*Marche et hymne Dieux protecteurs de la ville éternelle.
Los Troyanos
a ópera Los troyanos, de Hector Berlioz, fue ignorada durante mucho tiempo en su propio país. De hecho, no se representó en su concepción monumental de forma integral mientras el compositor estuvo vivo. Esta ópera en cinco actos nos expone una puesta en escena de los relatos de la guerra de Troya y de Dino y Eneas. El libreto es del propio compositor, basado en la Eneida de Virgilio. El interés por Virgilio -al que el compositor alaba en las últimas páginas de sus memorias- fue una de las constantes de las preferencias literarias de Berlioz. Obra maestra gigantesca, en la que el lirismo sobrepuja a la épica, no puede decirse que ocupe todavía hoy el lugar que le corresponde en el repertorio de los grandes teatros de ópera. El estreno de la Primera Parte (los dos primeros actos) tuvo lugar en París, en el Teatro Lírico, el 4 de noviembre de 1863. La Segunda Parte (actos 3, 4 y 5) se estrenó en el Hoftheater de Karlruhe (Alemania) el 6 de diciembre de 1890; y el estreno de la totalidad de la obra tuvo lugar en Stuttgart (Alemania) en el Württembergisches Staatstheater, el 18 de mayo de 1913, y la partitura únicamente se editó completa nada menos que en 1969; en la actualidad, las escasas veces que se programa, es frecuente acudir al falso recurso de dividirla en dos jornadas -"La toma de Troya" y "Los troyanos en Cartago"- inexistentes como tales en el plan primitivo de su autor, que acudió a esta solución como vía pragmática para dar a conocer la ópera. El asunto de la Eneida, al que el propio Berlioz dio forma literaria en un eficaz libreto, se forjó en el crisol del drama shakespeareano. El músico se refería a esta creación como su "Virgilio shakespearizado", una confluencia que se revela extremadamente fértil como alternativa al teatro lírico wagneriano, no bien calibrada en toda su importancia y, desafortunadamente, sin influencia alguna perceptible sobre la ópera francesa de finales del siglo XIX.
Los troyanos, puede entenderse como la forma más avanzada de "obra abierta" que era factible en plena centuria romántica. Aunque el principal hilo conductor sea claramente reconocible: la caída de Troya, la llegada de Eneas y los suyos a Cartago, los desgraciados amores del caudillo con la reina Dido y la alta misión italiana de aquél que le fuerza a partir, lo inequívoco es que la estructura se basa en una sucesión de cuadros que en absoluto respetan las unidades clásicas. El sentido de la dramaturgia shakespeareana, alienta tanto a la hora de perfilar algunos personajes como en la construcción de escenas concretas. Casandra, que domina con su fuerte caracterización el primer acto, es un ejemplo de la presciencia de la que hacen gala tantos personajes del autor inglés. Otras pinceladas de procedencia parecida pueden detectarse aquí y allá: el monólogo de Eneas -Inútiles regrets-, enfrentado a un destino contra el que no puede luchar, la sutil delineación del personaje femenino de Dido, la aparición fantasmal del rey Príamo, el dúo de amor de Dido y Eneas del acto cuarto, que muy bien sugiere estar basado en el homólogo de la escena primera del acto quinto de El mercader de Venecia entre Lorenzo y Jessica.
Puede que Berlioz entendiera -o así lo deseara- que su música se encontraba en la estela clásica de Gluck, pero no dejaba de darse cuenta de que la versatilidad de su paleta, que ajustaba a la medida de cada tema, y la franqueza de la actitud creadora, no eran moneda común entre sus contemporáneos. Con toda sinceridad, definió, en el post scriptum a sus memorias, fechado el 25 de mayo de 1858, su estilo como "muy audaz". Esa audacia podía tener múltiples componentes, entre ellos la reunión de unos efectivos enormes, en los que instrumentistas y coristas se contaran por centenares, pero estas aglomeraciones, acaso monstruosas, tenían para Berlioz la naturaleza de atisbos de lo que pensaba habría de ser el futuro de la música, porque el futurismo era otra de las grandes pautas de su arte. Un futurismo que creía en la máquina como factor de progreso y que aplicaba ese principio a las singularísimas máquinas que son los instrumentos musicales. En el Informe a la Comisión Francesa del Jurado internacional de la Exposición Universal de Londres de 1851, que hubo de redactar, se mostraba claramente en contra de la opinión que tenía "las invenciones recientes de los fabricantes de instrumentos como fatales para el arte musical. Estas invenciones ejercen, en su esfera, la misma influencia que las demás conquistas de la civilización".
Confesaba Berlioz la fascinación que sentía por las posibilidades de la orquesta, pero dicho instrumento plural era para él mucho más diverso y coloreado de lo que ha llegado a encerrar la tradición del siglo XX, pues incluía artefactos como los oficleidos o el serpentón. Y desde luego las novedades técnicas, no es sesgado pensar que gran parte de esas innovaciones podrían identificarse con los inventos de Adolphe Sax, que Berlioz usó en ocasiones. Así, la versión original, de la Marcha troyana del primer acto y Caza real y tormenta del acto cuarto de Los troyanos prescribía saxhorns -instrumentos de metal a válvulas-, que se suelen sustituir ahora por trompas convencionales, trompetas y cornetas. Sólo recientemente, algunos directores de orquesta, al frente de formaciones especializadas, tratan de recuperar el verdadero color de la orquesta de Berlioz, acudiendo a la instrumentación original. Un apasionante camino para proseguir la exploración de la obra que nos legara el compositor.
