noël! Noël! Noël!

Jésus vient de naître,

Voici notre divin maître...

 

LE BAILLI

(se fâchant)

Mais non! ce n'est pas ça!

Non! Non! ce n'est pas ça!

 

(sévèrement)

 

Osez-vous chanter de la sorte

Quand votre soeur Charlotte est là!

Elle doit tout entendre

au travers de la porte!

 

(Les Enfants ont paru tout émus, au nom

de Charlotte: ils reprennent le Noël

avec gravité.)

 

LES ENFANTS

Noël! Noël!

Jésus vient de naître

Voici notre divin maître

Rois et bergers d'Israël!

Dans le firmament

Des anges gardiens fidèles

Ont ouvert grandes leurs ailes

Et s'en vont partout chantant:

Noël!

 

LE BAILLI

(avec satisfaction)

C'est bien! C'est bien!

 

LES ENFANTS, LE BAILLI

Noël! Jésus vient de naître!

Voici notre divin maître,

Rois et bergers d'Israël!

Noël! Noël! Noël!

 

LE BAILLI

C'est bien cela!

Noël! Noël! Noël!

 

(Johann et Schmidt qui s'étaient arrêtés

à la porte du jardin pour écouter le

choeur d'enfants derrière la haie,

sont entrés dans la cour.)

 

JOHANN

Bravo pour les enfants!

 

SCHMIDT

Bravo pour le couplet!

 

LES ENFANTS

(accourant joyeusement)

Ah! monsieur Schmidt!

Ah! monsieur Johann!

 

(Schmidt et Johann embrassent les

Enfants  et les félicitent.)

 

JOHANN

(au Bailli)

Eh! mais, j'y pense

vous chantez Noël

en Juillet.

Bailli, c'est s'y prendre à l'avance!

 

LE BAILLI

(qui est descendu et serre la main

à ses amis)

Cela te fait rire, Johann! Mais quoi?

Tout le monde n'est pas artiste comme toi.

Et ce ne sont point bagatelles

Que d'apprendre le chant

 

(avec importance)

 

à ces jeunes cervelles!

 

SCHMIDT

(à Sophie qui vient d'entrer)

Bonjour, Sophie! Eh! Eh! Charlotte

n'est pas loin...

 

SOPHIE

(lui faisant une révérence)

En effet, monsieur Schmidt! puisque nous

prenons soin,

Charlotte et moi, de la famille.

 

JOHANN

(au Bailli)

Hein, le superbe temps!

Viens-tu?

 

LE BAILLI

(à Johann)

Dans un instant.

 

SOPHIE

(à Johann, continuant la conversation)

Ma soeur s'habille

pour le bal...

 

LE BAILLI

(Se retournant, à Schmidt)

Oui, ce bal d'amis et de parents

Que l'on donne à Wetzlar.

On vient prendre Charlotte.

 

SCHMIDT

C'est donc cela!

Koffel a mis sa redingote,

Steiner a retenu le cheval

du brasseur,

Hoffmann a sa calèche

et Goulden sa berline;

enfin, monsieur Werther

m'a paru moins rêveur!

 

LE BAILLI

(à ses deux amis)

Fort bien, ce jeune homme.

 

JOHANN

Oui; mais pas fort en cuisine...

 

LE BAILLI

(insistant)

Il est instruit... très distingué...

 

SCHMIDT

(vivement)

Un peu mélancolique...

 

JOHANN

Ah! certes! jamais gai!

 

LE BAILLI

(poursuivant son idée)

Le Prince lui promet, dit-on,

une ambassade,

Il l'estime et lui veut du bien...

 

JOHANN

(avec mépris)

Un diplomate!

Bah! ça ne vaut rien à table!

 

SCHMIDT

(de même)

Ça ne sait pas boire une rasade!

 

JOHANN

(au Bailli en lui tendant les mains)

A Tout à l'heure au Raisin d'or.

 

SCHMIDT

(de même)

Oui, tu nous dois une revanche.

 

LE BAILLI

(se récriant)

Encor!

 

JOHANN

(revenant sur ses pas)

Dame! Et puis,

c'est le jour des écrevisses!

Grosses comme le bras

Gretchen nous l'a promis...

 

LE BAILLI

O les gourmands! les deux complices!

 

(Les deux hommes font mine de se retirer)

 

Vous n'attendez donc pas Charlotte,

mes amis?

 

SCHMIDT

(à Johann)

Nous la verrons ce soir. Nous voulons faire

un petit tour sur le rempart.

 

LE BAILLI

(souriant, à Johann)

Pour t'ouvrir l'appétit?

 

JOHANN

(un peu grognon, à Schmidt)

Toujours il exagère...

Allons, viens, il est tard!

 

SCHMIDT

(revenant au Bailli)

A propos! Quand Albert revient-il?

 

LE BAILLI

Je l'ignore,

il ne m'en parle pas encore,

mais il m'écrit que ses affaires

vont au mieux.

 

SCHMIDT

Parfait!

Albert est un garçon brave et fidèle,

c'est un mari modèle pour

ta Charlotte,

et nous, les vieux, nous

danserons à perdre haleine

à la noce prochaine!

Eh! bonsoir, les enfants!

 

JOHANN

(gaiement)

Bonsoir, les enfants!

 

SCHMIDT

(au Bailli; plus bas)

A tantôt!

 

JOHANN

(de même)

A tantôt!

 

LE BAILLI

Oui! Bonsoir! Bonsoir

 

SOPHIE, SCHMIDT, JOHANN, ENFANTS

Bonsoir! Bonsoir!

 

Les deux hommes s'en vont bras dessus

bras, en chantant un refrain bachique.

 

JOHANN, SCHMIDT

(à pleine voix)

Vivat Bacchus! semper vivat!

 

LE BAILLI

(aux Enfants)

Rentrez! nous redirons notre Noël

ce soir, avant goûter,

note par note!

 

(Le Bailli a remonté l'escalier et une

fois dans la maison.)

 

Sophie,

il faut aller voir ce que fait Charlotte.

 

(Sophie sort. Le Bailli s'installe dans le

fauteuil de cuir à crémaillère; les plus

jeunes de ses enfants se blottissent sur

ses genoux, et écoutant religieusement la

leçon qu'il leur donne. La baie vitrée est

à demi fermée. Werther, accompagné

d'un jeune paysan, s'avance dans la

cour et regarde curieusement la maison)

 

WERTHER

(au paysan)

Alors, c'est bien ici

la maison du Bailli?

 

(congédiant son guide)

 

Merci.

 

(seul, Werther pénètre plus avant dans la

cour et s'arrête devant la fontaine.)

 

Je ne sais si je veille ou si je rêve encore!

Tout ce qui m'environne a l'air

d'un paradis;

le bois soupire ainsi qu'une harpe sonore,

Un monde se révèle à

mes yeux éblouis!

O nature, pleine de grâce,

Reine du temps et de l'espace

Daigne accueillir celui qui passe

et ta salue, humble mortel!

Mystérieux silence! O calme solennel!

Tout m'attire et me plaît! Ce mur,

et ce coin sombre... Cette source limpide

et la fraîcheur de l'ombre;

il n'est pas une haie,

il n'est pas un buisson

où n'éclose une fleur,

où ne passe un frisson!

O nature!

Mère éternellement jeune, adorable et pure

enivre-moi de parfums, et toi, soleil,

viens m'inonder de tes rayons!

 

(Voix des enfants dans l'intérieur

de la maison répétant le Noël)

 

LES ENFANTS

¡Noël! Jésus vient de naître!

Voici notre divin maître,

Rois et bergers d'Israël!

 

WERTHER

(écoutant)

Chers enfants!

 

LES ENFANTS

Dans le firmament des

anges gardiens fidèles

ont ouvert grandes leurs ailes

et s'en vont partout chantant:

Noël!

 

WERTHER

(à lui-même)

Ici-bas rien ne vaut les enfants!

Chers enfants! Autant notre vie

est amère...

autant leurs jours sont pleins de foi,

leur âmes pleine de lumière! ah!

comme ils sont meilleurs que moi!

 

(Werther va jusqu'à la fontaine et reste

un instant dans une calme contemplation.

Charlotte entre: les enfants quittent les

bras de Bailli et sautent au devant d'elle.)

 

LES ENFANTS

Charlotte! Charlotte!

 

CHARLOTTE

(au Bailli)

Eh! bien père,

es-tu content d'eux?

 

LE BAILLI

Content, content!

ce n'est pas merveilleux!

 

LES ENFANTS

(entourant Charlotte)

Si, père est très content!

très content! très content!

 

LE BAILLI

(embrassant sa fille et

admirant sa toilette)

Comme te voilà belle, Mignonne!

 

LES ENFANTS

Oh! mais c'est vrai!

 

LE BAILLI

(Prenant les mains de Charlotte)

Venez, mademoiselle,

qu'on vous regarde!

Nos amis seront jaloux!

 

CHARLOTTE

(souriante)

Nos amis ne sont pas exacts

au rendez-vous

voilà ce dont je suis bien sûre!

Et j'en vais profiter

pour donner le goûter aux enfants.

 

(Charlotte va chercher sur le buffet un

immense pain rond qu'elle se dispose à

couper en tartines et qu'elle va distribuer

aux Enfants. On entend dans le lointain les

grelots d'un cheval et le bruit d'une voiture.)

 

LE BAILLI

Hâte-toi,

car j'entends la voiture!

 

(Les Enfants se pressent autour de

Charlotte les mains tendues vers elle.

Werther qui a monté l'escalier, s'arrête et

contemple un moment ce spectacle sans

être vu. à mesure qu'ils reçoivent leur

goûter les Enfants s'en vont en sautant)

 

LES ENFANTS

Merci! Merci, grande soeur!

 

LE BAILLI

(apercevant Werther et

allant au devant de lui)

Ah! monsieur Werther!

Vous venez visiter mon petit ermitage...

mieux mon petit royaume, et j'en suis

vraiment fier.

 

(lui présentant Charlotte)

 

Ma fille, qui prend soin de ce ménage

et de tous ces enfants gâtés...

depuis le jour où leur même nous a quittés!

 

CHARLOTTE

(simplement)

Pardonnez-moi, monsieur,

de m'être fait attendre,

mais je suis en effet

une maman très tendre,

et mes enfants exigent que ma main

leur coupe chaque jour leur pain!

 

(Les invités entrent dans la cour.

Le Bailli va à leur rencontre ainsi que

Sophie qui reparaît toute rieuse.)

 

LE BAILLI

Arrivez donc, Brühlmann!

Charlotteest prête!

On vous attend!

 

(Brühlmann marche côte à côte avec

Käthchen; ils vont les yeux dans les yeux

et ne font même pas attention au Bailli qui

les suit en riant.)

 

BRÜHLMANN

(avec un soupir d'extase)

Klopstock!

 

KÄTHCHEN

(avec ravissement)

Divin Klopstock!

 

LE BAILLI

(riant, à Brühlmann)

Bavards!

Vous direz le reste à la fête...

un aussi long discours

vous mettrait en retard!

 

(Werther est resté muet et interdit en

regardant Charlotte, et quand la jeune

fille se tourne vers la glace pour mettre

son écharpe, il saisit le plus jeune des

Enfants et l'embrasse. L'enfant a peur de

cet élan de tendresse.)

 

CHARLOTTE

(à l'enfant que Werther a saisi)

Embrasse ton cousin!

 

WERTHER

(se relevant, étonné)

Cousin? Suis-je bien digne

de ce nom?

 

CHARLOTTE

(enjouée)

En effet, cousin!

c'est un honneur insigne...

Mais... nous en avons tant qu'il serait bien

fâcheux que vous fussiez le plus mauvais

d'entre eux!

 

(Werther s'éloigne en regardant Charlotte)

 

(à Sophie, avec autorité, sans sévérité,

en lui montrant les Enfants)

 

Tu me remplaceras, Sophie...,

tu sais, je te les confie!

 

(aux Enfants)

 

Vous serez sages comme avec moi?

 

SOPHIE

Oui, mais ils aimeraient bien mieux

que ce fût toi!

 

WERTHER

(avec extase, tandis que

Charlotte embrasse les Enfants)

O spectacle idéal d'amour et d'innocence.

Où mes yeux et mon coeur

sont ravis à la fois!

Quel rêve... de passer...

une entière existence...

Calmé par ses regards et bercé par sa voix!

 

(La plupart des invités est déjà presque

sortie; restent encore Brühlmann et

Käthchen, absorbés et silencieux, près de

la fontaine. Charlotte est prête maintenant

elle descend dans la cour. Werther

va à sa rencontre. Sophie et les Enfants

forment un groupe sur la terrasse et

envoient des baisers à leur grande soeur)

 

LE BAILLI

(saluant Werther)

Monsieur Werther!

 

CHARLOTTE

Adieu... père!

 

LE BAILLI

(à Charlotte)

Adieu, ma chérie...

 

(Charlotte et Werther s'éloignent suivis

d'un groupe d'invités. Brühlmann

et Käthchen s'en vont les derniers sans

avoir dit une parole)

 

LE BAILLI

(avec bonhomie, les regardant en souriant)

A ceux-là ne souhaitons rien!

Klopstock! Divin Klopstock!

l'extase magnétique!

cela me paraît sans réplique!

 

(Sophie a fait rentrer les enfants

dans la maison.)

 

Vivat Bacchus! semper vivat!

 

(Tout en fredonnant le refrain bachique

chanté par Schmidt à sa sortie, le Bailli va

chercher sa longue pipe en porcelaine qu'il

décroche du râtelier, s'installe dans son

auteuil et, d'un air un peu gêné, fredonnant

toujours, se dispose a fumer. Sophie a

reparu, elle sourit en voyant le Bailli, puis

elle va, très doucement prendre dans un

coin de la chambre la canne et le chapeau

de son père qu'elle lui apporte gaiement)

 

SOPHIE

Et qui donc a promis d'aller au Raisin d'or?

 

LE BAILLI

(d'un ton embarrassé)

Qui? Moi? te laisser seule?

 

SOPHIE

Eh bien?

 

LE BAILLI

(fredonnant entre ses dents)

La la la .....

Non!

 

SOPHIE

(gravement)

Je l'exige! Schmidt et Johann

doivent t'attendre encore

 

LE BAILLI

(se laissant convaincre et prenant

le chapeau et la canne des mains

de Sophie)

Rien qu'un moment... alors...

 

(Il s'éloigne; se retournant, à Sophie)

 

au fait promesse oblige!

 

(Sophie accompagne le Bailli et ferme

la porte de la rue sur lui. La nuit tombe

peu à peu. Albert paraît; il vient du jardin,

un manteau sur le bras; il est entré

doucement et interroge la maison du

regard; il s'approche et aperçoit Sophie

qui redescend.)

 

ALBERT

Sophie!

 

SOPHIE

(reconnaissant Albert)

Albert! Toi de retour?

 

ALBERT

Oui, moi, petite soeur, bonjour!

 

(Il l'embrasse.)

 

SOPHIE

Que Charlotte sera contente

de te revoir!

 

ALBERT

Elle est ici?

 

SOPHIE

Non, pas ce soir!

Elle qui jamais s'absente.

 

(plus accentué)

 

Aussi, pourquoi n'as tu pas prévenu?

 

ALBERT

(simplement)

J'ai voulu vous surprendre...

Parle-moi d'elle, au moins! Il me tarde

d'apprendre si de moi l'on s'est souvenu?

car c'est bien long, six mois d'absence...

 

SOPHIE

(avec simplicité et tendrement )

Chez nous, aux absents chacun pense,

et d'ailleurs, n'es-tu pas son fiancé?

 

ALBERT

(joyeux)

A chère enfant!

Et que s'est il passé?

 

SOPHIE

Rien...

on s'est occupé de votre mariage...

 

ALBERT

De notre mariage!

 

SOPHIE

On y dansera... dis?

 

ALBERT

Beaucoup... et davantage!

