*I. Gluck ist ein schoner Traum; I. Wenn es Abend wird-Grub mir die suben reizenden Frauen; I. Hore ich Zigeunergeigen-Wo wohnt die Liebe; II. Eh ein kurzer Mond ind LAnd mag entfliehn; III. Ich trag mit starker Hand-Sag ja die Stunde des Glucks.
DICIEMBRE...
OPERETA EN TRES ACTOS "LA CONDESA MARITZA"
Opereta en tres actos, “La condesa Maritza”
rillante, melódica, emotiva y espectacular, la opereta determina los perfiles de un género escénico que ha otorgado al teatro lírico una fisonomía muy particular.
Preferida por vastos sectores del público europeo, la opereta sitúa sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX, con la presencia en Francia de Jacques Offenbach y Charles Lecocq, y la aparición en Austria de Johann Strauss hijo, Franz von Suppé y Karl Millöcker, quienes adoptaron para la estructura de este nuevo género los moldes de la ópera, agilizándolos con bellísimas melodías de carácter ligero, de alegres ritmos y pasajes impregnados de gracia y picardía, no exentos de emoción. Tal fórmula brindó su propia fisonomía a esta expresión escénica, que si bien ha sido considerada dentro de la categoría que corresponde a un espectáculo frívolo, exige tanto de sus intérpretes como de los autores, un gran don de percepción, apto para captar y expresar el cúmulo de particularidades que forjan los moldes básicos de este género, su comunicativa gracia y su afable musicalidad.
En la primera mitad del siglo XX, entre los autores más representativos que en el Viejo Mundo han elevado la opereta vienesa a cumbres de categoría, perfílanse especialmente Franz Lehár e Imre Kálmán Koppstein, compositores que compenetrados en la grandeza, la gracia y la elocuencia de las melodías localistas, plasmaron en sus respectivas obras la exquisita espiritualidad de Viena, haciendo de estas partituras mensajes de emoción que recorrieron el mundo para regalar al oído la atractiva seducción melódica que se desprende de la música de tales orígenes.
Imre Kálmán Koppstein, nació en Siófok, a la orilla sur del lago Balatón, Hungría (antigua Austria-Hungría), el 24 de Octubre de 1882, en el seno de una familia judía. Kálmán asimiló provechosamente las teorías impuestas por sus predecesores, inclinando su vocación musical hacia la opereta, género que gozó siempre de sus preferencias. Y fue así que alentado por tal devoción, cumplió sus estudios musicales en la Academia de Música de Budapest (en la cual fue compañero de estudios de Hans Kössler, Béla Bartók y Zoltán Kodály), ahondando en las posibilidades que le ofrecían las obras de tales características para concebir sus futuras composiciones. Su anhelo creador no tardó en dar sus frutos, pues luego de escribir algunas partituras que no pasaron de ser simples experiencias, Kálmán alcanzó su primer éxito con La princesa de las csárdás (Die Csárdásfürstin), estrenada el 17 de noviembre de 1915 en el Johann Strauss Theater en Viena, Austria, logrando rápida popularidad en el mundo entero. Este triunfo lo estimuló a la concepción de futuras obras, proponiéndose el autor innovar sus fórmulas creadoras, perfeccionándolas y adaptándolas a los gustos de la época; particularidades que habrían de otorgar a sus nuevas creaciones mayor interés y jerarquía. Y de este anhelo de superación nació La condesa Maritza (Gräfin Mariza), estrenada el 28 de febrero de 1924 en el Theater an der Wien en Viena, Austria, llamada a aumentar la celebridad de su autor.
Esta bella opereta, desarrollada en tres actos y con libreto en alemán de Julius Brammer y Alfred Grünwald a partir de Le roman d’un jeune homme pauvre de Octave Feuillet, presenta un argumento simple, de tono sentimental, que proporcionó a Kálmán la feliz oportunidad de explayar en esta partitura su vena melódica; pues su música, por momentos rítmica y pegadiza, como nostálgica y comunicativa, ofrece pasajes muy delicados y emotivos, matizados por la proverbial arrogancia y la característica expresión que ofrecen las tonadas vienesas.