Resumen de "Berlioz, romántico a su pesar" de Enrique Martínez Miura
Texto
Personajes
PRÍAMO -Rey de Troya- Bajo
HÉCUBA -Esposa de Príamo- Mezzosoprano
HELENO -Hijo dePríamo- Tenor
CASANDRA -Hija de Príamo- Soprano
PANTEO -Sacerdote Troyano- Tenor
ENEAS -Héroe Troyano- Tenor
ASCANIO -Hijo de Eneas- Soprano
COREBO -Prometido de Casandra- Baritono
HÉCTOR -Hijo de Príamo- Bajo
DIDO -Reina de Cartago- Mezzosoprano
ANA -Hermana de Dido- Mezzosoprano
IOPAS -Poeta Cartaginés- Tenor
NARBAL -Ministro Cartaginés- Bajo
(La acción se desarrolla en Troya y Cartago aproximadamente en el año 1200 A.C)
Acto I
Un soldado muestra a un grupo, en la llanura de Troya, la tumba de Aquiles. Los griegos, que han abandonado el sitio de la ciudad, han dejado un caballo de madera, al que acuden a ver gentes de la ciudad. Casandra, con su don profétice anuncia la ruina de la ciudad; Corebo, su enamorado, trata de alejar sus temores, pero no lo consigue.
Delante de la ciudadela y fuera de la propia ciudad, los troyanos agradecen a los dioses por haberles liberado del asedio de los griegos.
Andiómaca, la esposa de Héctor, y su hijo Astianax. un niño, entra vestida de blanco, señal de luto sin pronunciar palabra, y Casandra se entristece todavía más. De repente, entra Eneas, que trae noticias terribles: el sacerdote Laocoonte, sospechando del caballo de madera, ha lanzado una jabalina contra él y dos serpientes marinas lo han devorado.
El pueblo, ante estos acontecimientos, manifiesta su temor. El rey Príamo ordena que el caballo de madera sea introducido en el recinto de la ciudad.
Casandra queda sola y llena de agitación, canta la inminente destrucción de la ciudad. Se va acercando el griterío de la multitud que va arrastrando el caballo de madera. De repente cesa la música y se escucha un ruido de armas en el interior del caballo. Pasa la multitud que arrastra al caballo.
Acto II
Eneas está durmiendo en su aposento y el joven Ascanio, que ha oído un fuerte rumor de combate, se aterroriza y sale. Aparece el espíritu de Héctor; Eneas se despierta y le reconoce.
El espíritu le pide a Eneas que salga de Troya y funde un nuevo imperio. El sacerdote Panteo, herido, trae la noticia de que el caballo trae un numeroso grupo de soldados griegos y que Príamo ha resultado muerto.
Eneas y los demás salen dispuestos a la lucha.
Las sacerdotisas troyanas, en el templo de la diosa Cibeles, con un grupo de mujeres, incluida Polixena, hija del rey Príamo, rezan aterrorizadas por lo que está pasando.
Casandra dice que Eneas y sus hombres han salido de la ciudad para fundar lejos de allí una nueva Troya; y que sólo la muerte puede salvar a las mujeres de ser violadas por los triunfadores soldados griegos.
La mayoría de las mujeres, tomando sus liras, se preparan para morir heroicamente, cantando; pero un grupo de ellas, que no quiere morir, son expulsadas por las otras.
Casandra se hiere de muerte y las otras mujeres siguen su ejemplo.
Acto III
Dido y su pueblo, que llegaron a Cartago hace siete años, huyendo desde Tiro, están celebrando sus progresos en la construcción de la nueva ciudad de Cartago.
El pueblo canta y después saluda a su reina cuando entra: "gloire, gloire a Didon!".
Dido, con su hermana Ana y su ministro Narbal, se dirige al pueblo y le dice que el rey de Numidia, Iarbas, prepara una invasión para obligar a Dido a casarse con él. El pueblo se juramenta para defender a su reina contra Iarbas, y después realizan una ceremonia para conmemorar la construcción de la ciudad.
Dido se queda a solas con Ana, que piensa que Dido debe volver a casarse y dar un rey a Cartago. Dido dice que debe permanecer fiel al anillo que lleva en su mano, que le fue entregado por su esposo muerto, aunque la propuesta de Ana le resulta atractiva. El poeta lopas entra a decir a la Reina que ha llegado a la costa una flota extranjera. Dido envía al
mensajero a que traiga a los marineros, y mientras espera, menifiesta una extraña inquietud.
Llegan los extranjeros, son los troyanos conducidos por Eneas, que viene disfrazado, y Ascanio hace a la reina diferentes regalos.
Narbal avisa que Iarbas ha invadido el territorio. Eneas descubre entonces su identidad y ofrece ponerse al frente de los defensores de Dido, dejando a Ascanio al cuidado de la reina. Los cartagineses se reúnen en tomo suyo y se preparan para la lucha.