 

(avec chaleur)

 

Oui, je veux que pour tous

il y ait du bonheur...

j'en ai tant au fond du coeur!

 

(reconduisant Sophie jusqu'au perron)

 

Va, rentre:

J'ai peur qu'on t'appelle et

qu'on apprenne mon retour;

n'en dis rien, je serai près d'elle

dès le lever du jour.

 

SOPHIE

(rentrant)

A demain, Monsieur mon beau frère.

 

(Elle ferme la porte vitrée.)

 

ALBERT

(seul)

Elle m'aime! Elle pense à moi!

Quelle prière de reconnaissance et d'amour

monte de mon coeur à ma bouche!

Oh! comme à l'heure du retour

un rien nous émeut et nous touche...

et comme tout possède

un charme pénétrant!

Ah! je voudrais qu'en rentrant

Charlotte retrouvât

les pensers que je laisse:

Tout mon espoir

et toute ma tendresse!

 

(Il s'éloigne lentement. La nuit est venue la

lune éclaire la maison peu à peu. Charlotte

et Werther paraissent à la porte du jardin;

ils viennent l entement, se tenant par le

bras, et ne s'arrêtent qu'au bas du perron

où tous deux restent un moment silencieux.)

 

CHARLOTTE

(simplement)

Il faut nous séparer.

Voici notre maison,

c'est l'heure du sommeil.

 

WERTHER

(plus accentué)

Ah! pourvu que je voie ces

yeux toujours ouverts, ces yeux

mon horizon, ces doux yeux: mon espoir

et mon unique joie...

Que m'importe à moi le sommeil?

Les étoiles et le soleil

peuvent bien dans le ciel tour à tour

reparaître,

j'ignore s'il est jour... j'ignore s'il est nuit!

Mon être demeure indifférent à ce qui n'est

pas toi!

 

CHARLOTTE

(souriant)

Mais, vous ne savez rien de moi.

 

WERTHER

(pénétré)

Mon âme a reconnu votre âme, Charlotte,

et je vous ai vue assez

pour savoir quelle femme vous êtes!

 

CHARLOTTE

(souriant)

Vous me connaissez?

 

WERTHER

(grave et tendre)

Vous êtes la meilleure ainsi que la plus

belle des créatures!

 

CHARLOTTE

(confuse)

Non!

 

WERTHER

Faut-il que j'en appelle

à ceux que vous nommez vos enfants?

 

CHARLOTTE

(pensive et se rapprochant de Werther)

Hélas! oui,

mes enfants... Vous avez dit vrai!

C'est que l'image de ma mère est présente

à tout le monde ici.

Et pour moi, je crois voir

sourire son visage quand je prends soin

de ses enfants... de mes enfants!

Ah! je souhaiterais que dans cette demeure

elle revint!

et vit au moins quelques instants

si je tiens les serments faits à la

dernière heure!

 

(très attendrie)

 

Chère, chère maman,

que ne peux-tu nous voir?

 

WERTHER

O Charlotte! ange du devoir,

La bénédiction du ciel sur toi repose!

 

CHARLOTTE

Si vous l'aviez connue!

Ah! la cruelle chose

de voir ainsi partir ce qu'on a de plus cher!

Quels tendres souvenirs

et quel regret amer!

Pourquoi tout est-il périssable?

Les enfants ont senti cela très vivement;

ils demandent souvent

d'un ton inconsolable:

Pourquoi les hommes noirs

ont emporté maman?

 

WERTHER

Rêve! Extase! Bonheur! Je donnerais ma vie

pour garder à jamais ces yeux,

ce front charmant,

cette bouche adorable, étonnée et ravie...

Sans que nul à son tour

les contemple un moment!

Le céleste sourire! oh! Charlotte!

je vous aime... et je vous admire!

 

CHARLOTTE

(revenant à elle; gravit rapidement

le marches du perron)

Nous somme fous! rentrons...

 

WERTHER

(d'une voix altérée, et la retenant)

Mais... nous nous reverrons?

 

(Voix du Bailli appelons Charlotte)

 

LE BAILLI

Charlotte! Charlotte!

Albert est de retour!

 

(Il monte rapidement les marches de la

terrasse et disparaît dans la maison)

 

CHARLOTTE

(défaillante)

Albert!

 

WERTHER

(interrogeant Charlotte)

Albert?

 

CHARLOTTE

(bas et tristement à Werther)

Oui, celui que ma mère

m'a fait jurer d'accepter pour époux...

 

(encore à voix basse, et comme s'accusant)

 

Dieux m'est témoin qu'un instant

près de vous...

j'avais oublié le serment qu'on me rappelle!

 

(Werther se cache le visage avec sas mains

comme s'il sanglotait., puis avec effort)

 

WERTHER

A ce serment... restez fidèle!

Moi... j'en mourrai! Charlotte!

 

(Charlotte qui a gravi les marches du perron

se retourne une dernière fois, avant de

rentrer à son tour dans la maison. seul,

désespérée, lorsque Charlotte a disparu.)

 

Un autre! son époux!

 

ACTE DEUXIÈME

 

Les Tiññeuls

A Wetzlar

 

(En Septembre, même année)

 

(La place. Au fond: le temple protestant.

A gauche: le presbytère. A droite, au fond,

la route et la campagne. A Droite, la

Wirthschaft entourée de houblons. Devant

le temple: des tilleuls taillés qui en laissent

voir la porte. Un banc sous les tilleuls, près

de l'entrée du presbytère. Schmidt et

Johann sont assis, attablés devant la

Wirthschaft. Au fond, à droite Beau temps

Dimanche, après midi.)

 

JOHANN ET SCHMIDT

(le verre en main)

Vivat Bacchus! Semper vivat!

C'est dimanche!

 

(Une servante sort de la Wirthschaft

et sert de nouveau à boire aux des amis.)

 

JOHANN

Ah! l'admirable journée!

De ce joyeux soleil

j'ai l'âme illuminée!

 

SCHMIDT

Qu'il est doux vivre quand l'air

est si léger, le ciel si bleu...

le vin si clair!

 

JOHANN

C'est dimanche!

 

SCHMIDT

C'est dimanche!

 

(Orgue dans le temple.)

 

Allez!

chantez l'office et que l'orgue résonne!

De bénir le Seigneur

il est bien des façons,

moi, je le glorifie en exaltant ses dons!

 

JOHANN

(de même)

De bénir le Seigneur

il est bien des façons,

moi, je le glorifie en exaltant ses dons!

 

SCHMIDT

Gloire à celui qui nous donne

d'aussi bon vin et fait l'existence si bonne!

 

ENSEMBLE

Bénissons le Seigneur!

Bénissons le Seigneur!

 

JOHANN

(regardant)

Du monde! encor du monde!

On vient de tous côtés!

Le Pasteur verra bien fêtés

ses cinquante ans de mariage!

 

SCHMIDT

C'est bon pour un Pasteur

cinquante ans de ménage,

Dieu le soutient!

Mais moi je n'aurais pu jamais

en supporter autant!

 

(Charlotte et Albert paraissent. Johann

se lève en les regardant et se penche vers

Schmidt)

 

JOHANN

Et cependant, j'en sais

qui ne s'effraieraient

guère de semblable félicité!

 

(les désignant)

 

Tiens! ceux-là... par exemple!

 

SCHMIDT

(se levant)

Et bien! à leur santé

allons vider encore un verre!

 

(Ils rentrent tous les deux dans la

Wirthschaft.Charlotte et Albert sont arrivés

sous les tilleuls, ils s'assoient sur le banc)

 

ALBERT

(avec tendresse)

Trois mois! Voici trois mois que

nous somme unis!

Ils ont passé bien vite...

et pourtant il me semble

que nous avons vécu toujours ensemble!

 

CHARLOTTE

(doucement)

Albert!

 

ALBERT

Si vous saviez comme je vous bénis!

 

(encore plus tendre)

 

Mais, moi, de cette jeune fille

si calme et souriante au foyer de famille,

ai-je une femme heureuse et sans regrets?

 

CHARLOTTE

(se levant et simplement)

Quand une femme

a près d'elle à toute heure

et l'esprit le plus droit et l'âme la meilleure,

que pourrait-elle regretter?

 

ALBERT

(ému)

Oh! la douce parole... et comme à l'écouter

je me sens tout heureux... et j'ai l'âme ravie!

 

(Charlotte, accompagnée d'Albert, se dirige

vers le temple; puis Albert échange

quelques mots avec ceux qui vont à

l'office. Werther a paru au haut de la route.

Il descend et contemple de loin avec un

tourment visible l'intimité des deux époux)

 

WERTHER

(à lui-même, avec douleur)

Un autre est son époux!

Un autre est son époux!

Dieu de bonté,

si tu m'avais permis de marcher dans la vie

avec cet ange à mon côté,

mon existence entière

n'aurait jamais été

qu'une ardente prière!

Et maintenant... parfois...

j'ai peur de blasphémer!

 

(douloureusement)

 

C'est moi! moi! qu'elle pouvait aimer!

J'aurais sur ma poitrine pressé

la plus divine, la plus belle

créature que Dieu même ait su former!

C'est moi, c'est moi... qu'elle pouvait aimer!

Lorsque s'ouvrait le ciel qui s'illumine,

soudain je l'ai vu se fermer!

Je l'ai vu se fermer!

c'est moi! c'est moi... qu'elle pouvait aimer!

ah! J'aurais sur ma poitrine pressé

la plus divine, la plus belle

créature que Dieu même ait su former!

Tout mon corps en frisonne,

et tout mon être

 

(avec un accent déchirant)

 

tout mon être en pleure!

 

(Werther dans la plus grande agitation

veut s'éloigner, mais il tomber accablé sur

le banc, la tête dans ses mains. Schmidt

et Johann reparaissent sur le seuil de la

Wirthschaft. Schmidt donne le bras à

Brühlmann navré et muet.)

 

SCHMIDT

(en entrant, à Brühlmann)

Si! Käthchen reviendra, je vous dis!

 

JOHANN

(à Brühlmann, tout en marchant)

A quelle heure

et quel jour,

aura lieu ce retour,

qu'importe!

puis qu'elle reviendra!

 

SCHMIDT

Puisqu'elle reviendra!

 

JOHANN

Sept ans de fiançailles, ça

ne peut s'oublier de la sorte!

 

SCHMIDT

(entraînant Brühlmann)

Dépêchons-nous! car j'entends le signal,

si nous manquons l'office, au moins,

ouvrons le bal!

 

(Ils sortent en trébuchant. En sortant du

temple, Albert est descendu, il pose la

main sur l'épaule de Werther qui tressaille

et fait un mouvement comme pour

s'éloigner d'Albert.)

 

ALBERT

(à Werther)

Au bonheur dont mon âme est pleine,

Ami, parfois il vient se mêler un remords...

 

WERTHER

(étonné)

Un remords?

 

ALBERT

(avec franchise)

Je vous sais un coeur loyal et fort;

Mais celle qui devint ma femme

vous apparut au jour qu'elle

était libre encore,

et peut-être près

d'elle avez-vous fait un rêve

envolé sans retour?

A la voir si belle et si douce

je connais trop

le prix du bien qui m'est donné

pour ne comprendre pas

que sa perte est cruelle!

 

(lui prenant la main affectueusement)

 

Comprendre ce tourment,

c'est l'avoir pardonné.

 

WERTHER

Vous l'avez dit:

Mon âme est loyale et sincère,

 

(contenant à peine son émotion)

 

...si j'avais du passé

trop amer souvenir,

retirant cette main qui la serre,

je fuirais loin de vous

pour ne plus revenir!

Mais, comme après l'orage

une onde est apaisée,

mon coeur ne souffre plus

de son rêve oublié,

et celui qui sait lire au fond de ma pensée..

n'y doit trouver jamais

que la seule amitié

et ce sera ma part de bonheur sur la terre.

 

(Sophie accourt, des fleurs dans les mains)

 

SOPHIE

(à Albert, gaiement)

Frère! voyez!

Voyez le beau bouquet!

J'ai mis, pour le Pasteur, le jardin au pillage!

 

(A Werther)

 

Et puis, l'on va danser!

Pour le premier menuet

c'est sur vous je compte...

 

(observant Werther et grondait légèrement

 

Ah! le sombre visage!

 

(naïvement et gentilment)

 

Mais aujourd'hui, monsieur Werther,

tout le monde est joyeux!

le bonheur est dans l'air!

Du gai soleil pleine de flamme

dans l'azur resplendissant

la pure clarté descend

de nos fronts jusqu'à notre âme!

Tout le monde est joyeux!

le bonheur est dans l'air!

Et l'oiseau qui monte aux cieux

dans la brise qui soupire...

est revenu pour nous dire

que Dieu permet d'être heureux!

Tout le monde est joyeux!

Le bonheur est dans l'air!

Tout le monde est heureux!

 

WERTHER

(à part, plus sombre)

Heureux! pourrai-je l'être encore?

 

ALBERT

(à Sophie)

Va porter ton bouquet, chère petite soeur,

je te rejoins.

 

(Sophie s'éloigne de quelques pas.)

 

(à Werther)

 

Werther! nous parlions du bonheur...

On le cherche bien loin... on l'appelle...

On l'implore!

 

(avec intention)

 

Et voici que peut-être

il passe en nos chemins...

Un sourire à la lèvre

et des fleurs dans les mains!

 

(Werther garde le silence.)

 

SOPHIE

(sur le seuil du presbytère à Albert)

Ah! frère, venez vite!

 

(à Werther)

 

Vous entendez, Monsieur Werther,

je vous invite pour le premier menuet!

Du gai soleil (etc..)

 

(Elle entre dans le presbytère, en chantant)

 

Tout le monde est joyeux!

Le bonheur est dans l'air!

Tout le monde est heureux!

 

(Albert a rejoint Sophie et il est entré

avec elle dans le presbytère.)

 

WERTHER

(seul)

Ai-je dit vrai?

L'amour que j'ai pour elle

n'est il pas le plus pur comme le plus sacré?

En mon âme...

un coupable désir est-il jamais entré?

 

(avec explosion)

 

Oui je mentais! je mentais!

Ô Dieu! souffrir sans cesse...

ou bien toujours mentir!

C'est trop de honte et de faiblesse!

Je dois, je veux partir!

 

(Charlotte paraît sur le seuil du temple

et se dirige vers le presbytère. Werther

l'aperçoit et très ému.)

 

WERTHER

(changeant de ton; à part)

Partir? Non!

je ne veux que me rapprocher d'elle!

 

CHARLOTTE

(sans remarquer Werther)

Comme on trouve en priant

une force nouvelle!

 

WERTHER

(de loin)

Charlotte

 

CHARLOTTE

(se détournant)

Vous venez aussi chez le Pasteur?

 

WERTHER

(se rapprochant et tristement)

A quoi bon? pour vous voir toujours

auprès d'un autre!

 

(se rapprochant encore de Charlotte

restée immobile)

 

Ah! qu'il est loin ce jour plein

d'intime douceur...

Où mon regard a rencontré le vôtre

pour la première fois!

Où nous sommes tous deux

demeurés si longtemps,

tout près...sans nous rien dire...

Cependant que tombait des cieux

un suprême rayon qui semblait un sourire...

sur notre émoi silencieux!

 

CHARLOTTE

(froidement)

Albert m'aime, et je suis sa femme!

 

WERTHER

(avec emportement)

Albert vous aime!

Qui ne vous aimerait?

 

CHARLOTTE

(plus doucement)

Werther! N'est il donc pas

d'autre femme ici-bas

digne de votre amour... et

libre d'elle-même?

Je ne m'appartiens plus...

pourquoi donc m'aimez-vous?

 

WERTHER

Eh! demandez aux fous

d'où vient que leur raison s'égare!

 

CHARLOTTE

(résolument)

Eh bien! puisqu'à jamais

le destin nous sépare...

éloignez-vous! partez! partez!

