*Invocation To The Nymphs - Entrance Of Daphnis & Chloé; Interlude; Young Men Invade The Scene & Joyous Tumult Prevails.
SEPTIEMBRE...
SINFONÍA COREOGRÁFICA PARA ORQUESTA Y COROS, DAFNIS Y CLOE
Gaston Renault, Dafnis y Cloe, 1881.
Sinfonía coreográfica para orquesta y coros, Dafnis y Cloe
a personalidad musical de Joseph Maurice Ravel define las características de uno de los compositores franceses más extraordinarios del siglo XX. Artista renovador, orientado hacia una nueva estética; no obstante sus métodos modernos de instrumentación y de forma, ha sido considerado como un digno continuador de Couperin, Rameau, Chabrier y Fauré, autores que culminando con Debussy, sintetizan en Francia la interesante evolución del arte de los sonidos.
Original y minucioso, Ravel, utilizando su poderosa fantasía, somete su obra a los estilos más diversos, manifestando siempre un concepto elevado, un sentido preciso que otorga el perfecto equilibrio sonoro y la pureza expresiva a sus más notables creaciones. Tales particularidades surgen esencialmente visibles en Dafnis y Cloe, partitura que presenta las principales características del autor, manifestándose a la vez como una de sus obras maestras.
La concepción de esta bellísima expresión sinfónica fue sugerida a Ravel por Sergei Diaghilev, director de los célebres Ballets Russes, cuya presentación en París cautivó de inmediato el interés del público por el suntuoso despliegue de sus espectáculos y el admirable virtuosismo de sus bailarines.
Diaghilev, hombre de extraordinario talento y refinamiento, vislumbrando las extraordinarias dotes del compositor francés, solicitó a Ravel que escribiera la música para un ballet inspirado en la leyenda griega de Dafnis y Cloe. La idea entusiasmó al autor y conservando la línea puramente clásica del tema, creó una partitura sugerente, plena de hallazgos y ricas sonoridades que llegó a constituir la mayor atracción de este ballet, estrenado en el Théâtre du Châtelet en París por los Ballets Russes el 8 de junio de 1912; la coreografía fue de Michel Fokine y Vátslav Nizhinski bailó la parte de Dafnis. La escenografía fue diseñada por Léon Bakst, y la dirección orquestal estuvo a cargo de Pierre Monteux.
Dafnis y Cloe, proclamado en su hora como el mejor ballet presentado en Francia, presenta el magnífico complemento de su partitura, que abunda en pasajes de refinada armonía plástica. La magia orquestal se traduce en coloridas resonancias, dentro de la coherencia y unidad de una inspirada sinfonía. Por ello es que la música de Dafnis y Cloe ha logrado también fama universal como obra sinfónica de concierto, apareciendo sus temas divididos en dos suites orquestales, que presentan lo mejor de la partitura.
Desarrollo coreográfico
l desarrollo coreográfico de Michel Fokine sintetizaba los pormenores de un romance pastoril homónimo del escritor griego Longo, siendo expresada escénicamente del siguiente modo: iníciase la acción en un bosque sagrado, dedicado al dios Pan y a sus ninfas. Llegan zagalas y pastores que ofrecen dádivas, colocándolas sobre el altar. Musicalmente, una “introducción y danza sagrada”, con los ecos elocuentes de un coro mixto, interno, ofrece el clima adecuado, con cautivadora belleza. Al terminarse la danza religiosa interpretada por las zagalas y los pastores, aparecen Dafnis y Cloe. El pastor Dorcón intenta abrazar a Cloe, siendo violentamente separado por Dafnis. De inmediato se organiza un certamen de baile entre ambos rivales, con el objeto de alcanzar, como premio un beso de Cloe. La danza de Dorcón destaca impetuosa energía, mientras los pausados y delicados gestos de Dafnis señalan el ideal soñado por Cloe, quien premia a Dafnis con el ansiado beso, alejándose luego acompañada por sus doncellas. Dafnis se dispone a descansar bajo un árbol, soñando con Cloe, siendo interrumpido por Lycenion, quien tratando de seducirlo, deja caer un velo mientras baila con movimientos voluptuosos.
La escena es invadida de pronto por un grupo de piratas que persiguen a las zagalas. Dafnis, en la creencia de que Cloe se encuentra entre ellas, corre a protegerlas. Sin embargo, desencontrándose con su enamorado, Cloe llega despavorida, postrándose ante el altar para implorar la ayuda del dios Pan.
Los piratas, seducidos por la belleza de Cloe, se la llevan consigo. Dafnis retorna y al descubrir la sandalia de Cloe, comprendiendo el rapto, cae desmayado. Mientras yace inconsciente, tres ninfas bailan un ritmo lento y misterioso, invocando la asistencia del dios. Dafnis divisa entonces, en sus sueños, la figura de Pan. Mientras tanto, cae la noche y desde la lejanía, las voces del coro dejan oír una enternecedora melodía.
Al encenderse las luces, se percibe el cambio de escena. A orilla del mar se vislumbra un campamento de piratas, quienes ejecutan una danza guerrera. Bryaxis, jefe de los bandidos, ordena que Cloe baile para él. La joven se niega, implorando misericordia, lo que enfurece a Bryaxis, quien alzando a Cloe se dispone a llevársela. En ese instante, un imponente rumor orquestal, en brillante “crescendo”, que provoca terror y pánico, acompaña la aparición de una gran sombra en la montaña: es el dios Pan que viene a rescatar a Cloe. Los piratas huyen espantados, mientras Cloe, al quedar sola, es protegida por una aureola de luz. La escena se transforma nuevamente en el bosque sagrado.
Dafnis duerme. La música, en un pasaje de indescriptible belleza, evoca el amanecer. Con exquisita gracia y propiedad, Ravel combina el canto de los pájaros y los murmullos del bosque, describiendo con sutileza la aparición de los primeros rayos del sol. Al despertarse Dafnis, ve a Cloe rodeada de zagalas y pastores, mientras el coro y la orquesta elevan un himno de acción de gracias. Dafnis, abrazando a su amada, comprende que su sueño ha sido realidad y que el dios Pan ha obrado milagrosamente, salvando a Cloe. La música entona jubilosamente el triunfo del amor.
Descargue el libro "Dafnis y Cloe" del novelista griego Longo -siglo II-, traducido al español por el diplomático, político y escritor español, Juan Valera y Alcalá-Galiano en 1880.
Algunas consideraciones sobre la censura en la presente traducción al español de Juan Valera y Alcalá-Galiano
Traducción y censura: algunas notas
Flora Botton Burlá
Universidad Nacional Autónoma de México
eneralmente, cuando hablamos de problemas de traducción, nos referimos en primer lugar a fenómenos que son sobre todo de tipo lingüístico. Pero es bien sabido que en asuntos de traducción, al igual que en otras cuestiones literarias en general, intervienen elementos de muchos otros tipos, entre los que ocupan un lugar no poco importante los que se podrían llamar "culturales".
Una de estas cuestiones culturales es la de la censura. Cuando se habla de censura, se entiende generalmente el derecho que se adjudican o se han adjudicado los gobiernos de ejercer una vigilancia sobre las publicaciones de todo tipo. Sin embargo, hay múltiples ocasiones en que la censura, a la que Benjamin Constant llamó "insolente violación de nuestros derechos, sujeción de la parte ilustrada de la nación a su parte estúpida y vil, gobierno de los mudos", no necesita de la autoridad pública para ejercerse.
Uno de estos casos se da en la traducción.
Dafnis y Cloe.
Coreógrafo: Jean-Christophe Maillot.