Acto IV
Eneas vence en la lucha y Ana conversa con Narbal, que expresa su preocupación porque Dido lo está abandonando todo por la compañía de Eneas, lo que satisface a Ana. Al requerirlo Dido, lopas canta. Un grupo de cortesanos interpreta un ballet. Tras oir la historia de Andrómaca que le cuenta Eneas, Dido piensa que también ella podría casarse y permite a Ascanio que le quite el anillo de su anterior marido.
Dido y Eneas alaban la belleza de la noche junto al resto de cortesanos y para eso cantan: "Tout n´est que paix et charme" ("Todo es paz y encanto".)
Después, cuando se quedan solos, la pareja declara su amor con "Par une telle nuit" (En una noche como ésta)
Cuando Dido y Eneas van a salir juntos, reciben la visita de Mercurio y recuerda a Eneas que está destinado a la fundación de una gran ciudad en Italia: "Italie ".
En un bosque, las Náyades nadan y a lo lejos se oye el rumor de una tormenta. Dido y Eneas buscan refugio en una cueva. Todo su temor y amor quedan recogidos por la música y visualmente simbolizado por relámpagos.
Mientras, un grupo de faunos danzan y lanzan gritos sobre el futuro que espera a Eneas, y suena "Italie".
Acto V
Un joven marinero, a bordo de uno de los navios de Troya, canta la nostalgia de su tierra natal, y dos centinelas comentan su canción.
Dos centinelas muestran su pesar por tener que hacerse a la mar, la vida en Cartago les había resultado muy agradable.
Eneas, en un soliloquio, piensa que el recuerdo y la pena son inútiles "Inutiles regrets"; se encuentra entre el amor de Dido y el mandato de los dioses.
Dido pide a Eneas que no se marche. La marcha que se oyó cuando el caballo de madera fue llevado dentro de las murallas, suena de nuevo para que Eneas vaya con sus hombres. Dido sale con el corazón destrozado; Eneas, escoltado por sus hombres, embarca.
En un salón de su palacio, Dido acusa su gran dolor por la marcha de Eneas. Y manifiesta su furia ante Ana, Narbal y Iopas, que le ha anunciado la salida de la flota troyana. Pero cuando se queda sola, su amargura se expresa en un intenso y trágico soliloquio: "Je vais mourir" (Voy a morir").
Sobre una tenaza que domina el mar se está encendiendo una pira. Los sacerdotes de Plutón piden ayuda a los dioses de ultratumba. Ana y Narbal maldicen a Eneas. Dido arroja a la pira su propio velo y una toga que perteneció a Eneas, y proféticamente pronuncia el nombre del que un día vengará Cartago: Aníbal. Después se hunde un puñal ante el lamento del pueblo. Por último, en otra visión, Dido anuncia el nombre del próximo enemigo de su pueblo: Roma, y muere. El pueblo promete venganza de Cartago sobre Roma.
TEXTO DE LOS TROYANOS, EN FRANCÉS Y ESPAÑOL
PREMIERE PARTIE:
LA CONQUÊTE DE TROYE.
ACTE PREMIER
(L'emplacement du camp abandonné des Grecs dans
la plaine de Troie. A gauche du spectateur et à quelque
distance dans l'intérieur de Troie, la Citadelle. A
droite, le Simoïs, et sur l'un des bords un tumulus, le
tombeau d'Achille. Au loin les sommets du mont Ida.
Un autel champêtre sur l'avant-scène et près de l'autel
un trône élevé.)
Nº 1 - Choeur De La Populace
(Le peuple troyen se répandant joyeusement dans la
plaine. Soldats, citoyens, femmes, et enfants. Danses,
jeux divers. Trois bergers jouent de la double flûte au
sommet du tombeau d'Achille.)
CHOEUR
Ha! ha!
Après dix ans passés dans nos murailles.
Ah! quel bonheur de respirer
l'air pur des champs, que le cri des batailles
ne va plus déchirer.
(Jeunes garçons et enfants accourant avec
des débris d'armes à la main.)
Que de débris! - Un fer de lance!
Je trouve un casque! - Et moi, deux javelots!
Voyez, ce bouclier immense!
Il porterait un homme sur les flots!
Quels poltrons que ces Grecs!
UN SOLDAT
Savez-vous quelle tente
En ce lieu même s'élevait?
CHOEUR
Non! Dites-le... C'était?
LE SOLDAT
Celle d'Achille.
CHOEUR
(Se reculant avec terreur)
Dieux!
LE SOLDAT
Restez, troupe vaillante!
Achille est mort, vous pouvez voir ici
Sa tombe, la voici.
CHOEUR
C'est vrai; de ce monstre homicide
Pâris nous délivra. - Connais-tu le cheval
De bois, qu'avant de partir pour 1'Aulide
Construisirent les Grecs? - Ce cheval colossal,
Leur offrande à Pallas, dans ses vastes entrailles
Tiendrait un bataillon. On abat les murailles.
Dans la ville, ce soir, nous allons le traîner;
On dit que le Roi vient tantôt l'examiner!
Où donc est-il? - Sur le bord du Scamandre!
Il faut le voir sans plus attendre!
Courons! courons! Le cheval! le cheval!
(Ils surent en tumulte.)