 

WERTHER

Ah! quel mot ai-je entendu?

 

CHARLOTTE

(gravement)

Celui qu'il faut de moi que l'on entende!

 

WERTHER

(violemment)

Et qui donc le commande?

 

CHARLOTTE

Le devoir!

 

(plus doucement)

 

L'absence rend parfois

la douleur moins amère...

 

WERTHER

(douloureusement)

Ah! me donner l'oubli

n'est pas en son pouvoir!

 

CHARLOTTE

(plus doucement encore)

Pourquoi l'oubli? Pensez à Charlotte

au contraire,

pensez... à son repos;

soyez fort... soyez bon.

 

WERTHER

(apaisé peu à peu)

Oui! j'ai pour seul désir que vous

soyez heureuse!

 

(avec des larmes, mais calme)

 

Mais ne plus vous revoir...

c'est impossible! non!

 

CHARLOTTE

(avec une grande douceur)

Ami, je ne suis pas à ce point rigoureuse...

et ne saurais vouloir un exil éternel...

 

(se dominant)

 

vous reviendrez...bientôt... tenez...

à la Noël!

 

WERTHER

(suppliant)

Charlotte!

 

CHARLOTTE

(se retourne)

A la Noël!

 

(Elle disparaît. Werther veut la rappeler;

mais il revient sur ses pas... découragé et

abattu. Songeant et regardant le chemin

par lequel Charlotte a disparu.)

 

WERTHER

(après un moment d'accablement,

avec résolution)

Oui! ce qu'elle m'ordonne...

pour son repos... je le ferai!

Et si la force m'abandonne...

Ah! c'est moi pour toujours

qui me reposerai!

 

(songeant fiévreusement)

 

Pourquoi trembler devant la mort?

devant la nôtre?

On lève le rideau...

 

(mystérieux)

 

puis on passe de l'autre côté,

Voilà ce qu'on nomme mourir!

 

(songeant encore)

 

Offensons-nous le ciel

en cessant de souffrir?

 

Lorsque l'enfant revient d'un voyage,

avant l'heure,

bien loin lui garder quelque ressentiment,

au seul bruit de ses pas

tressaille la demeure

et le père joyeux l'embrasse longuement!

O Dieu! qui m'as créé,

serais-tu moins clément?

Non, tu ne saurais pas, dérobé sous voiles

rejeter dans la nuit ton fils infortuné!

ton fils!

Devinant ton sourire au travers des étoiles

il reviendrait vers toi d'avance pardonné!

Père! Père!

Père, que je ne connais pas,

en qui pourtant j'ai foi,

parle à mon coeur,

appelle-moi! Appelle-moi!

 

(sans voix, presque parlé)

 

Appelle-moi!

 

(Werther va s'éloigner lorsque paraît

Sophie sur le seuil du presbytère.)

 

SOPHIE

(gaiement)

Mais venez donc! le cortège s'approche,

et soit dit sans reproche,

c'est vous seul qu'on attend!

 

WERTHER

(brusquement)

Pardonnez-moi, je pars!

 

SOPHIE

(suffoquée)

Vous partez!

 

WERTHER

(embarrassé)

A l'instant...

 

SOPHIE

(répétant; très émue)

A l'instant...

Mais sans doute...

vous reviendrez? demain? bientôt?

 

WERTHER

(violemment et avec une grande émotion)

Non! jamais! adieu!

 

(Il s'enfuit.)

 

SOPHIE

(très émue, l'appelant, elle court après

lui jusqu'à la route)

Monsieur Werther!

Au tournant de la route... il disparaît...

plus rien!

 

(fondant en larmes elle redescend.)

 

Mon Dieu!

tout à l'heure j'étais si joyeuse!

 

(Le cortège de la Cinquantaine paraît -

on vient de différents côtés.)

 

CHARLOTTE

(apercevant Sophie et accourant

auprès d'elle)

Ah! qu'est-ce donc? Elle pleure!

Sophie!

 

SOPHIE

(tombant dans les bras de Charlotte)

Ah! Soeur!

Monsieur Werther est parti!

 

ALBERT

(tressaillant)

Lui!

 

SOPHIE

Et pour toujours!

Il vient de me le dire... et puis,

il s'est enfui comme un fou!

 

CHARLOTTE

(à elle-même et frappé)

Pour toujours!

 

ALBERT

(sombre et considérant Charlotte)

Il l'aime!

 

(Le cortège de la Cinquantaine traverse

la place. Acclamations, vivats.)

 

ACTE TROISIÈME

 

(24 Décembre 178... 5 heures du soir, dans

la maison d'Albert. Le salon. Au fond à

droite, dans un renfoncement très accentué,

une porte à deux battants. A gauche, dans le

même coin, un grand poêle en faïence verte.

Au fond, le clavecin dont le clavier fait face

auprès: une fenêtre. A droite, porte de la

chambre d'Albert. A gauche, porte de la

chambre de Charlotte. Au premier plan, à

gauche: un petit secrétaire; plus en face:

une table à ouvrage et un fauteuil. Presque à

droite, toujours au premier plan, un canapé.

Une lampe allumée (avec abat-jour)

sur la table)

 

CHARLOTTE

(seule, assise près de la table à ouvrage; songeant)

Werther... Werther...

Qui m'aurait dit la place que dans mon coeur

il occupe aujourd'hui?

Depuis qu'il est parti, malgré moi,

 

(Elle laisse tomber son ouvrage.)

 

tout me lasse! Et mon âme est pleine de lui!

 

(Lentement, elle se lève comme attirée

vers le secrétaire qu'elle ouvre.)

 

Ces lettres!

ces lettres!

Ah! je les relis sans cesse...

Avec quel charme...

mais aussi quelle tristesse!

Je devrais les détruire... je ne puis!

 

(Elle est revenue près de la table,

les yeux fixés sur la lettre qu'elle lit.)

 

"Je vous écris

de ma petite chambre:

au ciel gris

et lourd de Décembre

pèse sur moi comme un linceul,

Et je suis seul! seul! toujours seul!"

 

(Retombant sur le siège qu'elle occupait)

 

Ah! personne auprès de lui!

pas un seul témoignage de tendresse...

ou même de pitié!

Dieu! comment m'est venu ce triste courage,

d'ordonner cet exil et cet isolement?

 

(Après un temps elle a pris une autre

lettre et l'ouvre. Lisant)

 

«Des cris joyeux d'enfants montent

sous ma fenêtre,

Des cris d'enfants!

Et je pense à ce temps si doux.

Où tous vos chers petits jouaient

autour de nous!

Ils m'oublieront peut-être?»

 

(cessant de lire; avec expression)

 

Non, Werther, dans leur souvenir votre

image reste vivante...

et quand vous reviendrez...

mais doit-il revenir?

 

(Elle se lève avec effroi)

 

Ah! ce dernier billet me glace et m'épouvante!

 

(lisant)

 

"Tu m'as dit: à Noël, et j'ai crié: jamais!

On va bientôt connaître

qui de nous disait vrai! Mais

si je ne dois reparaître

au jour fixé, devant toi,

ne m'accuse pas,

pleure-moi!

 

(répétant avec effroi, craignant de comprendre)

 

«Ne m'accuse pas, pleure-moi!»

 

(reprenant sa lecture)

 

Oui, de ces yeux si pleins de charmes,

ces lignes...tu les reliras,

tu les mouilleras de tes larmes...

O Charlotte, et tu frémiras!»

 

(répétant sans lire)

 

...tu frémiras!

tu frémiras!

 

(Tandis que Charlotte relit, frémissante,

Sophie entre vivement, tenant dans ses bras

des jouets pour la fête du soir. Charlotte,

surprise, cache précipitamment les lettres

qu'elle tenait à la main)

 

SOPHIE

Bonjour, grande soeur! ...

je viens aux nouvelles!

 

(Sophie s'avance gaiement et dépose les objets

sur un meuble. Avec un ton de doux reproche.)

 

Albert est absent...

on ne te voit plus!

et le père

est très mécontent...

 

CHARLOTTE

(encore préoccupée)

Enfant!

 

SOPHIE

(qui a pris Charlotte par la taille)

Mais, souffres-tu?

 

CHARLOTTE

(se détachant des bras de Sophie)

Pourquoi cette pensée?

 

SOPHIE

(qui lui a gardé la main)

Si, ta main est glacée,

 

(la regardant dans les yeux)

 

et tes yeux sont rougis, je le vois bien!

 

CHARLOTTE

(se détournant, embarrassée)

Non, ce n'est rien...

je me sens quelquefois...

un peu triste... isolée!

Mais si d'un vague ennui mon âme

était troublée,

 

(d'un ton enjoué mais forcé)

 

Je ne m'en souviens plus...

et maintenant, tu vois: je souris...

 

SOPHIE

(câline)

Ce qu'il faut, c'est rire,

rire encore,

comme autrefois!

 

CHARLOTTE

(à part et avec intention)

Autrefois!

 

SOPHIE

(gaiement)

Ah! le rire est béni, joyeux, léger, sonore!

Il a des ailes, c'est un oiseau...

C'est un oiseau de l'aurore!

C'est la clarté du coeur qui s'échappe

en rayons!

Ah! le rire est béni, joyeux...

 

(Sophie conduit Charlotte au fauteuil

et se laisse glisser à ses genoux.)

 

Ecoute!

je suis d'âge à savoir les raisons

de bien des choses...

Oui! tous les fronts ici

sont devenus moroses...

 

(hésitant)

 

depuis que Werther s'est enfui!

 

(Charlotte tressaille.)

 

Mais pourquoi laisser sans nouvelles.

 

(baissant les yeux)

 

ceux qui lui sont restés fidèles?

 

CHARLOTTE

(se dégageant des bras

de Sophie, se lève. À part)

Tout... jusqu'à cette enfant,

tout me parle de lui!

 

SOPHIE

(revenant à Charlotte)

Des larmes? Ah! pardonne, je t'en prie!

Oui! j'ai tort de parler de tout cela...!

 

CHARLOTTE

(ne se contraignant plus)

Va! laisse couler mes larmes

 

(affectueusement)

 

elles font du bien, ma chérie!

 

Les larmes qu'on ne pleure pas,

dans notre âme retombent toutes,

et de leurs patientes gouttes

Martèlent le coeur triste et las!

Sa résistance enfin s'épuise;

le coeur se creuse... et s'affaiblit:

il est trop grand,

rien ne l'emplit;

et trop fragile, tout le brise!

Tout le brise!

 

SOPHIE

(effrayée)

Tiens! Charlotte, crois-moi,

ne reste pas ici,

viens chez nous...

nous saurons te faire

oublier ton souci.

 

(changeant de ton avec enjouement)

 

Le père a fait apprendre à tes enfants

de magnifiques compliments

pour la Noël!

 

(Sophie va reprendre les jouets qu'elle

a déposés en entrant.)

 

CHARLOTTE

(à part, dans le plus grand trouble)

Noël! Ah! cette lettre!

 

(répétant d'un ton sombre)

 

"Si tu ne me vois reparaître

au jour fixé... devant toi...

ne m'accuse pas,

Pleure-moi! Pleure-moi!

 

SOPHIE

(revenant vers Charlotte)

Alors! c'est convenu, tu viendras?

 

CHARLOTTE

(sans conviction)

Oui, peut-être...

 

SOPHIE

(avec une impatience affectueuse)

Non! non! certainement!

 

CHARLOTTE

(essayant de sourire)

Certainement!

 

SOPHIE

(insistant)

Bien vrai?

 

CHARLOTTE

(la rassurant)

Oui, j'irai! je te le promets, Mignonne!

 

SOPHIE

(câline)

Tu viendras?

 

CHARLOTTE

Oui, j'irai...

 

SOPHIE

(se retire doucement en regardant sa soeur avec

tendresse, mais Charlotte, subitement la rappelle

par un geste et l'embrasse avec effusion)

Tu viendras?

 

CHARLOTTE

(avec élan)

Ah! reviens!

que je t'embrasse encore!

 

(Sophie s'éloigne. Charlotte seule, revient

lentement vers la table, avec désespoir,

spontanément et comme malgré elle)

 

Ah! mon courage m'abandonne!

Seigneur! Seigneur!

 

(avec élan et une ardeur suppliante)

 

Seigneur Dieu! Seigneur!

J'ai suivi ta loi,

J'ai fait et veux faire

toujours mon devoir, en toi seul j'espère

car bien rude est l'épreuve et bien

faible est mon coeur!

Seigneur Dieu! Seigneur Dieu! Seigneur!

Tu lis dans mon âme, hélas! tout la blesse!

hélas! tout la blesse et tout l'épouvante!

Prends pitié de moi, soutiens ma faiblesse!

Dieu bon!

Viens à mon secours! Etends ma prière!

Entends ma prière! O Dieu bon!

En toi seul j'espère!

Seigneur Dieu! Seigneur Dieu!

 

(La porte du fond s'ouvre, Werther paraît.)

 

(vivement)

 

Ciel! Werther!

 

(Werther est debout, près de la porte, pâle,

presque défaillant, s'appuyant à la muraille.)

 

WERTHER

(d'une voix entrecoupée sans presque

regarder Charlotte; douloureusement)

Oui! c'est moi! je reviens! et pourtant...

loin de vous... je n'ai pas laissé passer

une heure... un instant...

sans dire: que je meure plutôt

que la revoir! Puis... lorsque vint le jour

que vous aviez fixé... pour le retour...

je suis parti! Sur le seuil de la porte...

je résistais encore... je voulais fuir!

Qu'importe d'ailleurs tout cela!

Me voici!

 

CHARLOTTE

(très émue, cherchant à se contenir

et à paraître indifférente)

Pourquoi cette parole amère?

Pourquoi ne plus revenir? Quant ici

chacun vous attendait... mon père...

les enfants!

 

WERTHER

(s'approchant avec une curiosité )

Et vous? Vous aussi?

 

CHARLOTTE

(coupant court aux mots qu'elle sent

sur le lèvres de Werther et sans lui répondre)

Voyez! la maison est

restée telle que vous l'aviez quittée!

A la revoir ainsi

 

(tendrement)

 

ne vous semble-t-il pas qu'elle

s'est souvenue?

 

WERTHER

(jetant un regard autour de lui)

Oui, je vois... ici rien n'a changé...

 

(tristement)

 

que les coeurs!

Toutes chose est encore à la place connue!

 

CHARLOTTE

(tendrement et simplement)

Toute chose est encore à la place connue!

 

WERTHER

(va par la chambre)

Voici le clavecin

qui chantait mes bonheurs

Ou qui tressaillait de ma peine.

Alors que votre voix

accompagnait la mienne!

 

CHARLOTTE

(S'approchant à la table)

Alors que votre voix accompagnait la mienne...

 

WERTHER

(venant près de la table)

Ces livres! sur qui tant de fois

nous avons incliné nos têtes rapprochées!

 

(Allant au secrétaire sur lequel

est placé la boîte aux pistolets)

 

Et ces armes...

Un jour ma main les a touchées...

 

(d'une voix sourde)

 

déjà l'étais impatient

du long repos auquel j'aspire!

 

CHARLOTTE

(sans voir ce dernier mouvement, est

remontée vers le clavecin sur lequel

elle a pris un manuscrit; puis elle redescend

vers Werther)

Et voici ces vers d'Ossian

que vous aviez commencé de traduire...

 

WERTHER

(prenant le manuscrit)

Traduire! Ah!

Bien souvent mon rêve s'envole

sur l'aile de ces vers, et c'est toi,

cher poète, qui bien plutôt était

mon interprète!

 

(avec sentiment)

 

Toute mon âme est là!

 

(Lisant)

 

"Pourquoi me réveiller,

ô souffle du printemps?,

pourquoi me réveiller?

Sur mon front je sens tes caresses,

Et pourtant bien proche est le temps

Des orages et des tristesses!

 

(avec désespérance)

 

Pourquoi me réveiller,

ô souffle du printemps?