Uno de los compositores favoritos de Adolf Hitler fue (pese a su origen judío) Imre Kálmán, a quien el Führer invitó a convertirse en "ario honorario". El rechazo de esta oferta y su "migración" a París primero, y finalmente a California, en 1940, donde se radicaría, llevó a que las representaciones de sus obras fueran prohibidas en la Alemania nazi.
En 1949, Kálmán regresa a Viena y más tarde, en 1951 a París, morada final de su existencia.
Resumen argumental
Primer acto
En el castillo de la condesa Maritza
n la terraza de un castillo con un parque adjunto. La condesa Maritza pasa largo tiempo de su vida en la ciudad, de manera que confía su finca rural a su alguacil — el conde Tassilo, quien está operando bajo el nombre de Török. Tassilo confía en ganar una dote para su hermana Lisa — ella desconoce el empobrecimiento de la familia. Lo cierto es que le gusta su trabajo: nunca ha visto a su señora, sólo le manda las rentas, y los sirvientes y campesinos lo tratan bastante bien. Pero este idilio va a terminar: el príncipe Populescu, un viejo Don Juan, llega y anuncia que la condesa Maritza lo seguirá para celebrar allí su compromiso.
De repente, ella aparece: una impresionante, vivaz, pero también una caprichosa mujer joven, que quiere revelar y celebrar el compromiso con el barón Baron Kolomán Zsupán. Todos los invitados han llegado ya, pero el compromiso es sólo una simulación, ella en secreto confiesa a una amiga, que quiere librarse de sus admiradores.
ZSe inventó un prometido, basada en el rcuerdo de una opereta de Strauss , "El barón gitano". Anuncia que él se ha retrasado por ciertos negocios, y la fiesta de compromiso se celebrará sin él. Pero luego, de repente, ¡él aparece! El barón Zhupan ha leído sobre su propio "compromiso" en los periódicos y ha decidido venir. Se encuentra con Maritza y cantan un dúo, "No te rías, Maritza, pero casarme debería". Maritza presenta a su "prometido" a los invitados y todos salen al parque. Allí sorprenden al triste Tassilio, quien canta un aria "En la primavera todavía un gitano canta a lo lejos", que acaba con una csárdás. Tanto Maritza como los invitados lo ven, y Maritza le ordena que lo repita. Él lo rechaza, y la enfurecida condesa anuncia que él está despedido.
Los invitados se están marchando de la finca para ir a la ciudad, y se pierden en los cabarets. Maritza se encuentra con una joven gitana Manja que predice que ella será muy feliz en el amor. "Una luna pasará sobre esta Tierra y Maritza encontrará su felicidad", canta. Maritza rechaza marcharse y permanece en su finca. Impide a Tassilio marcharse y pide perdón. Repite el estribillo de su aria "Eh, gitano", y su dúo pone fin al primer acto.
Segundo acto
Escena 1: parque de la finca de Maritza
Los visitantes vienen a visitar a Maritza. Lisa, la hermana de Tassilo, que no sabe que aquí es el administrador, y Zsupan, quien viene a visitar a su "prometida". Se gustan y Zhupan repite veinte veces que si él no amara a Maritza, habría soñado con Liza esta noche. Tassilo está sorprendido y feliz de encontrarse con su hermana. En un dúo "Ven aquí y siéntate", recuerdan su niñez.
Escena 2: una sala de estar en la casa de Maritza
A pasado un mes a solas; los invitados están viniendo. Se burlan de Tassilo. Él escribe una carta a su amigo, para decirle que él soporta mucho, pero que Lisa es su única familia, y que él soportará todo por su dote. Para de escribir de repente cuando entra Maritza. Juntos, cantan un dúo, una confesión de amor ("¡Mi tierno amigo!") Popescu le dice a Maritza que él vio a su administrador en el parque con una bella muchacha, y descubre la carta inacabada en la que Tassilo habla sobre una dote. Maritza no sabe que Tassilo tiene una hermana, de manera que le ve como un cazafortunas. El finale del segundo acto es una escena dramática con un aria "Eh, Maritza, cálmate, eh, Maritza, soporta este dolor", bromeando con los invitados, dejando perplejo a Tassilo... Maritza lo insulta y humilla, y lo echa. Viene Lisa, corre hacia su hermano, y se marchan juntos. Maritza entiende que ha cometido un error.