No. 2 - Recitatif et Air
(Pendant la fin de la scène précédente, Cassandre
a paru au milieu des groupes, parcourant la plaine
avec agitation. Son regard est inquiet et égaré.)
CASSANDRE
Les Grecs ont disparu!... mais quel dessein fatal
Cache de ce départ l'étrange promptitude?
Tout vient justifier ma sombre inquiétude!
J'ai vu l'ombre d'Hector parcourir nos remparts
Comme un veilleur de nuit, j'ai vu ses noirs regards
Interroger au loin le détroit de Sigée...
Malheur! dans la folie et l'ivresse plongée
La foule sort des murs, et Priam la conduit!
Malheureux Roi! dans l'éternelle nuit,
C'en est donc fait, tu vas descendre!
Tu ne m'écoutes pas, tu ne veux rien comprendre,
Malheureux peuple, à l'horreur qui me suit!
Chorèbe, hélas, oui, Chorèbe lui-même
Croit ma raison perdue!... A ce nom mon effroi
Redouble! O Dieux! Chorèbe! il m'aime!
Il est aimé! mais plus d'hymen pour moi.
Plus d'amour, de chants d'allégresse,
Plus de doux rêves de tendresse!
De l'affreux destin qui m'oppresse
Il faut subir l'inexorable loi!
(Elle tombe dans une tendre rêverie.)
Chorèbe!... il faut qu'il parte et quitte la Troiade.
No. 3 - Duo
(Chorèbe s'avance vivement.)
CASSANDRE
C'est lui!
CHORÈBE
Quand Troie éclate en transports jusqu'aux cieux
Vous fuyez les palais joyeux
Pour les bois et les champs, pensive hamadryade!
De vous on s'inquiète...
CASSANDRE
Ah! je cache à vos yeux
Le trouble affreux dont mon âme est remplie!
CHORÈBE
Cassandre!
CASSANDRE
Quitte-moi!
CHORÈBE
Viens!
CASSANDRE
Pars, je t'en supplie!
CHORÈBE
Moi, partir!
Te quitter quand le plus saint des noeuds...
CASSANDRE
C'est le temps de mourir et non pas d'être heureux.
CHORÈBE
Reviens à toi, vierge adorée!
Cesse de craindre en cessant de prévoir;
Lève vers la voûte azurée
L'oeil de ton âme rassurée.
Laisse entrer en ton coeur un doux rayon d'espoir.
CASSANDRE
Tout est menace au ciel! Crois en ma voix qu'inspire
Le barbare dieu même à nous perdre acharné.
Au livre du destin mon regard a su lire,
Je vois l'essaim de maux sur nous tous déchaîné!
Il va tomber sur Troie!
A sa fureur en proie,
Le peuple va rugir
Et de son sang rougir
Le pavé de nos rues;
Les vierges demi-nues,
Aux bras des ravisseurs,
Vont pousser des clameurs
A déchirer les nues!
Déjà le noir vautour,
Sur la plus haute tour
A chanté le carnage!
Tout s'écroule! tout nage
Sur un fleuve de sang,
Et dans ton flanc
Le fer d'un Grec!... Ah!
(Chorèbe soutient un instant dans ses bras
Cassandre à demi évanouie.)
CHORÈBE
Pauvre âme égarée!
Reviens à toi, vierge adorée, etc.
CASSANDRE
La mort déjà plane dans l'air...
Et j'ai vu le sinistre éclair
De son froid regard homicide!
Si tu m'aimes, va-t'en -
Pars!... va rendre à ton père
Un appui nécessaire
A ses vieux ans,
Inutile pour nous.
CHORÈBE
Eh, de quel oeil, si de tels maux sur nous
Devaient tomber, chère insensée,
Mon père me reverrait-il
Fuyant ma fiancée
Au moment du péril?
Mais le ciel et la terre,
Oublieux de la guerre,
Proclament ton erreur.
Cette tiède douceur
Du souffle de la brise
Et cette mer qui brise
Si mollement ses flots
Aux caps de Ténédos;
Sur la plaine ondoyante
Ces tranquilles troupeaux,
Ce pâtre heureux qui chante
Et ces joyeux oiseaux
Semblent ne faire entendre,
Sous le céleste dais,
Et partout ne répandre
Que l'hymne de la paix.
CASSANDRE
Signes trompeurs! calme perfide!
La mort déjà plane dans l'air,
Et j'ai vu le sinistre éclair
De son froid regard homicide!
Quitte-nous dès ce soir,
Entends-moi, je t'implore,
Dans nos murs que l'aurore
Ne puisse te revoir!
D'épouvante j'expire
Et mon coeur se déchire!
Pars ce soir, pars ce soir!
CHORÈBE
Te quitter, dès ce soir!
Cassandre! et je t'adore!
Sauve-moi, je t'implore,
D'un affreux désespoir.
Tu veux donc que j'expire?
Sans pitié peux-tu dire:
Pars ce soir, pars ce soir!
CASSANDRE
Si de ton noble amour, Chorèbe,
Tu me crus digne un jour, tu partiras!
CHORÈBE
Au nom des dieux du ciel et de l'Erèbe,
Cassandre, tu m'écouteras!
A tes genoux, je tombe,
Cassandre!