 

Demain dans le vallon viendra le voyageur

Se souvenant de ma gloire première...

Et ses yeux vainement chercheront

ma splendeur,

Ils ne trouveront plus

que deuil et que misère!

Hélas! Pourquoi me réveiller

ô souffle du printemps!

 

CHARLOTTE

(dans le plus grand trouble)

N'achevez pas!

Hélas! ce désespoir...ce deuil... on dirait...

il me semble...

 

WERTHER

Ciel! Ai-je compris? Ai-je compris?

Dans cette voix qui tremble,

dans ces doux yeux remplis de larmes

n'est-ce pas un aveu que je lis?

 

CHARLOTTE

(frémissante)

Ah! taisez-vous!

 

WERTHER

(en s'exaltant de plus en plus)

A quoi bon essayer de nous tromper encore...

 

CHARLOTTE

(suppliant)

Je vous implore!

 

WERTHER

(avec ardeur)

Va! nous mentions tous deux

en nous disant vainqueurs

de l'immortel amour qui tressaille

en nos coeurs!

 

CHARLOTTE

Werther!

 

WERTHER

(extasié et palpitant)

Ah! ce premier baiser,

mon rêve et mon envie!

Bonheur tant espéré

qu'aujourd'hui j'entrevois!

Il brûle sur ma lèvre

encore inassouvie

ce baiser...ce baiser demandé

pour la première fois!

 

CHARLOTTE

(défaillante, tombe éperdue su la canapé)

Ah! Ma raison s'égare...

 

WERTHER

(se jetant à ses pieds)

Tu m'aimes! tu m'aimes! tu m'aimes!

 

CHARLOTTE

(le repoussant)

...non! tout ce qui nous sépare

peut-il être oublié?

 

WERTHER

(insistant)

Tu m'aimes!

 

CHARLOTTE

(se défendant toujours)

Pitié!

 

WERTHER

Il n'est plus de remords!

 

CHARLOTTE

Non!

 

WERTHER

Il n'est plus de tourments!

 

CHARLOTTE

Ah! pitié!

 

WERTHER

Hors de nous rien n'existe

et tout le reste est vain!

 

CHARLOTTE

Ah! Seigneur! défendez-moi!

 

WERTHER

Mais l'amour seul est vrai,

Car c'est le mot divin!

 

CHARLOTTE

(éperdue)

Défendez-moi, Seigneur,

 

WERTHER

Viens! je t'aime!

il n'est plus de remords...

Car l'amour seul est vrai,

c'est le mot, le mot divin!

 

CHARLOTTE

défendez-moi contre moi-même!

Défendez-moi, Seigneur, contre lui... défendez-moi!

 

WERTHER

Je t'aime!

 

CHARLOTTE

Pitié!

 

WERTHER

Je t'aime!

 

CHARLOTTE

(dans les bras de Werther)

Ah!

 

(se redressant, affolée)

 

Ah! dans ses bras!

 

WERTHER

(subitement revenu à lui implorant Charlotte)

Pardon!

 

CHARLOTTE

(résolument, se possédant enfin)

Non!

Vous ne me verrez plus!

 

WERTHER

Charlotte!

 

CHARLOTTE

(avec un reproche déchirant)

C'est vous, vous! que je fuis

l'âme désespérée!

Adieu! adieu! pour la dernière fois!

 

(résolument, se possédant enfin)

(avec un reproche déchirant)

(Charlotte s'enfuit et ferme la porte

de la chambre sur elle. Werther se

précipite sur ses pas.)

 

WERTHER

(atterré)

Mais non... c'est impossible!

Ecoute-moi! Ma voix te rappelle!

Reviens! Tu me seras sacrée!

Reviens! Reviens!

Rien! pas un mot... elle se tait...

Soit! Adieu donc! Charlotte a dicté

mon arrêt!

 

(remontant vers la porte du fond )

 

Prends le deuil, ô nature! Nature!

Ton fils, ton bien aimé,

ton amant va mourir!

Emportant avec lui l'éternelle torture,

ma tombe peut s'ouvrir!

 

(Il s'enfuit.)

 

ALBERT

(entrant préoccupé et sombre, durement)

Werther, est de retour...

 

(tout en plaçant son manteau sur un meuble)

 

on l'a vu revenir!

 

(changeant de ton, avec étonnement)

 

Personne ici?

la porte ouverte sur la rue...

Que se passe-t-il donc?

 

(Il regarde un instant de côté de la fenêtre,

comme s'il voyait s'éloigner quelqu'un. Puis,

le front rembruni, il se dirige du côté de la

chambre de Charlotte, appelant)

 

Charlotte!

 

(plus haut avec insistance)

 

Charlotte!

 

CHARLOTTE

(paraissant et terrifiée à la vue de son mari)

Ah!

 

ALBERT

(d'un ton bref)

Qu'avez-vous?

 

CHARLOTTE

(de plus en plus troublée)

Mais... rien...

 

ALBERT

(insistant)

Vous semblez émue troublée...

 

CHARLOTTE

(cherchant vainement à se remettre)

Oui... la surprise...

 

ALBERT

(méfiant presque violent)

Et qui donc était là?

 

CHARLOTTE

(balbutiant)

Là?

 

ALBERT

(sombre)

Répondez!

 

(Un domestique est entré apportant une

lettre. Albert remarque se présence et se

trouve vers lui brusquement.)

 

Un message?

 

(Albert reconnaît l'écriture

et regarde fixement Charlotte.)

 

De Werther!

 

CHARLOTTE

(ne pouvant retenir un cri de surprise)

Dieu!

 

ALBERT

(gravement et sans perdre Charlotte

de vue; lisant)

"Je pars pour un lointain voyage...

voulez-vous me prêter vos pistolets?"

 

CHARLOTTE

(à part, se sentant défaillir)

Il part!

 

ALBERT

(continuant)

"Dieu vous garde tous deux!"

 

CHARLOTTE

(terrifiée)

Ah! l'horrible présage!

 

ALBERT

(à Charlotte, froidement)

Donnez-les-lui!

 

CHARLOTTE

(reculant épouvantée)

Qui? moi?

 

ALBERT

(indifférent et la fixant)

Sans doute...

 

CHARLOTTE

(Charlotte, comme fascinée par le regard de son mari

se dirige machinalement vers le secrétaire sur lequel

est déposé la boîte aux pistolets. À part)

Quel regard!

 

(Albert se dirige vers sa chambre à droite, et

avant d'y entrer il regarde encore Charlotte

qui remonte, en se soutenant à peine, vers le

domestique auquel elle remet la boîte. Le

domestique sort. Albert froisse la lettre qu'il

tenait à la main, la jette au loin avec un geste

de colère et entre vivement dans la chambre.

Une fois seule, Charlotte se rend compte de

la situation, elle semble se remettre et court

prendre une mante qui est déposée sur un des fauteuils.)

 

CHARLOTTE

(avec force)

Dieu! tu ne voudras pas que j'arrive trop tard!

 

(Elle s'enfuit, désespérée.)

 

ACTE QUATRIÈME

 

Premier Tableau

 

(La Nuit de Noël On aperçoit la petite ville

de Wetzlar, vue à vol d'oiseau , la nuit de

Noël. La lune jette une grande clarté sur

les arbres et les toits, couverts de neige.

Quelques fenêtres s'éclairent peu à peu.

Il neige. Nuit dans la selle. La musique

continue jusqu'au changement de décor)

 

Deuxième Tableau

 

(Le cabinet de travail de Werther. Un

chandelier à trois branches, garni d'un

réflecteur, éclaire à peine la table chargée

de livres et de papiers, et sur laquelle il est

placé Au fond, un peu sur la gauche, en pan

coupé une large fenêtre ouverte, à travers

laquelle on aperçoit la place du village et

les maisons couvertes de neige; l'une des

maisons, celle du Bailli est éclairée. Au

fond à droite, une porte. La clarté de la

lune pénètre dans la chambre. Werther,

mortellement frappé, est étendu près de

la table. La porte s'ouvre brusquement

Charlotte entre. S'arrêtant aussitôt et,

'appuyant contre le chambranle de la porte,

comme si le coeur lui manquait subitement.)

 

CHARLOTTE

(appelant avec angoisse)

Werther! Werther!

 

(Elle avance, anxieuse.)

 

Rien!

 

(Passant derrière la table et cherchant, elle découvre

le corps inanimé de Werther et se jette sur lui. Poussant

un cri et reculant subitement épouvantée.)

 

Dieu! Ah! du sang!

 

(Elle revient vers lui, à genoux, le prenant dans ses bras)

 

Non!

 

(d'une voix étouffée)

 

non! c'est impossible! Werther! Werther!

il ne peut être mort! Werther! Werther!

Ah! reviens à toi...

réponds! réponds! Ah! c'est horrible!

 

WERTHER

(ouvrant enfin les yeux)

Qui parle?

 

(reconnaissant)

 

Charlotte! Ah! c'est toi!

 

(sans voix)

 

pardonne-moi!

 

CHARLOTTE

Te pardonner! Quand c'est moi

qui te frappe,

Quand le sang qui s'échappe

de ta blessure...

c'est moi qui l'ai versé!

 

WERTHER

(qui s'est soulevé un peu)

Non!

tu n'as rien fait que de juste et de bon,

 

(avec un effort qui l'épuise aussitôt)

 

mon âme

te bénit pour cette mort...

qui te garde innocente...

et m'épargne un remords!

 

CHARLOTTE

(affolée et se tournant vers la porte)

Mais il faut du secours! du secours! Ah!

 

(Werther la retient.)

 

WERTHER

(se soulevant sur un genou)

Non! n'appelle personne!

tout secours serait vain!

donne seulement ta main.

 

(s'appuyant sur Charlotte et se levant, souriant)

 

Vois!

je n'ai pas besoin d'autre aide que la tienne!

 

(Il tombe assis. puis, son front sur la main de

Charlotte, et d'une voix très douce, presque câline)

 

Et puis... il ne faut pas qu'on vienne

encore ici nous séparer!

On est si bien ainsi!

 

(lui tenant la main)

 

A cette heure suprême

je suis heureux, je meurs en te disant

que je t'adore!

 

CHARLOTTE

(tendrement passionné)

Et moi, Werther, et moi

 

(avec élan)

 

je t'aime!

 

(très émue)

 

Oui... du jour même

où tu parus devant mes yeux...

j'ai senti qu'une chaîne

impossible à brises,

nous liait tous les deux!

A l'oubli du devoir

j'ai préféré ta peine,

et pour ne pas me perdre, hélas!

 

(dans un sanglot)

 

je t'ai perdu!

 

WERTHER

Parle encore! parle je t'en conjure!

 

CHARLOTTE

(continuant malgré le plus profonde émotion)

Mais si la mort s'approche...

Avant qu'elle te prenne,

 

(avec transport)

 

ah! ton baiser,

 

(tendre)

 

ton baiser... du moins

je te l'aurai rendu!

 

(Elle l'embrasse)

 

Que ton âme en mon

â éperdument se fonde!

Dans ce baiser qu'elle oublie à jamais

tous les maux... les chagrins!

qu'elle oublie les douleurs!

 

WERTHER, CHARLOTTE

Tout oublions tout!

 

CHARLOTTE

Tout... oublions tout!

 

WERTHER, CHARLOTTE

...oublions tout!

 

(presque soupiré)

 

tout! tout!

 

LA VOIX DES ENFANTS

(au loin, dans la maison de Bailli; dans la

coulisse: On ajoutera des Soprani femmes

aux six Enfants pour cette dernière scène

seulement.)

Noël! Noël! Noël!

 

CHARLOTTE

(douloureusement, écoutant)

Dieu! ces cris joyeux! ce rire

en ce moment cruel!

 

(Charlotte est remontée vers la fenêtre,

mais elle redescend aussitôt vers Werther.)

 

LA VOIX DES ENFANTS

Jésus vient de naître,

Voici notre divin maître,

Rois et bergers d'Israël!

 

WERTHER

(se soulevant un peu; avec

une sorte d'hallucination)

Ah! les enfants... les anges!

 

LA VOIX DES ENFANTS

Noël! Noël! Noël!

 

WERTHER

Oui Noël!

c'est le chant de la délivrance...

 

LA VOIX DES ENFANTS

Noël! Noël! Noël!

 

WERTHER

C'est l'hymne du pardon

redit par l'innocence!

 

LES VOIX DES ENFANTS

Noël! Noël! Noël!

 

CHARLOTTE

(se rapprochant, effrayée de ce délire qui commence)

Werther!

 

WERTHER

(de plus en plus halluciné)

Pourquoi ces larmes? Crois-tu donc

qu'en cet instant ma vie est achevée?

Elle commence, vois-tu bien!

 

SOPHIE, DES ENFANTS

Noël!

 

VOIX DE SOPHIE

Dieu permet d'être heureux!

Le bonheur est dans l'air!

 

LA VOIX DES ENFANTS

Noël!

 

VOIX DE SOPHIE

Toute le monde est joyeux!

 

LA VOIX DES ENFANTS

Noël!

 

VOIX DE SOPHIE

Le bonheur est dans l'air!

 

LA VOIX DES ENFANTS

Noël! Noël! Noël!

 

VOIX DE SOPHIE

Dieu permet d'être heureux!

 

(Werther qui a écouté debout, frémissant,

les yeux grands ouverts s'appuie subitement

sur le fauteuil, et s'y laisse tomber avec un

gémissement.)

 

CHARLOTTE

(le regardant, avec angoisse)

Ah! ses yeux se fermant!

se main se glace!

il va mourir! mourir! ah! pitié! grâce!

 

(avec des sanglots)

 

je ne veux pas! je ne veux pas!

ah! Werther! Werther!

Réponds-moi réponds!

Tu peux encore m'entendre!

 

(doux et tendre, pressant Werther contre elle)

 

la mort entre mes bras,

n'osera pas te prendre!

 

(avec la plus grande émotion)

 

Tu vivras! tu vivras!

 

(murmuré)

 

Vois, je ne crains plus rien!

 

WERTHER

(dans le fauteuil d'une voix éteinte)

Non... Charlotte! je meurs...

 

(Charlotte veut protester...

Werther avec un geste résigné...)

 

oui... mais écoute bien:

Là-bas au fond du cimetière,

il est deux grands tilleuls! c'est là que pour

toujours je voudrais reposer!

 

CHARLOTTE

(suffoquant)

Tais-toi! pitié!

 

WERTHER

Si cela

m'était refusé... si la terre

chrétienne est interdite au corps

d'un malheureux,

près du chemin

ou dans le vallon solitaire

allez placer ma tombe!

En détournant les yeux

le prêtre passera...

 

CHARLOTTE

Pitié! Werther!

 

WERTHER

(continuant)

Mais, à la dérobée,

quelque femme viendra visiter le banni...

et d'une douce larme, en son ombre tombée

le mort, le pauvre mort... se sentira béni...

 

(Sa voix s'arrête, il tente quelques efforts

pour respirer... puis ses bras d'abord étendus

retombent, et la tête inclinée... il meurt.

Charlotte ne pouvant croire à ce qu'elle voit,

prendre la tête de Werther dans ses mains,

puis pousse un cri d'épouvante.)

 

CHARLOTTE

Ah!

 

LA VOIX DES ENFANTS

(au loin)

Noël! Jésus vient de naître,

Voici notre divin maître;

Rois et bergers d'Israël!

 

CHARLOTTE

(l'appelant désespérément)

Werther!

 

(faiblissant)

 

ah!

 

(comprenant tout enfin,)

 

Tout est fini!

 

LA VOIX DES ENFANTS

Noël! Noël! Noël!

 

(Charlotte tombe évanouie aux pieds de

Werther. Au dehors, au loin, rires bruyants,

chocs de verres, cris joyeux.)

 

ACTO PRIMERO

 

(Julio, 178... Casa del magistrado.