Tercer acto
A la mañana siguiente Zsupan propone matrimonio a Lisa en el parque. Cantan un alegre dúo juntos "Un chico amó a una chica". Llega una vieja tía de Tassilo, quien anuncia que ha comprado la finca de Tassilo de sus deudores y se lo ha dejado. Tassilo va donde Maritza para darle cuenta del estado de la finca. Se reconcilian. Dos parejas acaban la opereta cantando juntos "El tiempo pasa pero el amor no espera."
Tassilo's Lied (La canción de Tassilo)
Nikolai Schukoff (Graf Tassilo)
Rudolf Bibl (conductor)
Giorgio Madia (choreograph)
Seefestspiele Morbisch 2004
La canción de Tassilo
Español
Cuando cae la tarde, cuando el sol se hunde
Cuando suena en el violín la canción de Puszta,
Me siento a menudo solo aquí con un vaso de vino,
Pienso qué hermoso sería estar ahora contigo.
Cuando la vieja luna se sienta alli en el cielo en su trono,
Y dulce brilla, yo digo “¡Salud, amigo mío!”
Amada luna, interrumpe tu curso,
Escúchame, que tengo algo para ti:
Salúdame a las dulces y seductoras mujeres
En la hermosa Viena.
Salúdame a los ojos, los que sonríen azules
En la hermosa Viena.
Salúdame al Danubio, y al Vals
En la hermosa Viena.
Salúdame a las callecitas escondidas, a donde de vuelta a casa
Por la noche las parejas se retiran.
Salúdame a la magia que canta y resuena,
Mi Viena, mi Viena, mi Viena.
Cuando el viento de la tarde canta en los árboles
Del bello tiempo pasado,
Cuando veo como un fantasma delante de mi a mi tierra,
En mi corazón siento el placer y el dolor.
Si vas allí, si viajas a mi tierra
A mi amado hogar en la ribera del Danubio,
Donde una guirnalda de verdes montañas te saluda con sus manos,
Donde se cantan las más bellas canciones:
Salúdame a los ojos, los que sonríen azules
En la hermosa Viena.
Salúdame al Danubio, y al Vals
En la hermosa Viena.
Salúdame a las callecitas escondidas, a donde de vuelta a casa
Por la noche las parejas se encaminan.
Salúdame a la magia que canta y resuena,
Mi Viena, mi Viena, mi Viena.
Alemán
Wenn es Abend wird, wenn die Sonne sinkt,
wenn der Geige Lied von der Puszta klingt,
sitz ich oft allein hier bei dem Glaserl Wein,
denk, wie schön wär’s, bei euch jetzt zu sein.
Wenn der alte Mond dort am Himmel thront,
mild herunter scheint, sag’ ich, ‘Prost mein Freund’,
lieber Mond, unterbrich deinen Lauf,
hör’ mir zu, denn ich trag’ dir was auf:
Grüss mir die süssen, die reizenden Frauen
im schönen Wien.
Grüss mir die Augen, die lachenden blauen
im schönen Wien.
Grüss mir die Donau und grüss mir den Walzer
im schönen Wien.
Grüss mir die heimlichen Gässchen, wo Pärchen
des Abends heimwärts zieh’n.
Grüss mir mein singendes, klingendes Märchen,
mein Wien, mein Wien, mein Wien.
Wenn der Abendwind in den Bäumen singt
von der schönen Zeit der Vergangenheit,
wenn im Geist vor mir ich die Heimat seh’,
wird ums Herz mir so wohl und so weh.
Wenn du wiederkehrst, wenn du heimwärts fährst
in das liebe Land dort am Donaustrand,
wo ein Kranz grüner Berge dir winkt,
wo die lieblichsten Lieder man singt:
Grüss mir die Augen, die lachenden blauen
im schönen Wien.
Grüss mir die Donau und grüss mir den Walzer
im schönen Wien.
Grüss mir die heimlichen Gässchen, wo Pärchen
des Abends heimwärts zieh’n.
Grüss mir mein singendes, klingendes Märchen,
mein Wien, mein Wien, mein Wien.