CASSANDRE
A tant de douleurs je succombe!
Ô dieux cruels!
CHORÈBE
Te quitter, dès ce soir, etc.
CASSANDRE
Entends-moi, je t'implore, etc.
Aveugle et sourd comme eux! Tu persévères
A t'immoler à ton funeste amour?
CHORÈBE
Je ne te quitte pas!
CASSANDRE
L'épouvantable jour
Te verra donc combattre avec mes frères?
CHORÈBE
Je ne te quitte pas!
CASSANDRE
Eh bien! voilà ma main
Et mon chaste baiser d'épouse!
Reste! La mort jalouse
Prépare notre lit nuptial pour demain.
CHORÈBE
Viens! Viens!
(Il l'entraîne éperdue.)
No. 4 - Marche et Hymne
(Entrent Ascagne a la tête des enfants, Hécube et les
Princesses, Énée à la tête des guerriers troyens, Priam
et les Prêtres.)
CHOEUR
Dieux protecteurs de la ville éternelle,
Recevez notre encens;
Et du bonheur de son peuple fidèle
Entendez les accents!
Ô vous! divins auteurs de notre délivrance.
Dieu de l'Olympe! Dieu des mers!
Régulateurs de l'univers,
Acceptez les présents de la reconnaissance.
Nº 5 - Combat de Ceste
Pas de Lutteurs
(Danses et jeux populaires)
Nº 6 - Pantomime
(Andromaque entre à pas lents, tenant par la main
Astyanax. Ils sont en deuil - vêtus de blanc - tous les
deux.)
CHOEUR
Andromaque et son fils!
Ô destin!
Ces clameurs de la publique allégresse...
(Astyanax dépose une corbeille de fleurs au pied de
l'autel. Andromaque s'agenouille a côté de lui et prie
pendant quelques instants.)
Et cette immense tristesse,
Ce deuil profond,
(Andromaque se lève et conduit son fils devant
le trône de Priam.)
Ces muettes douleurs!
(Elle présente l'enfant au Roi et à la Reine. Elle
attire Astyanax contre son sein et l'embrasse avec
une tendresse convulsive.)
Les épouses, les mères pleurent à leur aspect...
(Priam se lève et bénit l'enfant. Hécube le bénit à
son tour. Lle Roi et la Reine reprennent place sur
leurs trônes. Astyanax intimidé revient se réfugier
auprès de sa mère. L'émotion douloureuse
d'Andromaque augmente.)
CASSANDRE
(passant au fond du théâtre)
Hélas! garde tes pleurs,
Veuve d'Hector...
(Andromaque abaisse son voile.)
A de prochains malheurs
Tu dois bien des larmes amères...
(Les larmes la gagnant, Andromaque reprend la
main d'Astyanax et passe devant les divers groupes
du peuple pour se retirer. La foule s'écarte devant
les deux personnages. Plusieurs femmes troyennes
pleurant, cachent leur visage sur l'épaule des
hommes qui sont auprès d'elles. Les deux personnages
s'éloignent à pas lents.)
CHOEUR
Ah!
Nº 7 - Narration
ÉNÉE
(accourant)
Du peuple et des soldats, ô roi! la foule
S'enfuit et roule
Comme un torrent; on ne peut l'arrêter!
Un prodige inouï vient de l'épouvanter:
Laocoon, voyant quelque trame perfide
Dans l'ouvrage des Grecs, a d'un bras intrépide
Lancé son javelot sur ce bois, excitant
Le peuple indécis et flottant
A le brûler. Alors, gonflés de rage,
Deux serpents monstrueux s'avancent vers la plage,
S'élancent sur le prêtre, en leurs terribles noeuds
L'enlacent, le brûlant de leur haleine ardente,
Et le couvrant d'une bave sanglante,
Le dévorent à nos yeux.
Nº 8 - Double Choeur
PRIAM, PANTHÉE, CHORÈBE
ÉNÉE, HELÉNUS, CASSANDRE
ASCACNE, HECUBE, LE PEUPLE
Châtiment effroyable!
Mystérieuse horreur!
A ce récit épouvantable
Le sang s'est glacé dans mon coeur.
Un frisson de terreur
Ebranle tout mon être!
Laocoon! un prêtre!
Objet de la fureur des dieux,
Dévoré palpitant par ces monstres hideux!
Horreur!
CASSANDRE
Ô peuple déplorable!
Mystérieuse horreur, etc.
Nº 9 - Récitatif et Choeur
ÉNÉE
Que la déesse nous protége,
Conjurons ce nouveau danger!
Il est trop vrai, Pallas vient de venger
Un affreux sacrilège.
PRIAM
Pour l'apaiser, suivez mes ordres sans retard.
ÉNÉE
Déjà sur des rouleaux disposés avec art,
Le cheval est placé, que chacun le conduise,
Vers le Palladium en pompe l'introduise!
A cet objet sacré formez cortège, enfants,
Femmes, guerriers, couvrez de fleurs la voie,
Et que jusques dans Troie
La trompette et la lyre accompagnent vos chants!
ENSEMBLE
A cet objet sacré formez cortège, enfants, etc.
CASSANDRE
(parcourant la scène avec égarement).
Malheur!