A la izquierda, una gran cristalera

y terraza cubierta de follaje

precedida por una escalera. A la

derecha, el jardín. Al fondo, una

pequeña puerta. En primer plano,

una fuente. Cuando se alza el

telón, se ve al magistrado en la

terraza, rodeado por seis niños

a quienes hace cantar. El telón se

levanta mientras se oyen las risas

y las carcajadas de los niños)

 

MAGISTRADO

(refunfuñando)

¡Basta! ¡Basta!

¿Me vais a escuchar esta vez?

¡Empecemos de nuevo!

¡Y sobre todo, no más voces!

 

LOS NIÑOS

(cantando, aún más

alto y desafinando)

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

Jesús va a nacer,

he aquí nuestro divino Maestro...

 

MAGISTRADO

(enfadándose)

¡No! ¡No es así!

¡No! ¡No! ¡No es así!

 

(Severamente)

 

¿Os atrevéis a cantar de esa manera

delante de Charlotte?

¡Os debe oír

a través de la puerta!

 

(Los niños paran, emocionados,

al oír el nombre de Charlotte.

Retoman su canción con seriedad)

 

NIÑOS

¡Navidad! ¡Navidad!

Jesús va a nacer...

¡He aquí nuestro divino Maestro....

Rey y Señor de Israel!

Los fieles ángeles guardianes,

en el firmamento,

despliegan sus alas

y cantan por doquier:

¡Navidad!

 

MAGISTRADO

(con satisfacción)

¡Bien! ¡Bien!

 

MAGISTRADO, NIÑOS

¡Navidad! Jesús va a nacer...

¡He aquí nuestro divino Maestro....

Rey y Señor de Israel!

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

MAGISTRADO

¡Bien!

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

(Johann y Schmidt se han detenido

en la puerta del jardín, tras el seto,

para escuchar al coro de niños.

Entran en escena.)

 

JOHANN

¡Bravo por los niños!

 

SCHMIDT

¡Bravo por la canción!

 

NIÑOS

(acudiendo alegremente)

¡Ah! Señor Schmidt!

¡Señor Johann!

 

(Schmidt y Johann abrazan a los

niños y los felicitan)

 

JOHANN

(al magistrado)

¡Bueno! Ahora que lo pienso....

cantáis a la Navidad

en el mes de julio.

Magistrado, ¡bien que os anticipáis!

 

MAGISTRADO

(que ha bajado, da la mano a

sus amigos)

¡Eso es! ¡Te hace reír, Johann!

Pero nadie es tan artista como tú;

y no es nada fácil

enseñar a cantar...

 

(Con importancia)

 

¡a estos jóvenes cerebros!

 

SCHMIDT

(a Sofía que acaba de entrar)

¡Buenos días, Sofía! ¡Eh! ¡Eh!

¡Charlotte no estará lejos...!

 

SOFÍA

(haciéndole una reverencia)

En efecto, señor Schmidt;

Charlotte y yo nos esforzamos

por cuidar de la familia.

 

JOHANN

(al magistrado)

¡Ah! ¡Qué tiempo tan bueno!

¿Vienes?

 

MAGISTRADO

(A Johann)

Dentro de un momento.

 

SOFÍA

(a Johann)

Mi hermana se está vistiendo

para el baile...

 

MAGISTRADO

(Volviéndose, a Schmidt)

Para el baile de amigos y familiares

que se celebra en Wetzlar.

Vienen a buscar a Charlotte.

 

SCHMIDT

¡Así que era eso!

Kaffel se ha puesto levita ,

Steiner monta el caballo

del cervecero;

Hoffmann va en su calesa

y Gouiden en su berlina...

En fin..., ¡el señor Werther

me ha parecido menos soñador!

 

MAGISTRADO

(A sus dos amigos)

¡Bien preparado es ese joven!

 

JOHANN

Sí, pero nada fuerte en cocina...

 

MAGISTRADO

(Insistente)

Es instruido... muy distinguido...

 

SCHMIDT

(Vivamente)

Un poco melancólico...

 

JOHANN

Sí; es cierto, nunca esta contento.

 

MAGISTRADO

(Perseverante)

El príncipe le ha prometido, se dice,

¡una embajada!

Lo estima y lo quiere bien...

 

JOHANN

(Con menosprecio)

¡Un diplomático! ¡Bah!

¡Eso no vale de nada en la mesa!...

 

SCHMIDT

(Igualmente)

¡No bebe ni una sola copa de vino!

 

JOHANN

(al magistrado, tendiéndole la mano)

Hasta pronto... en la Uva de Oro

 

SCHMIDT

(Igualmente)

Sí; nos debes la revancha.

 

MAGISTRADO

(Exclamativo)

¿Todavía?

 

JOHANN

(Volviendo sobre sus pasos)

Además es el día

de los cangrejos de río...

grandes como antebrazos...

Gretchen nos lo ha prometido

 

MAGISTRADO

¡Oh, vaya par de glotones!

 

(Cediendo un poco)

 

¿No esperáis, entonces, a Charlotte,

amigos míos?

 

SCHMIDT

(A Johann)

La veremos esta noche.

Daremos una vuelta por la muralla.

 

MAGISTRADO

(Sonriente, a Johann)

¿Para abrirte el apetito?

 

JOHANN

(Un poco gruñón, a Schmidt)

Siempre exagera...

¡Vamos, venga, que es tarde!

 

SCHMIDT

(Volviéndose al magistrado)

A propósito, ¿cuándo regresa Alberto?

 

MAGISTRADO

Lo ignoro.

Ya no hemos vuelto a hablar aunque,

me ha escrito que sus negocios

van mejorando.

 

SCHMIDT

¡Perfecto!

Alberto es un gran chico, y fiel;

sería un buen marido

para tu Charlotte

y nosotros, los viejos,

¡bailaríamos hasta perder el aliento

en esa boda!

¡Eh! ¡Buenas tardes, niños!

 

JOHANN

(Alegremente)

¡Buenas tardes, niños!

 

SCHMIDT

(Al magistrado, mas bajo)

¡Hasta luego!

 

JOHANN

(Igualmente)

¡Hasta más tarde!

 

MAGISTRADO

¡Sí, buenas tardes! ¡Buenas tardes!

 

SOFÍA, SCHMIDT, JOHANN, NIÑOS

¡Buenas tardes! ¡Buenas tardes!

 

(Los dos hombres se van cogidos

del brazo, cantando una canción)

 

SCHMIDT, JOHANN

(A pleno pulmón)

¡Viva Baco! ¡Siempre viva!

 

MAGISTRADO

(A los niños)

Entrad y recitaremos nuestra canción.

Esta tarde, en la merienda...

nota a nota.

 

(Ha subido la escalera y

entrado en la casa)

 

¡Sofía,

ve a ver qué hace Charlotte!

 

(Sofía sale. El magistrado se sienta

en el sillón de piel; los niños más

pequeños se acurrucan bajo sus

rodillas y escuchan la lección que él

les da. La cristalera está entornada.

Werther, acompañado por un joven

campesino, avanza hacia el patio y

observa, con atención, la casa)

 

WERTHER

(Al campesino)

Entonces, ¿es ésa de ahí,

la casa del magistrado?

 

(Despidiendo a su guía)

 

¡Gracias!

 

(Solo, Werther entra en el patio

y se detiene ante la fuente)

 

Ya no sé si estoy

despierto o soñando:

todo esto me parece un paraíso;

el bosque suspira como un arpa,

todo un nuevo mundo se muestra

ante mis deslumbrados ojos.

¡Oh, naturaleza, llena de gracia,

reina del tiempo y del espacio,

dígnate a acoger a éste que pasa

y te saluda, humilde mortal!

¡Misterioso silencio! ¡Solemne calma!

¡Todo me atrae y me complace!

Este muro, y este rincón sombrío,

esta fuente límpida

y el frescor de esta sombra...

No hay seto, ni zarzal donde

no despunte una flor...

me estremezco.

¡Oh, Naturaleza!

Madre eternamente joven y adorable

¡embriágame de tus olores! Y tú, sol,

¡ven a inundarme con tus rayos!

 

(Voces de los niños, desde la casa,

repitiendo la canción de Navidad.)

 

NIÑOS

¡Navidad! Jesús va a nacer...

¡He aquí nuestro divino maestro....

Rey y Señor de Israel!

 

WERTHER

(escuchando)

¡Dulces niños...!

 

NIÑOS

Los fieles ángeles guardianes,

en el firmamento,

despliegan sus alas

y cantan por doquier:

¡Navidad!

 

WERTHER

(Para sí)

¡Nada hay mejor que los niños!

¡Queridos niños!

Así como nuestras vidas son amargas,

las suyas están llenas de alegría;

¡sus corazones, plenos de luz!

¡Ah! ¡Cuán mejores son que yo!

 

(Werther va hacia la fuente y se

sienta sobre ella. Entra Charlotte.

Los niños, abandonan al magistrado

y revolotean a su alrededor)

 

NIÑOS

¡Charlotte! ¡Charlotte!

 

CHARLOTTE

(Al Magistrado)

Y bien, padre,

¿estas contento de ellos?

 

MAGISTRADO

Contento, sí...

¡es maravilloso!

 

NIÑOS

(Rodeando a Charlotte)

¡Sí! Padre esta muy contento,

¡muy contento!

 

MAGISTRADO

(Abrazando a su hija y

admirando su compostura)

¡Qué guapa estás, pequeña!

 

NIÑOS

¡Oh! ¡Es verdad!

 

MAGISTRADO

(Tomando las manos de Charlotte)

¡Ven señorita!

¡Que todos te vean...!

¡Nuestros amigos se pondrán celosos!

 

CHARLOTTE

(Sonriente)

Nuestros amigos

llegan tarde a la cita.

¡Seguro que sí!

Voy a aprovechar este momento

para dar la cena a los niños.

 

(Va a la cocina y coge un enorme pan

que va partiendo en rebanadas y lo

da a los niños. Se oyen, a lo lejos, el

tintineo de un arnés de caballo y el

crujir de una calesa.)

 

MAGISTRADO

¡Espera!

¡Estoy oyendo la calesa!

 

(Los niños rodean a Charlotte y

le tienden sus manitas. Werther,

que se ha acercado, se detiene a

contemplar la escena sin ser visto.

A medida que los niños cogen su cena

van desapareciendo del escenario)

 

NIÑOS

¡Gracias, gracias, hermana!

 

MAGISTRADO

(Viendo a Werther y

yendo a su encuentro)

¡Ah! ¡Señor Werther!

Venid a visitar mi humilde morada...

mi pequeño reino... del que estoy,

realmente, orgulloso.

 

(Le presenta a Charlotte)

 

Mi hija, que se ha hecho cargo

de la casa y de los niños...

desde el día en que su madre nos dejó.

 

CHARLOTTE

(con sencillez)

Perdóneme, señor,

si le hago esperar,

pero hago las veces de madre,

y los niños exigen

que mi mano les dé

cada día su pan.

 

(Los invitados van llegando. Entran

por el jardín. El magistrado y Sofía

salen a su encuentro)

 

MAGISTRADO

¡Adelante, pues, Brülhmann!

¡Charlotte está lista!

¡Todos os estamos esperando!

 

(Brülhmann y Käthchen caminan del

brazo, mirándose a los ojos y sin

prestar atención al magistrado, que

les va siguiendo, divertido)

 

BRÜLHMANN

(Con un suspiro de éxtasis)

¡Klopstock!

 

KÄTHCHEN

(Encantada)

¡Divino Klopstock!

 

MAGISTRADO

(Riendo, a Brühlmann)

¡Charlatanes!

¡Diréis el resto en la fiesta...!

¡Un discurso tan largo

os haría llegar tarde!

 

(Werther se ha quedado en silencio y

desconcertado mirando a Charlotte.

Cuando la joven se vuelve hacia el

espejo para ponerse su echarpe, él

coge a un niño y lo abraza. El niño

se asusta de ese arrebato de ternura)

 

CHARLOTTE

(Al niño que Werther a abrazado)

¡Abraza a tu primo!

 

WERTHER

(Se inclina hacia atrás, sorprendido)

¿Primo?

¿Soy digno de tal nombre?

 

CHARLOTTE

(Bromeando)

En efecto, primo:

es un gran honor.

Aunque... tenemos tantos

que sería enojoso

que fuera usted el peor de todos...

 

(Werther se va mirando a Charlotte)

 

(A Sofía, con autoridad, aunque no

severa, señalándole a los niños)

 

Tú me remplazarás, Sofía...

Ya sabes, te los confío...

 

(A los niños)

 

¿Os portaréis bien?

 

SOFÍA

¡Sí; aunque les gustaría más

que estuvieras tú!

 

WERTHER

(Con éxtasis, mientras

Charlotte besa a los niños)

¡Oh espectáculo de amor e inocencia,

que encanta

a mis ojos y a mi corazón!

¡El deseo de pasar

toda mi vida en paz,

acariciado con sus miradas y voces!

 

(La mayor parte de los invitados se

ha ido ya; permanecen, aún,

Brülhmann y Käthchen, absortos,

silenciosos, junto a la fuente.

Charlotte está preparada. Werther

va a su encuentro. Sofía y los niños,

en la terraza, soplan besitos a su

hermana mayor.)

 

MAGISTRADO

(Saludando a Werther)

¡Señor Werther!...

 

CHARLOTTE

¡Adiós, padre!

 

MAGISTRADO

(a Charlotte)

¡Adiós, querida!...

 

(Salen Charlotte y Werther. Käthchen

y Brülhmann se van los últimos,

sin haber dicho una palabra. El

Magistrado les mira, sonriente)

 

MAGISTRADO

(soriendo)

¡Esos dos! ¡No necesitan nada!

¡Klopstock! ¡Divino Klopstock!

¡Éxtasis magnético!

¡Eso sí que no tiene réplica!

 

(Sofía ha hecho entrar a los niños

en la casa.)

 

¡Viva Baco! ¡Viva por siempre!

 

(Todos tararean la canción cantada

por Schmidt. El Magistrado va a

buscar su larga pipa de porcelana,

se instala en su sillón y con gesto

un poco apurado, sigue canturreando

mientras se dispone a fumar. Sofía

lo mira, le sonríe y después va al

rincón coge el sombrero de su

padre, y su bastón y gentilmente,

se los da)

 

SOFÍA

¿Quién prometió ir al Racimo de Oro?

 

MAGISTRADO

(Con un tono embarazoso)

¿Quién? ¿Yo? ¿Y dejarte sola...?

 

SOFÍA

¿Y qué?...

 

MAGISTRADO

(Canturreando entre dientes)

La, la, la ...

¡No!

 

SOFÍA

(Con gravedad)

¡Debes ir! Schmidt y Johann

deben de estar esperándote ya.

 

MAGISTRADO

(Dejándose convencer y cogiendo

el sombrero y el bastón de las manos

de Sofía)

Bueno, será sólo un momento...

 

(Se prepara y se vuelve a Sofía)

 

¡Promesa obliga!

 

(Sofía acompaña al magistrado y

cierra la puerta de la calle cuando

él se va. Cae la noche. Aparece

Alberto que viene del jardín con un

abrigo sobre el brazo; ha entrado

despacio y observa la casa, se

acerca y ve a Sofía que desciende)

 

ALBERTO

¡Sofía!

 

SOFÍA

(reconociendo a Alberto)

¡Alberto! ¿Tú de vuelta?

 

ALBERTO

Sí, sí, hermanita... ¡Hola!

 

(La abraza)

 

SOFÍA

¡Qué contenta se pondrá

Charlotte de verte otra vez!

 

ALBERTO

¿Está aquí?

 

SOFÍA

No; esta noche, no.

¡Ella que jamás se ausenta!

 

(Con mayor énfasis)

 

¿Por qué no has avisado?

 

ALBERTO

(Con simpleza)

He querido sorprenderos...

Háblame de ella, por lo menos.

Deseo saber si todavía me recuerda

¡después de seis meses de ausencia!