PRIAM, HECUBE, ÉNÉE
PANTHÉE, CHORÈBE, HELÉNUS
Pallas, pardonne à Troie!
(Ils sortent. Cassandre reste seule sur l'avant-scène.
Après avoir fait quelques pas pour suivre la foule,
elle rentre brusquement.)
Nº 10 - Air
CASSANDRE
Non, je ne verrai pas la déplorable fête
Où s'enivre, en espoir d'un brillant avenir,
Ce peuple condamné, que rien, hélas! n'arrête
Sur la pente du gouffre. Ô cruel souvenir!
Gloire de la Patrie!... Et voir s'évanouir
Du bonheur le plus pur la séduisante image!
Ô Chorèbe! O Priam!... Vains efforts de courage,
Des pleurs d'angoisse inondent mon visage!
Nº 11- Final: Marche Troyenne
(On entend le cortège dans un grand éloignement.)
CASSANDRE
De mes sens éperdus... est-ce une illusion?
Les choeurs sacrés d'Ilion!
CHOEUR
Du roi des dieux, ô fille aimée,
Du casque et de la lance armée,
Sage guerrière aux regards doux,
A nos destins sois favorable,
Rends Ilion inébranlable,
Belle Pallas, protége-nous.
CASSANDRE
Quoi, déjà le cortège!... Au loin je l'aperçois!
L'ennemi vient et la ville est ouverte!...
Ce peuple fou qui se rue à sa perte
Semble avoir devancé les ordres de son Roi!
(On entend le cortège plus près.)
CHOEUR
Du roi des dieux, etc.
Entends nos voix, vierge sublime,
Aux sons des flûtes de Dindyme
Se mêler au plus haut des airs.
Que la trompette phrygienne
Unie à la lyre troyenne
Te porte nos pieux concerts!
CASSANDRE
L'éclat des chants augmente!
L'énorme machine roulante
S'avance!... la voici!
CHOEUR
(entrant en scène)
Du roi des dieux, etc.
Souriante guirlande,
A l'entour de l'offrande
Dansez, heureux enfants!
Semez sur la ramée
La neige parfumée
Des muguets du printemps.
Pallas! protège-nous!
(Les chants cessent brusquement. Le choeur s'agite en
divers sens; quelques femmes sortent comme pour aller
voir ce qui se pose hors de la scène et reviennent
presque aussitôt.)
QUELQUES HOMMES DU PEUPLE
Qu'est-ce donc? et pourquoi ce mouvement d'alarmes?
CASSANDRE
Jupiter! on hésite!
Et la foule s'agite!
LES FEMMES
Dans les flancs du colosse on entend un bruit d'armes...
CASSANDRE
On s'arrête... O dieux! Si...
LES HOMMES
Présage heureux! chantez, enfants!
(Les chants reprennent avec plus d'éclat
qu'auparavant.)
TOUT LE CHOEUR
Fiers sommets de Pergame,
D'une joyeuse flamme
Rayonnez triomphants!
(Le choeur reprend la suite du cortège et sort.)
CASSANDRE
Arrêtez! arrêtez! Oui, la flamme, la hache!
Fouillez le flanc du monstrueux cheval!
Laocoon!... les Grecs!... il cache
Un piège infernal...
Ma voix se perd!... plus d'espérance!
Vous êtes sans pitié, grands dieux,
Pour ce peuple en démence!
Ô digne emploi de la toute-puissance,
Le conduire à l'abîme en lui fermant les yeux!
(Elle écoute les derniers sons de la marche triomphale
qu'on distingue encore et qui s'éteignent tout d'un
coup.)
Ils entrent, c'en est fait, le destin tient sa proie!
Soeur d'Hector,
va mourir sous les débris de Troie!
(Elle sort.)
ACTE DEUXIÈME
Premier Tableau
Nº 12 - Scène et Récitatif
(Un appartement du palais d'Énée, qu'éclaire à peine
une lampe. Rumeurs de combats éloignés. Énée à
demi-armé dort sur son lit. Ascagne sort tout effrayé
d'un appartement voisin. Il écoute; il s'approche du lit
de son père. Les bruits de la ville cessant de se faire
entendre, il n'ose pas le réveiller et s'en retourne.
D'un coin obscur s'avance vers Énée le spectre
sanglant d'Hector d'un pas lent le solennel. Sa barbe
et sa chevelure sont souillées et en désordre. Parvenu
auprès d'Énée, il reste un instant immobile à le
contempler et soupire profondément. Un bruit
d'écroulement au loin, plus fort que les précédents,
éveille Énée en sursaut. Il voit Hector debout devant
lui et après un instant d'indécision il lui adresse la
parole, à demi levé sur sa lit.)
ÉNÉE
Ô lumière de Troie!... Ô gloire des Troyens!
Après tant de labeurs de tes concitoyens,
De quels bords inconnus reviens-tu? Quel nuage
Semble voiler tes yeux sereins?
Hector, quelles douleurs ont flétri ton visage?
L'OMBRE D'HECTOR
Ah!... fuis, fils de Vénus!
l'ennemi tient nos murs!
De son faîte élevé Troie enrière s'écroule!
Un ouragan de flammes roule
Des temples aux palais ses tourbillons impurs...
Nous eussions fait assez pour sauver la patrie
Sans l'arrêt du destin. Pergame te confie
Ses enfants et ses dieux. Va, cherche l'Italie...
Où pour ton peuple renaissant,
Après avoir longtemps erré sur l'onde
Tu dois fonder un empire puissant,
Dans l'avenir, dominateur du monde,
Où la mort des héros t'attend.
(Hector s'éloigne avec solennité et sa forme devient
de plus en plus indistincte pendant qu'Énée le suit
d'un regard effaré.)
Nº 13 - Recitatif et Choeur
(Entre Panthée blessé au visage et portant
les dieux de Troie.)
ÉNÉE
Quelle espérance encor est permise, Panthée?
Où combattre, où courir?
PANTHÉE
La ville ensanglantée
Brûle! c'est notre jour fatal!
Priam n'est plus! Sortis du monstrueux cheval,
Les Grecs ont massacré les gardes de nos portes.
Déjà d'innombrables cohortes,
Affluant du dehors, courent de toutes parts
Attiser l'incendie
Qu'alluma de leurs chefs l'infâme perfidie;
D'autres occupent les remparts.
(Entre Ascagne.)
ASCAGNE
Ô père! le palais d'Ucalégon s'écroule!
Son toit fondant en pluie ardente coule!
ÉNÉE
(l'interrompant)
Suis-nous, Ascagne!
(Entre Chobère, à la tête d'une troupe armée.)
CHORÈBE
Aux armes, grand Énée!
Viens, la Citadelle cernée
Tient encor!
ÉNÉE
A tout prix il faut y parvenir.
Prêts à mourir
Tentons de nous défendre.
Le salut des vaincus est de n'en plus attendre.
(Grands bruits et cris lointains.)
CHOEUR
Le salut des vaincus est de n'en plus attendre.
Entendez-vous
L'écroulement des tours?... la flamme dévorante?
Les hurlements des Grecs?
Toujours leur foule augmente.
Marchons! le désespoir dirigera nos coups.
TOUS
Prêts à mourir, tentons de nous défendre,
Le salut des vaincus est de n'en plus attendre.
(Énée prend la main d'Ascagne et le place au milieu
d'un groupe armé.)
Mars! Erinnys! conduisez-nous!
(Ils sortent.)
Deuxième Tableau
Nº 14 - Choeur - Priere
(Un intérieur du palais de Priam. Dans le fond, une
galerie à colonnade dont le parapet peu élevé donne
sur une place située à une assez grande profondeur.
Entre les colonnades on aperçoit ou loin le mont Ida.
L'autel de Vesta-Cybèle allumé. Polyxène, femmes
troyennes, groupées autour de l'autel. Quelques-unes
sont agenouillées, d'autres assises à terre plusieurs sont
couchées sur les gradins de l'autel, la face contre terre.
Toutes dans l'attitude du plus profond accablement)
CHOEUR DES TROYENNES
Ah!
Puissante Cybèle,
Déesse immortelle,
Mère des malheureux,
A les Troyens sois secourable,
A leurs efforts sois favorable
En ces moments affreux!
Sauve de l'outrage
Et de l'esclavage
Leurs mères, leurs soeurs.
Brise l'arme impie
De la perfidie
Aux mains des vainqueurs,
Puissante Cybèle, etc.
Nº 15 - Recitatif et Choeur
(Entre Cassandre, les cheveux épars.)
CASSANDRE
Tous ne périront pas. Le valeureux Énée
Et sa troupe, trois fois au combat ramenée,
Ont délivré nos braves citoyens
Enfermés dans la Citadelle.
Le trésor de Priam est aux mains des Troyens.
Bientôt en Italie, où le sort les appelle,
Ils verront s'élever, plus puissante et plus belle,
Une nouvelle Troie. Ils marchent vers l'Ida.
CHOEUR
Et Chorèbe?
CASSANDRE
Il est mort.
CHOEUR
Dieux cruels!
CASSANDRE
De Vesta,
Pour ta dernière fois, à l'autel, je m'incline.
Je suis mon jeune époux. Oui, cet instant termine
Mon inutile vie.
CHOEUR
O digne soeur d'Hector!
Prophétesse que Troie accusait de démence!
De nous sauver, hier, il était temps encor,
Quand elle prédisait cette ruine immense!
CASSANDRE
Bientôt elle ne sera plus.
CHOEUR
Ô désespoir! Ô regrets superflus!
CASSANDRE
Mais vous, colombes effarées,
Pouvez-vous consentir
A l'horrible esclavage? et voudrez-vous subir,
Vierges, femmes déshonorées
La loi brutale des vainqueurs?
CHOEUR
Faut-il bannir tout espoir de nos coeurs?
CASSANDRE
L'espoir! Ô malheureuses!
Dans ces ténèbres lumineuses
Ne voyez-vous, n'entendez-vous donc pas
Les cruels Myrmidons qui remplissent nos rues
Et ceux qui du palais gardent les avenues?
CHOEUR
C'en est fait, rien ne peut nous sauver de leurs bras.
CASSANDRE
Rien, dites-vous? Si l'honneur vous anime,
(montrant la galerie)
Pour qui donc cet abîme
Est-il ouvert devant vos pas?