 

SOFÍA

(Con simplicidad y ternura)

En casa, pensamos en los ausentes.

Además... ¿no te habías prometido ya?

 

ALBERTO

(Alegre)

¡Oh, querida niña!

¿Qué ha pasado por aquí?

 

SOFÍA

¡Nada!

Nos ocupamos de vuestra boda...

 

ALBERTO

¡De nuestra boda!

 

SOFÍA

Habrá baile, ¿verdad?

 

ALBERTO

¡Mucho! ¡Y mucho más!

 

(Cálidamente)

 

Si; quiero que allí

haya alegría para todos...

¡Tengo tanta aquí, en mi corazón...!

 

(Lleva a Sofía cerca de la escalera)

 

Ven, entra...

Temo que alguien te llame

y se entere de que he vuelto.

No digas nada; estaré junto a ella

al amanecer.

 

SOFÍA

(Entrando)

¡Hasta mañana, cuñado!

 

(Cierra la puerta de cristal)

 

ALBERTO

(Solo)

¡Me ama!

¡Piensa en mí!

¡La plegaria de gratitud y de amor

me llega del corazón a la garganta!

¡Oh! El momento del regreso a casa

¡cómo nos emociona y nos alegra!

¡Qué encanto tan penetrante

tiene todo!

¡Ah! Quisiera que, al entrar,

Charlotte dijera la frase que le dejé:

¡Con toda mi esperanza

y con todo mi amor!

 

(Sale. La noche ha caído. La luna

ilumina la casa. Charlotte y Werther

aparecen por la puerta del jardín.

Caminan despacio, tomados del

brazo se detienen en la escalinata

donde quedan en silencio)

 

CHARLOTTE

(Simplemente)

Debemos separarnos.

Aquí está nuestra casa:

Es la hora de dormir.

 

WERTHER

(Con énfasis)

¡Ah! Siempre que vea

esos ojos tan abiertos, esos ojos,

que son mi horizonte;

esos dulces ojos,

mi esperanza y mi única alegría,

¿qué me importa dormir?

Las estrellas y el sol pueden

aparecer y reaparecer en el cielo...

Ignoro si es de día o de noche...

mi ser permanece indiferente a todo...

excepto a vos...

 

CHARLOTTE

(sonriente)

Pero, vos nada sabéis de mí.

 

WERTHER

(Convencido)

Mi alma ha reconocido a vuestra alma,

Charlotte, y he visto ya lo suficiente

para saber qué tipo de mujer sois.

 

CHARLOTTE

(Sonriendo)

¿Me conocéis?

 

WERTHER

(grave y tierno)

¡Sois la mejor y la más

bella de las criaturas!

 

CHARLOTTE

(confusa)

¡No!

 

WERTHER

¿Es necesario que pregunte a aquellos

a quienes llamáis vuestros niños?

 

CHARLOTTE

(pensativa y acercándose a Werther)

¡Eso es!

¡Sí, mis niños! ¡Decís bien!

La imagen de mi madre está presente

en todas partes.

Y en mí creo ver la sonrisa

de su rostro cuando me ocupo

de sus hijos.... de mis hijos.

Desearía que ella volviera a esta casa

y viera al menos,

por unos momentos,

si estoy manteniendo la promesa

que le hice en sus últimos momentos

 

(muy cariñosamente)

 

Querida, querida mamá,

¿es que no puedes vernos?

 

WERTHER

¡Oh, Charlotte! ¡Ángel Guardián!

¡La bendición del cielo sea contigo!

 

CHARLOTTE

¡Si la hubierais conocido!

¡Qué desgracia ver partir

a quien más se ama!

¡Qué tiernos recuerdos!

¿Por qué todo es perecedero?

Los niños lo sienten

tan vivamente...

preguntan inconsolables,

a menudo,

¿por qué los fantasmas

se han llevado a su mamá?

 

WERTHER

¡Sueño! ¡Éxtasis! ¡Felicidad!

Daría mi vida por mirar esos ojos,

ese encantador rostro,

esa adorable boca,

sin que nadie más que yo

los contemplase extasiado.

¡La celeste sonrisa! ¡Oh, Charlotte!

¡Os amo y os admiro!

 

CHARLOTTE

(Volviendo en sí; sube rápidamente

la escalinata)

¡Estamos locos! ¡Entremos en casa!

 

WERTHER

(con voz alterada y reteniéndola)

Pero, ¿volveremos a vernos...?

 

(Voz del magistrado)

 

MAGISTRADO

¡Charlotte! ¡Charlotte!

¡Alberto ha vuelto!

 

(sube la escalera de la terraza

y entra en la casa)

 

CHARLOTTE

(débilmente)

¡Alberto!

 

WERTHER

(Preguntando a Charlotte)

¿Alberto?

 

CHARLOTTE

(a media voz y con tristeza)

Sí; él es a quien mi madre me hizo

jurar que aceptaría como esposo.

 

(en voz baja y como acusándose)

 

Dios es testigo de que,

por un instante, junto a vos...

¡había olvidado el juramento!

 

(Werther se cubre la cara con las

manos como si sollozase)

 

WERTHER

¡A ese juramento, permaneced fiel!

¡Y yo moriré, Charlotte!

 

(Charlotte, que había subido unos

peldaños de la escalera, se vuelve

una última vez, antes de entrar en su

casa. Una vez a solas, Werther grita)

 

¡Otro, su esposo...!

 

ACTO SEGUNDO

 

Los Tilos.

En Wetzlar

 

(Septiembre, del mismo año)

 

(La plaza. Al fondo, la iglesia. A

la izquierda, el presbiterio. A la

derecha, la taberna, rodeada de

lúpulos. Delante del templo, los tilos

tallados que dejan ver la puerta. Un

banco entre ellos, junto a la entrada

del presbiterio. Schmidt y Johann

están sentados en una mesa, frente a

la taberna. Hace buen tiempo. Es el

mediodía del domingo)

 

JOHANN, SCHMIDT

(juntos, cerveza en mano)

¡Viva Baco! ¡Viva!

¡Es domingo! ¡Viva Baco!

 

(Un camarero sale de la taberna

y sirve de nuevo bebida a los amigos)

 

JOHANN

¡Ah! ¡Qué precioso día!

¡Este maravilloso sol

que al alma ilumina!

 

SCHMIDT

¡Qué bien se vive...

cuando el aire es tan ligero,

el cielo tan azul y el vino tan claro!

 

JOHANN

¡Es domingo!

 

SCHMIDT

¡Es domingo!

 

(se oye el órgano dentro del templo)

 

¡Cantad el oficio,

que suene el órgano!

Hay muchos modos

de bendecir al Señor;

yo lo glorifico exaltando sus dones.

 

JOHANN

(Igual)

Hay muchos modos

de bendecir al Señor;

yo lo glorifico exaltando sus dones.

 

SCHMIDT

¡Gloria a aquél que nos da

un vino y una existencia tan buena!

 

AMBOS

¡Bendigamos al Señor!

¡Bendigamos al Señor!

 

JOHANN

(mirando)

¡Gente! ¡Cuánta gente!

¡Vienen de todas partes!

¡El pastor va a ver bien celebrados

sus cincuenta años de matrimonio!

 

SCHMIDT

Es bueno para un pastor

cincuenta años de matrimonio,

¡Dios lo sostiene!

Pero yo..., ¡yo jamás

hubiera podido soportar tanto!

 

(Aparecen Charlotte y Alberto.

Johann se levanta cuando les ve

y se inclina hacia Schmidt)

 

JOHANN

Sin embargo, yo sé

quiénes difícilmente se asustarían

ante esa clase de felicidad.

 

(les señala)

 

¡Mira! ¡Esos dos por ejemplo!

 

SCHMIDT

(Se levanta)

¡Bien! ¡A su salud

vamos a servirnos otro vino!

 

(Entran en la taberna. Alberto y

Charlotte han llegado bajo los tilos

y se sientan en el banco.)

 

ALBERTO

(con cariño)

¡Tres meses!

¡Tres meses ya desde que nos unimos!

¡Han pasado tan rápidamente...

que parece que siempre

hemos vivido juntos!

 

CHARLOTTE

(dulcemente)

¡Alberto!

 

ALBERTO

¡Si supieras cómo te bendigo!

 

(aún más cariñoso)

 

¿Y yo he hecho de esta jovencita,

tan calmada y sonriente,

una mujer feliz y sin remordimientos?

 

CHARLOTTE

(se levanta y con simpleza)

Cuando una mujer

tiene siempre todo,

y el mejor ejemplo, y corazón...

¿de qué puede arrepentirse?

 

ALBERTO

(conmovido)

¡Qué dulces palabras! Al escucharlas

¡cuán deliciosamente feliz me siento!

 

(Charlotte, acompañada de Alberto,

se dirige al templo; después, Alberto

intercambia unas palabras con las

personas que van al oficio. Werther

ha aparecido y atormentado,

contempla a los esposos.)

 

WERTHER

(Para sí, con dolor)

¡Otro es su esposo!

¡Otro es su esposo!

Dios misericordioso,

si me hubieras permitido

caminar en la vida junto a ese ángel,

mi existencia entera

hubiera sido siempre

una ardiente plegaria...

¡Y, ahora, sin embargo...

temo ser blasfemo!

 

(dolorosamente)

 

¡Es a mí! ¡Es a mí a quien ella podía amar!

¡Hubiera estrechado en mi pecho

a la más divina, a la más bella criatura

que Dios haya podido crear!

¡A mí! ¡A mí, a quien ella podía amar!

¡Cuando el cielo ya se abría,

lo he visto súbitamente, cerrarse!

¡Lo he visto, súbitamente, cerrarse!

¡A mí!

¡A mí, a quien ella podía amar!

¡Ah! ¡Hubiera estrechado en mi pecho

a la más divina, a la más bella criatura

que Dios mismo haya podido crear!

Todo mi cuerpo se hiela y...

 

(Con un acento desgarrador )

 

¡todo mi ser llora!

 

(Werther muy agitado quiere

alejarse, pero se deja caer sobre

el banco. Johann y Schmidt

reaparecen bajo el umbral de la

taberna. Schmidt ofrece su brazo a

Brülhmann, silencioso y deprimido )

 

SCHMIDT

(Entrando, a Brülhmann)

¡Sí! Käthchen volverá, te lo digo yo.

 

JOHANN

(Llevándose a Brühlmann)

A qué hora,

en qué día,

tendrá lugar su regreso,

¡qué importa

si ella va a volver!

 

SCHMIDT

¡Ella volverá!...

 

JOHANN

¡Siete años de noviazgo,

no se pueden olvidar fácilmente!

 

SCHMIDT

(llevándose a Brülhmann)

Apresurémonos, que ya oigo la señal...

¡Si nos perdimos el oficio, al menos,

tendremos el baile!

 

(Salen tropezando. A la salida del

templo, Alberto se dirige hacia

Werther. Le pone la mano en el

hombro y Werther, estremecido,

hace ademán de marcharse.)

 

ALBERTO

(A Werther)

Aunque mi alma esta llena de felicidad,

siento un remordimiento...

 

WERTHER

(sorprendido)

¿Un remordimiento?

 

ALBERTO

(Con franqueza)

Tenéis un corazón fuerte y noble,

pero aquélla que hoy es mi esposa,

apareció en vuestra vida, un día,

y la creísteis aún libre.

Quizá, a su lado,

imaginasteis un bello sueño

que se ha desvanecido para siempre...

Al verla tan bella y tan dulce

reconozco bien el premio

que se me ha concedido

y comprendo que haberla perdido,

ha debido ser muy cruel...

 

(le toma, afectuosamente, la mano)

 

Comprender ese tormento,

significa haber perdonado...

 

WERTHER

Vos lo habéis dicho:

Mi alma es leal y sincera.

 

(Conteniendo su emoción)

 

Si del pasado guardase

un recuerdo amargo,

retirando esta mano de la suya,

estaría lejos de vos,

¡para nunca volver!

Pero, como después de la tempestad

viene la calma,

mi corazón no sufre ya

por un sueño olvidado,

y el que sepa leer en mi pensamiento...

¡no hallará en él sino la sola amistad!

¡Y esa será mi única felicidad

en la tierra!

 

(entra Sofía con un ramo de flores)

 

SOFÍA

(a Alberto, con alegría)

¡Hermano, mira!

¡Mira qué lindo ramo!

¡Las he cogido del jardín del pastor!

 

(a Werther)

 

Y luego, ¡iremos al baile!...

Para el primer minueto,

cuento con vos...

 

(Observando a Werther)

 

¡Oh! ¡Qué expresión de tristeza!

 

(Con sencillez y gentileza)

 

Mas hoy, señor Werther,

todo el mundo es dichoso;

¡Se respira felicidad!

El sol, gozoso, lleno de luz,

brilla en el azul del cielo;

la claridad, tan pura, nos inunda

desde la cabeza hasta el corazón.

¡Todo el mundo es dichoso!

¡Se respira felicidad!

Y los pájaros que surcan los cielos

entre la brisa que suspira,

han vuelto para decirnos

¡que Dios permite nuestra alegría!

¡Todo el mundo es dichoso!

¡Se respira felicidad!

¡Todo el mundo es dichoso!

 

WERTHER

(aparte, más sombrío)

¡Dichoso! ¿podré serlo yo alguna vez?

 

ALBERTO

(a Sofía)

Ve a llevar tu ramo, querida;

luego me reuniré contigo...

 

(Sofía se aleja unos pasos)

 

(A Werther)

 

Werther, todos  hablamos de felicidad...

¡La buscamos... la llamamos...

la imploramos!

 

(Con intención)

 

y quizá se cruza

en nuestro camino,

con una sonrisa en los labios...

con unas flores en las manos...

 

(Werther guarda silencio)

 

SOFÍA

(volviéndose, a Alberto)

¡Ah! ¡Hermano, venid pronto!

 

(a Werther)

 

Ya lo sabeis, señor Werther,

os reservo el primer minueto.

El gozoso sol... etc

 

(entra en la iglesia, cantando)

 

Todo el mundo es dichoso!

¡Se respira felicidad!

¡Todo el mundo es dichoso!

 

(Alberto se ha reunido con Sofía y

desaparece con ella en la iglesia)

 

WERTHER

(Solo)

¿He sido sincero?

El amor que le tengo,

¿no es el más puro y el más sagrado?

En mi corazón...

¿jamás ha habido un culpable deseo?

 

(De forma explosiva)

 

¡Oh! ¡He mentido! ¡Oh, Dios...!

¡Sufrir sin cesar... o mentir siempre!

¡Es demasiada vergüenza

y demasiada debilidad!

¡Debo irme! ¡Quiero irme!

 

(Ha aparecido Charlotte, que se

dirige al presbiterio. Werther la

ha visto y se emociona.)

 

WERTHER

(cambiando de tono, a parte)

¡Partir!... ¡No!

¡No quiero separarme de ella!

 

CHARLOTTE

(que no ha visto a Werther)

¡Qué nueva energía

proporciona el rezo!

 

WERTHER

(desde lejos)

¡Charlotte!

 

CHARLOTTE

(se vuelve)

¿Venís también vos a casa del Pastor?

 

WERTHER

(se acerca, tristemente)

¿Para qué?

¿Para veros siempre junto a otro?

 

(se acerca aún más a Charlotte

que permanece inmóvil)

 

¡Ah! ¡Qué lejos ha quedado ese día,

lleno de íntima dulzura,

en que mi mirada encontró la vuestra,

por primera vez!...

Cuando estuvimos juntos tanto tiempo,

los dos, tan juntos...

sin decir nada...

¡Mientras caía del cielo una luz,

que parecía una sonrisa,

sobre nuestro silencio emocionado!

 

CHARLOTTE

(con frialdad)

¡Alberto me ama y yo soy su esposa!...

 

WERTHER

(apasionado)

¡Alberto os ama!

¡Quién podría no amaros!

 

CHARLOTTE

(con mas dulzura)

¡Werther...!

¿No hay otra mujer en el mundo

digna de vuestro amor

y... libre?

Yo ya no me pertenezco,

¿por qué me amáis, pues?

 

WERTHER

¡Eh! ¡Preguntad a un loco

cómo ha caído en la locura!

 

CHARLOTTE

(resuelta)

¡Bien! Puesto que el destino,

para siempre, nos ha separado...

¡Iros! ¡Partid! ¡Partid!

 

WERTHER

¡Ah! ¿Qué es lo que estoy oyendo?

 

CHARLOTTE

(muy seria)

¡Lo que debéis oír de mí!

 

WERTHER

(violentamente)

Y, ¿quién lo manda, pues?

 

CHARLOTTE

¡El deber!

 

(con más dulzura)

 

La ausencia... a veces,

hace menos amargo el dolor.

 

WERTHER

(Dolorosamente)

¡Ah! Pero...

¡No podrá traerme el olvido!

 

CHARLOTTE

(con mayor dulzura)

¿Por qué el olvido? Al contrario,

pensad en Charlotte,

pensad en su paz,

sed fuerte... sed bueno.

 

WERTHER

(calmándose, poco a poco)

¡Sí...! ¡Mi único deseo

es que vos seáis feliz!

 

(Con unas lágrimas, pero calmado)

 

Pero no puedo veros de nuevo...

es imposible... ¡no!

 

CHARLOTTE

(Con una gran dulzura)

Amigo, yo no soy tan rigurosa...

y no podría desear un exilio eterno...

 

(Dominándose)

 

Vos volveréis... pronto...

¡en Navidad!

 

WERTHER

(Suplicante)

¡Charlotte!

 

CHARLOTTE

(Se va)

¡Hasta la Navidad!

 

(Ella desaparece. Werther desea

llamarla de nuevo, pero se contiene,

descorazonado, abatido y mirando el

camino por el que ella se ha ido)

 

WERTHER

(Resuelto, después de un momento

de profunda desesperación)

Sí; esto que me ordena...

para su tranquilidad,

he de hacerlo...

Y si la fuerza me abandona,

¡seré yo quien alcanzará la paz eterna!

 

(Pensando, febrilmente)

 

¿Por qué temer ante la muerte...

ante nuestra muerte?

¡Se levanta el telón y...

 

(Misterioso)

 

...pasamos a la otra orilla!

Eso es a lo que llamamos morir.

 

(Pensando todavía)

 

¿Ofendemos al cielo

si cesamos de sufrir?

 

Cuando el niño

vuelve de un viaje,

anticipadamente,

no se le mira con resentimiento.

Al solo sonido de sus pisadas,

el padre, dichoso, le da un abrazo.

¡Oh, Dios! Tú, que me has creado,

¿serás menos clemente?...

¡no rechazarás

a tu hijo desafortunado!

Intuyendo tu sonrisa

entre las estrellas,

él llegará hasta Ti...

¡Perdonado de antemano! ¡Padre!

Padre, al que no conozco,

y en quien sin embargo creo,

háblale a mi corazón,

¡Llámame! ¡Llámame!

 

(Sin voz, casi hablado)

 

¡Llámame!

 

(A punto de irse Werther, aparece

Sofía, bajo el umbral del presbiterio)

 

SOFÍA

(Alegremente)

¡Venid, pues! El cortejo se acerca,

y dicho sea sin reproche,

¡sólo a vos esperamos!

 

WERTHER

(Bruscamente)

¡Perdonadme! ¡Me voy!

 

SOFÍA

(Sofocada)

¿Partís?

 

WERTHER

(Molesto)

¡En este mismo momento!...

 

SOFÍA

(Repitiendo, muy conmovida)

¡Ahora mismo!

Pero, sin duda...

¿volveréis... mañana... pronto?

 

WERTHER

(Violentamente y con gran emoción)

¡Nunca! ¡Adiós!

 

(Se va, precipitadamente)

 

SOFÍA

(Muy emocionada, lo llama y corre

tras él hasta la carretera)

¡Señor Werther...!

Ha desaparecido en la curva...

¡Se ha ido!

 

(Rompiendo a llorar, regresa)

 

¡Dios mío!

¡Justo ahora cuando era tan dichosa!

 

(Aparece el cortejo de la boda.

De todas partes, surge la gente)

 

CHARLOTTE

(Viendo a Sofía,  se aproxima

corriendo a ella)

¡Ah! ¡Qué te sucde! ¡Estás llorando!

¡Sofía!

 

SOFÍA

(Cayendo en los brazos de Charlotte)

¡Ah! ¡Hermana!

¡El señor Werther se ha ido!

 

ALBERTO

(Nervioso)

¡Él!

 

SOFÍA

¡Y para siempre!

Me lo acaba de decir...

se ha marchado...¡como un loco!

 

CHARLOTTE

(Aparte)

¡Para siempre!

 

ALBERTO

(Sombrío, observando a Charlotte)

¡Él la ama!

 

(El cortejo del aniversario atraviesa

la plaza. Gritos y aclamaciones.)

 

ACTO TERCERO

 

(24 de diciembre del mismo año, a

las cinco de la tarde. El salón de la

casa de Alberto. A la Izquierda, una

estufa grande en azulejo verde. Al

fondo, el clavicordi, cerca de una

ventana. La puerta de la habitación

de Alberto a la derecha. A la

izquierda, la puerta de la alcoba

de Charlotte.  En primer plano, un

pequeño escritorio, una mesa de

trabajo y un sillón. Hacia la mitad

derecha, en primer plano, un

canapé. Una lámpara encendida,

con pantalla, sobre la mesa)

 

CHARLOTTE

(Sola, sentada en la mesa de trabajo, soñando)

¡Werther! ¡Werther...!

¡Quién me iba a decir el lugar

que ocuparías en mi corazón!

Cuando se marchó, y a pesar mío,

 

(deja caer su labor)

 

mi alma se llenó de él

 

(Se levanta, lentamente, como

atraída hacia el escritorio, que abre)

 

¡Esas cartas!

¡Esas cartas!

¡Las he releído sin cesar!

Con tanto encanto y, a la vez...

¡con tanta tristeza!

Debería destruirlas... ¡y no puedo...!

 

(mira fijamente  la carta

que tiene en la mano y la lee. )

 

"Os escribo

desde mi pequeño cuarto.

Un cielo gris, pesado y torpe,

de diciembre,

pesa sobre mí como un sudario...

¡Estoy sólo, sólo, siempre sólo...!"

 

(Se deja caer sobre la silla)

 

¡Ah! ¡Nadie junto a él...!

¡Ni un sólo gesto de cariño...!

¡Ni de piedad! ¡Dios!

¡Cómo pude tener el triste valor

de ordenarle tal exilio y aislamiento!

 

(Después de un rato, ha cogido

otra carta y la abre. Leyendo)

 

"Gritos alegres de niños

llegan a mi ventana,

¡gritos de niños...!

Y pienso en aquellos dulces días

en que vuestros pequeños jugaban

a nuestro alrededor.

¿Quizás me habrán olvidado?

 

(Se interrumpe, con entonación)

 

¡No, Werther, en su recuerdo,

vuestra imagen sigue viva!

Y cuando volváis...

Pero, ¿tendría que volver?

 

(Se levanta, temerosa)

 

¡Ah, su última carta me espanta!

 

(Leyendo)

 

"Me dijiste: ¡Hasta Navidad!

Y yo grité: ¡Nunca!

Pronto sabremos

quién de nosotros decía la verdad...

pero si yo no aparezco ante ti

el día fijado, no me acuses...

¡llórame!

 

(Repitiendo espantada, temiendo comprender)

 

No me acuses, ¡llórame!

 

(Reanudando la lectura)

 

Si con esos ojos llenos de encanto,

estas líneas lees,

las empaparás de lágrimas

¡Oh, Charlotte! ¡Te estremecerás!

 

(Repitiendo sin leer)

 

¡Te estremecerás!

¡Te estremecerás!"

 

(entra sonriente Sofía, llevando en

sus brazos los juguetes para la fiesta

de la noche. Sorprendida, Charlotte

esconde, precipitadamente, las

cartas que habla tenido en la mano)

 

SOFÍA

¡Hola, hermana!

¡Vengo con novedades!

 

(Sofía avanza alegremente y deja los objetos

sobre el mueble. En tono de duro reproche)

 

Alberto está ausente,

a ti no te vemos,

¡Y nuestro padre

está muy disgustado!

 

CHARLOTTE

(Aún preocupada)

¡Niña...!

 

SOFÍA

(la coge por la cintura)

Pero... ¿estás sufriendo?

 

CHARLOTTE

(Soltándose de los brazos de Sofía)

¿Por qué ese pensamiento?

 

SOFÍA

(Sujetándole la mano)

Sí; tu mano está helada

 

(Mirándole a los ojos)

 

y tus ojos, rojos... ¡Bien se ve!

 

CHARLOTTE

(Apartándose, sonrojada)

¡No! ¡No es nada!

A veces, me siento un poco triste,

aislada...

Mas si de una vaga emoción,

mi alma se ha turbado,

 

(En tono alegre pero forzado)

 

enseguida me he repuesto,

ves, ya sonrío...

 

SOFÍA

(Cariñosa)

¡Lo que te hace falta es reír,

reír de nuevo,

como en oto tiempo!

 

CHARLOTTE

(Para sí, con intención)

¡En otro tiempo!

 

SOFÍA

(Con alegría)

¡La risa es bendita, alegre, sonora!

Tiene alas: es como un ave

¡Es un ave de la mañana!

¡Es la claridad del corazón que

se escapa, se irradia!

¡Ah! ¡La risa es bendita....

 

(Lleva a Charlotte al sillón y se

desliza a sus rodillas)

 

¡Escucha!

Ya soy mayor para saber

las razones de muchas cosas.

¡Sí! Todas las caras aquí

se han ensombrecido...

 

(Indecisa)

 

...desde que ¡Werther se fue!

 

(Charlotte se estremece)

 

Pero ¿por qué dejarnos sin noticias

 

(Bajando los ojos)

 

a aquellos que le son fieles?

 

CHARLOTTE

(Se libera de los brazos de

Sofía, se levanta. Para sí.)

Todo... hasta esta niña,

¡todo me habla de él!

 

SOFÍA

(Volviendo a Charlotte)

¡Lágrimas! ¡Perdóname, te lo ruego!

Sí; he hecho mal en hablar de todo eso...

 

CHARLOTTE

(Sin poderse contener más)

¡Vete! ¡Deja correr mis lágrimas!

 

(Afectuosamente)

 

¡Son buenas, cariño!

 

Las lágrimas que no desahogamos

nos caen todas dentro del corazón,

y sus pacientes gotas,

martillean el alma triste y cansada.

La resistencia al final se agota,

el corazón se vacía y se debilita:

es muy grande, nada lo llena...

Es muy frágil.

¡Todo puede romperlo!

¡Todo le hiere!

 

SOFÍA

(Asustada)

Charlotte, créeme,

no te quedes aquí...

Ven a nuestra casa...

sabremos hacerte olvidar

tu inquietud.

 

(Cambiando de tono, con alegría)

 

¡Padre ha hecho aprender a tus niños

unos villancicos magnificos

para Navidad!...

 

(Va a recoger los juguetes que

había dejado al entrar.)

 

CHARLOTTE

(Aparte, consternada)

¡Navidad! ¡Ah! ¡Esa carta!

 

(Repitiendo, en un tono sombrío)

 

"Si tú no me ves aparecer

en el día fijado, ante ti,

no me lo reproches;

¡Llórame! ¡Llórame!

 

SOFÍA

(Volviendo hacia Charlotte)

¡De acuerdo! ¿Te vienes?

 

CHARLOTTE

(Sin convicción)

Sí; quizá...

 

SOFÍA

(Con impaciencia, pero con afecto)

¡No! ¡No! ¡Seguro!

 

CHARLOTTE

(Ensayando una sonrisa)

De verdad...

 

SOFÍA

(Insistiendo)

¿De verdad?

 

CHARLOTTE

(Tranquilizándola)

Sí, ¡iré! Te lo prometo, pequeña...

 

SOFÍA

(Cariñosa)

¿Vendrás?

 

CHARLOTTE

Sí, iré...

 

SOFÍA

(Se va poco a poco mirando a su hermana

con ternura, pero Charlotte, de repente la

llama conun gesto y la abraza con cariño)

¿Vendrás?

 

CHARLOTTE

(impulsivamente)

¡Ah! ¡Ven!

¡Ven, para que te dé un abrazo!

 

(Sofía se va. Charlotte sola, se

vuelve lentamente hacia la mesa

y dice de manera espontánea:)

 

¡Ah! ¡Mi valor me abandona!

¡Señor! ¡Señor!

 

(Impulsivamente y suplicando)

 

¡Señor! ¡Dios! He seguido tu ley,

He cumplido y cumpliré

siempre con mi deber.

Sólo en Ti espero,

pero dura es la prueba y

muy débil mi corazón.

¡Señor Dios! Tú que lees mi corazón,

¡míralo herido!

¡Todo le hiere y le asusta!

¡Ten piedad de mí!

¡Sosténme en mi debilidad!

¡Buen Dios! ¡Ven en mi auxilio!

¡Escucha mi ruego, mi plegaria!

¡Oh, Dios de bondad!

¡Sólo en Ti espero! ¡Señor Dios!

 

(Se abre la puerta del fondo y aparece Werther)

 

(Con viveza)

 

¡Cielos! ¡Werther!

 

(Werther está en la puerta, pálido,

desfallecido, apoyándose en la pared)

 

WERTHER

(Con una voz entrecortada y casi sin

mirar a Charlotte; dolorosamente)

Sí; soy yo ¡he vuelto!

Y aún lejos de vos...

no he dejado de pasar una hora,

un solo instante sin decirme que,

moriría antes que volver a veros.

Por fin ha llegado el día que habíais

fijado para la vuelta... he venido...

En la puerta, quería huir...

¡Pero qué importa ahora todo eso!

¡Estoy aquí!

 

CHARLOTTE

(Conmovida, intentando

contenerse y parecer indiferente)

¿Por qué esas amargar palabras?

¿Por qué no volver, cuando aquí

todos os esperaban?... mi padre...

los niños...

 

WERTHER

(Acercándose, con curiosidad)

¿Y vos? ¿También vos?

 

CHARLOTTE

(Evitando las palabras que siente

venir a los labios de Werther)

¡Ved! ¡La casa está

tal como vos la dejasteis!

Al verla otra vez,

 

(Con ternura)

 

¿no os parece que también ella

os ha recordado?

 

WERTHER

(Echando una mirada a su alrededor)

¡Sí! Aquí, nada ha cambiado...

 

(Con tristeza)

 

¡Excepto los corazones!

Todo está todavía en su sitio.

 

CHARLOTTE

(Tierna y simplemente)

Todo está todavía en su sitio

 

WERTHER

(caminando por la habitación)

Ahí está el clavecín

que cantaba mi felicidad

o temblaba con mis penas,

cuando vuestra voz

acompañaba a la mía.

 

CHARLOTTE

(Acercándose a la mesa)

Mientras vuestra voz acompañaba a la mía...

 

WERTHER

(yendo hacia la mesa)

Esos libros sobre los que, a menudo,

se inclinaban nuestras cabezas, tan juntas.

 

(va hacia el escritorio en el que

está la caja con las pistolas)

 

Y las armas...

un día las acariciaron mis manos.

 

(con una voz sorda)

 

¡Ya entonces estaba impaciente

del largo descanso al que aspiro!

 

CHARLOTTE

(sin haber visto ese último

movimiento, ha vuelto hacia el

clavicordio sobre el que ha cogido

un manuscrito. Volviendo a Werther)

Y aquí los versos de Ossian

que habíais comenzado a traducir...

 

WERTHER

(coge el manuscrito)

¡Traducir! ¡Ah!

¡A menudo dejé volar mis sueños

sobre las alas de estos versos!...

¡Y eras tú, querido poeta,

mi verdadero intérprete!

 

(con sentimiento)

 

¡Toda mi alma está ahí!

 

(Lee)

 

"¿Por qué me despiertas,

oh viento de primavera?

¿Por qué me despiertas?

En mi frente, siento tu caricia....

y ¡muy pronto llegará el tiempo

de las tormentas y tristezas!

 

(Con desesperación)

 

¿Por qué me despiertas,

oh viento de primavera?

 

Mañana en el valle

vendrá el viajero,

recordando mi primera gloria.

Y sus ojos en vano,

buscarán mi esplendor:

¡no encontraran sino luto y miseria!

¿Por qué me despiertas,

oh viento de primavera?"

 

CHARLOTTE

(muy turbada)

¡No sigáis!

Esa desesperanza... ese luto...

se diría que ... me parece...

 

WERTHER

¡Cielos! ¿Lo he entendido?

En esa voz temblorosa

en esos ojos llenos de lágrimas,

¿no es la confesión que buscaba?

 

CHARLOTTE

(Estremecida)

¡Ah! ¡Callad!

 

WERTHER

(Acercándose a Charlotte)

De qué sirve seguir engañándonos...

 

CHARLOTTE

(Suplicante)

¡Os lo imploro!

 

WERTHER

(Ardientemente)

¡Ambos mentimos

al decir haber vencido

al inmortal amor que palpita

en nuestros corazones!

 

CHARLOTTE

¡Werther!

 

WERTHER

(Exaltado)

¡Ah! Ese primer beso,

mi sueño y mi ansiedad.

Dicha tan esperada,

que hoy entreveo,

arde en mis labios

aún insatisfechos

ese beso... ¡ese beso que

por primera vez pido!

 

CHARLOTTE

(cae desfallecida, sobre el canapé)

¡Ah! ¡Mi razón se extravía!...

 

WERTHER

(Arrojándose a sus pies)

¡Tú me amas! ¡Me amas!

 

CHARLOTTE

(Rechazándolo)

¡No!...Todo lo que nos separa,

¿puede olvidarse?

 

WERTHER

(insistiendo)

¡Tú me amas!

 

CHARLOTTE

(Defendiéndose)

¡Piedad!

 

WERTHER

¡Ya no hay remordimientos!

 

CHARLOTTE

¡No!

 

WERTHER

¡No más tormentos!

 

CHARLOTTE

¡Ah! ¡Piedad!

 

WERTHER

Más allá de nosotros, nada existe

y todo lo demás nada vale.

 

CHARLOTTE

¡Señor! ¡Protégeme!

 

WERTHER

Pero, sólo el amor es verdadero;

¡es palabra divina!

 

CHARLOTTE

(Loca de amor)

¡Protégeme, Señor!

 

WERTHER

Ven, ¡yo te amo!

No más remordimientos,

sólo el amor es verdadero,

¡es la palabra, palabra divina!

 

CHARLOTTE

¡Defendedme de mí misma!

¡Protégeme, Señor! ¡De él, de mí!

 

WERTHER

¡Te amo!

 

CHARLOTTE

¡Piedad!

 

WERTHER

¡Te amo!

 

CHARLOTTE

(en los brazos de Werther)

¡Ah!

 

(recomponiéndose, enloquecida)

 

¡Ah, yo, yo en sus brazos!

 

WERTHER

(Vuelto en sí, suplicando a Charlotte)

¡Perdón!

 

CHARLOTTE

(decidida)

¡No!

¡No me veréis más...!

 

WERTHER

¡Charlotte!

 

CHARLOTTE

(con un tono de amargo reproche)

¡Es de vos de quien huyo,

con el alma desesperada!

¡Adiós! ¡Adiós! ¡Por última vez!

 

(se va y tras de sí cierra la

puerta de su habitación. Werther

se precipita sobre sus pasos)

 

WERTHER

(aterrado)

¡No, es imposible!

¡Escúchame! Mi voz te llama...

Vuelve... ¡Me serás sagrada!

¡Vuelve! ¡Vuelve!

¡Nada! ¡Ni una palabra! ¡Se calla...!

¡Sea! ¡Adiós, pues!

¡Charlotte ha dictado mi sentencia!

 

(se dirige hacia la puerta del fondo)

 

¡Ponte de luto, oh Naturaleza...!

¡Tu hijo bien amado,

tu amante hijo va a morir

llevándose con él la tortura eterna!

¡Que se abra mi tumba!

 

(Sale)

 

ALBERTO

(entra, preocupado y sombrío)

Werther ha vuelto...

 

(Dejando el abrigo sobre el mueble)

 

lo han visto llegar.

 

(Cambiando de tono, confuso)

 

¿Hay alguien aquí?

La puerta de la calle abierta...

¿Qué es lo que ocurre?

 

(Mira un momento por la

ventana, y ve alejarse a alguien.

Después se dirige hacia la

habitación de Charlotte, llamándola)

 

¡Charlotte!

 

(Más alto con insistencia)

 

¡Charlotte!

 

CHARLOTTE

(ve a su marido)

¡Ah!

 

ALBERTO

(En un tono brusco)

¿Qué tienes?

 

CHARLOTTE

(cada vez mas turbada)

¡Nada!

 

ALBERTO

(Insistiendo)

Pareces aturdida... turbada...

 

CHARLOTTE

(Buscando en vano reponerse)

¡Sí! La sorpresa...

 

ALBERTO

(casi violento)

¿Quién ha estado aquí?

 

CHARLOTTE

(balbuceando)

¿Aquí...?

 

ALBERTO

(Sombrío)

¡Responded!

 

(entra un criado, que trae una carta.

Alberto se da cuenta de su presencia

y se vuelve hacia él bruscamente)

 

¿Un mensaje?

 

(reconoce la caligrafía y observa

a Charlotte, fijamente)

 

¡De Werther!...

 

CHARLOTTE

(No pudiendo evitar dar un grito)

¡Dios mío!

 

ALBERTO

(Con gravedad, lee sin perder de

vista a Charlotte)

"Salgo para un largo viaje...

¿Me prestaríais vuestras pistolas?"

 

CHARLOTTE

(para sí, sintiéndose desfallecer)

¡Se marcha!

 

ALBERTO

(continúa)

"Dios os guarde a ambos."

 

CHARLOTTE

(aparte, aterrorizada)

¡Ah! ¡El horrible presagio!

 

ALBERTO

(a Charlotte, con frialdad)

¡Dáselas!

 

CHARLOTTE

(retrocediendo, espantada)

¿Quién? ¿Yo?

 

ALBERTO

(Indiferente y mirándola fijamente)

¡Sí, tú!...

 

CHARLOTTE

(como fascinada por la mirada de su marido,

va maquinalmente hacia el escritorio donde

está la caja con las pistolas. Para sí)

¡Qué mirada!

 

(Alberto va hacia la habitación y

antes de entrar mira de nuevo a

Charlotte que, apoyándose con

dificultad, da al criado las armas. El

criado sale. Alberto aplasta la carta

que tenía en las manos y la arroja

a lo lejos con un gesto de cólera

entrando. Una vez sola, Charlotte se

da cuenta de la situación y coge su

capa que está sobre un sillón.)

 

CHARLOTTE

(Con fuerza)

¡Dios mío! ¡No quieras que llegue tarde!

 

(sale, desesperada)

 

ACTO CUARTO

 

Escena Primera

 

(La noche de Navidad. Se ve la villa

de Wetzlar a vista de pájaro. La

luna ilumina los tejados cubiertos

de nieve. Algunas ventanas se van

percibiendo poco a poco. Nieva. La

música continúa hasta el cambio de

decorado.)

 

Escena Segunda

 

(El despacho de Werther. Un

candelabro de tres brazos ilumina

apenas la mesa cargada de libros

y de papeles. Al fondo, una amplia

ventana abierta a través de la cual

se ve la plaza de la villa y las casas

cubiertas de nieve. Al fondo a la

derecha una puerta. La claridad de

la luna penetra en la pieza. Solo en

primer plano Werther mortalmente

herido tendido sobre el suelo cerca

de la mesa. La puerta se abre

bruscamente y entra Charlotte. Se

detiene y se apoya contra

el quicio de la puerta, como si el

corazón se le parara bruscamente)

 

CHARLOTTE

(Llama, angustiada)

¡Werther...! ¡Werther...!

 

(avanza, ansiosa)

 

¡Nadie..!

 

(Pasando detrás de la mesa, busca y

descubre el cuerpo inanimado de Werther.

Se arroja sobre él, dando un grito de espanto.)

 

¡Dios mío! ¡Ah! ¡Sangre!

 

(Se arrodilla y lo toma en sus brazos)

 

¡No!

 

(Con voz sofocada)

 

¡No! ¡Es imposible! ¡Werther!

¡No puedes estar muerto! ¡Werther!

¡Ah! ¡Vuelve en ti!

¡Contesta! ¡Contesta! ¡Es horrible!

 

WERTHER

(abre los ojos,)

¿Quién habla?

 

(reconociendo a Charlotte)

 

Charlotte... ¡Ah! ¡Eres tú!

 

(Sin voz)

 

¡Perdóname!

 

CHARLOTTE

Que te perdone cuando

soy yo quien te ha matado,

cuando la sangre

que derrama tu herida

soy yo quien la ha producido...

 

WERTHER

(incorporándose un poco)

¡No!

¡Tú solo has hecho lo justo y bueno!

 

(Con un esfuerzo agotador )

 

¡Mi alma

te bendice por esta muerte

que preserva tu inocencia

y me evita el remordimiento!

 

CHARLOTTE

(enloquecida va hacia la puerta)

¡Necesitas ayuda! ¡Auxilio! ¡Ah!

 

(Werther la retiene)

 

WERTHER

(se incorpora sobre una rodilla)

¡No! ¡No llames a nadie...!

¡Todo auxilio es vano!

Sólo, dame tu mano...

 

(se apoya en Charlotte y se incorpora sonriente)

 

¡Ves!

¡No necesito otra ayuda que la tuya!...

 

(se sienta con la frente sujeta por la mano

de Charlotte y con una voz muy dulce:)

 

¡Ves! No hace falta que venga nadie

a separarnos, otra vez...

Así estamos bien.

 

(toma su mano)

 

En esta hora suprema,

soy dichoso...

¡Muero diciéndote que te adoro!

 

CHARLOTTE

(Tiernamente apasionada)

Y yo, Werther, y yo,

 

(con abandono )

 

¡Te amo!

 

(Muy conmovida)

 

Sí... desde el mismo día

en que apareciste ante mis ojos,

sentí que una cadena,

imposible de romper,

nos ataba a los dos.

A olvidar el deber,

he preferido tu pena

y por no perderme yo,

 

(En un sollozo)

 

¡te he perdido a ti!

 

WERTHER

¡Sigue hablando! ¡Te lo suplico!

 

CHARLOTTE

(Con profunda emoción)

Mas si la muerte se acerca,

antes de que ella te lleve...

 

(transportada)

 

¡Ah! ¡Tu beso!

 

(Tierna)

 

¡Tu beso!

¡Al menos te lo habré devuelto!

 

(lo abraza)

 

¡Que tu alma y mi alma

por siempre se fundan en este beso!

Olvidemos para siempre

todo el mal, toda tristeza ...

¡olvidemos el dolor!

 

WERTHER, CHARLOTTE

¡Olvidémoslo todo!

 

CHARLOTTE

¡Todo... olvidémoslo todo!

 

WERTHER, CHARLOTTE

¡Olvidémoslo todo!

 

(Casi suspirando)

 

¡Todo! ¡Todo!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

(A lo lejos, en la casa del magistrado,

entre bastidores, se añadirán

sopranos a los seis niños, para

esta última escena solamente)

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

CHARLOTTE

(dolorosamente, escuchando)

¡Dios mío! ¡Esas risas,

en un momento tan cruel!

 

(Charlotte va hacia la ventana, pero

vuelve rápidamente hacia Werther)

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad! Jesús va a nacer!...

¡He aquí nuestro Divino Maestro!....

¡Rey y Señor de Israel!

 

WERTHER

(se incorpora un poco,

en una suerte de alucinación)

¡Los niños!... ¡Los ángeles!...

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

WERTHER

¡Sí! ¡Navidad!

¡Es el canto de la redención!...

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

WERTHER

¡Es el himno del perdón

confirmado por la inocencia!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

CHARLOTTE

(se acerca, asustada por el delirio que comienza)

¡Werther!

 

WERTHER

(cada vez, más alucinado)

¡Por qué esas lágrimas...?

¿Crees que mi vida se acaba?

¡Está comenzando, piénsalo bien!

 

SOFÍA, NIÑOS

¡Navidad!

 

VOZ DE SOFÍA

¡Dios nos permita ser dichosos!

¡La alegría se respira en el aire!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad!

 

VOZ DE SOFÍA

¡Todo el mundo es dichoso!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad!

 

VOZ DE SOFÍA

¡La alegría se respira en el aire!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

VOZ DE SOFÍA

¡Dios nos permita ser dichosos!

 

(Werther, que ha escuchado, erguido,

temblando, los grandes ojos abiertos,

se apoya sobre el sillón y se deja caer

con un gemido.)

 

CHARLOTTE

(mirándolo, angustiada)

¡Ah! ¡Sus ojos se cierran...!

¡Su mano se enfría...!

Va a morir... ¡morir! ¡Ah! ¡Piedad!

 

(Con sollozos)

 

¡No quiero! ¡No!

¡Ah! ¡Werther! ¡Werther!

¡Contéstame! ¡Contéstame!

¿Todavía me oyes?

 

(Dulce y tierna estrechándolo)

 

¡La muerte, entre mis brazos,

no se atreverá a llevarte!

 

(Con gran emoción)

 

¡Vivirás! ¡Vivirás! ¡Mira!

 

(Murmurando)

 

¡Ya no temo a nada!

 

WERTHER

(En el sillón, con voz entrecortada)

¡No... Charlotte! ¡Muero...

 

(Charlotte quiere protestar...

Werther con gesto resignado)

 

sí... pero, escucha bien...!

¡Ahí abajo, en medio del cementerio,

hay dos tilos! ¡Ahí es donde quiero

descansar para siempre!

 

CHARLOTTE

(con voz entrecortada)

¡Cállate! ¡Ten piedad!

 

WERTHER

Si ahí se me rechazara...

si la tierra cristiana

se prohibiese al cuerpo

de un desgraciado,

al lado del camino,

o en el valle solitario,

emplaza mi tumba...

y volviendo los ojos

el sacerdote pasará ...

 

CHARLOTTE

¡Piedad! ¡Werther!

 

WERTHER

(Continuando)

Si por casualidad una mujer

viniese a visitar la tumba,

el pobre muerto se sentirá bendecido

por alguna lágrima caída a su sombra.

 

(Su voz se detiene; se esfuerza por

respirar; sus brazos se desploman, su

cabeza se inclina... Muere. Charlotte,

que no puede creer lo que ha visto,

toma la cabeza de Werther entre sus

manos y lanza un grito de espanto.)

 

CHARLOTTE

¡Ah!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

(A lo lejos)

¡Navidad! Jesús va a nacer...

¡He aquí nuestro Divino Maestro!...

¡Rey y Señor de Israel!

 

CHARLOTTE

(llamando, desesperadamente)

¡Werther!

 

(Débilmente)

 

¡Ah!

 

(Comprendiendo todo al final)

 

¡Todo ha terminado!

 

VOZ DE LOS NIÑOS

¡Navidad! ¡Navidad! ¡Navidad!

 

(Charlotte cae inconsciente, a los pies

de Werther. Fuera, risas vibrantes,

brindis de copas, gritos de alegría.)

 

Teatro de la Zarzuela, enero de 1996.
Pourquoi me réveiller "bis".
Alfredo Kraus.