(montrant son poignard et les ceintures des femmes)
Pour qui ce fer et ces cordons de soie,
Sinon pour vous, femmes de Troie?
(Un petit groupe se tait et manifeste une terreur rofonde.)
UNE PARTIE DU CHOEUR
Héroïne d'amour
Et d'honneur, tu dis vrai! nous te suivrons!
CASSANDRE
Le jour
Ne vous trouvera pas par les Grecs profanées?
LE GRAND CHOEUR
Non, Cassandre, nous le jurons!
CASSANDRE
Vous ne paraîtrez pas en triomphe traînées?
LE GRAND CHOEUR
Jamais! jamais! avec toi nous mourrons.
Nº 16 - Final
(Les femmes se parlent entre elles. Quelques-unes
prennent de lyres et en jouent en chantant.)
LE GRAND CHOEUR
Complices de sa gloire,
En partageant son sort,
Des Grecs par notre mort
Flétrissons la victoire!
Pures et libres nous vivions.
En cette nuit fatale
Pures et libres descendons
A la rive infernale!
CASSANDRE
(interpellant le petit groupe)
Vous qui tremblez et gardez le silence,
Vous hésitez?
LE PETIT GROUPE
Ah! je me sens frémir!
CASSANDRE
Eh quoi! vous subiriez une vile existence
indigne des grands coeurs?
LE PETIT GROUPE
Hélas!... déjà mourir!
CASSANDRE
(avec explosion)
Allez dresser la table et le lit de vos maîtres!
Esclaves, loin de nous!
LE PETIT GROUPE
Pitié...
CASSANDRE ET LE GRAND CHOEUR
Honte sur vous!
Descendez vers ces traîtres,
Jetez-vous à leurs pieds, embrassez leurs genoux!
(avec une violente expression de mépris)
Allez vivre! Thessaliennes!
Honte sur vous! sortez! vous n'êtes pas Troyennes!
(Elles les chassent. Le petit groupe recule en silence
devant les autres femmes jusqu'à la coulisse il sort
enfin de la scène. Toutes les autres redescendent la
scène avec une exaltation toujours croissante.)
LE GRAND CHOEUR
Cassandre, avec toi nous mourrons!
On ne nous verra pas par les Grecs profanées,
Nous ne paraîtrons pas en triomphe traînées,
Non, non, jamais, nous le jurons.
(Reprenant leurs lyres.)
Complices de sa gloire, etc.
Ouvre-nous, noir Pluton,
Les portes du Ténare!
Fais retentir, Caron,
Ta funèbre fanfare!
CASSANDRE
(avec la plus grande exaltation)
Chorèbe! Hector! Priam!
Roi! père! frère! Amant!
Je vous rejoins! entendez leur serment.
Dieux des enfers!
(Elle saisir la lyre d'une Troyenne.)
Mourez dignes de gloire,
Et partageant mon sort
Des Grecs par votre mort, etc.
(Un chef grec entre pendant la fin de cette scène; il
s'avance rapidement l'épée haute, et s'arrête étonné
à l'aspect des Troyennes.)
UN CHEF GREC
(pendant la fin du choeur)
Quoi! la lyre à la main!... de ce noble transport.
J'admire malgré moi la sublime ironie!
Cassandre!... qu'elle est belle ainsi chantant la mort,
Bacchante à l'oeil d'azur s'enivrant d'harmonie!
(Entre une partie des Grecs.)
LES SOLDATS
Le trésor! le trésor! livrez-nous le trésor!
(Ils lèvent leurs épées sur les femmes.)
CASSANDRE
Nous méprisons votre lâche menace,
Monstres ivres de sang, troupe immonde et rapace!
Vous n'étancherez pas, brigands, votre soif d'or!
(Elle se frappe et tendant le poignard à Polyxène.)
Tiens! la douleur n'est rien!
(Polyxène se frappe à son tour. Cassandre se
soutient toujours.)
AUTRE TROUPE DE GRECS
(entrant)
Dieux ennemis! Ô rage!
Couverts de sang, du milieu du carnage,
Énée et ses Troyens échappent à nos coups.
Et, maîtres du trésor, ils sortent!...
CASSANDRE, LES FEMMES
(Quelques-unes dénouent leur ceinture et tirant
leur poignard.)
Malgré vous,
Aux chemins de l'Ida déjà les voilà tous,
Et nous bravons votre furie.
(Toutes agitant leurs voiles et leurs écharpes
du côté de l'Ida.)
Sauve nos fils, Énée!
Italie! Italie!
(Quelques-unes se précipitent, d'autres s'étranglent
et se poignardent. Cri d'horreur des Grecs s'élançant
vers la galerie. Pendant cette dernière scène,
Cassandre, après s'être frappée, et voyant les
Troyennes monter sur le parapet pour se précipiter,
s'avance en chancelant vers le fond du théâtre; mais
les forces lui manquent avant de parvenir à la galerie.
Elle s'affaisse aux genoux, puis se relevant pour un
suprême effort et rendant les bras vers l'Ida, elle
s'écrie: Italie! et tombe morte.)
DEUXIÈME PARTIE:
LES TROYENS À CARTAGE.
ACTE TROISIÈME
(Une vaste salle de verdure du palais de Didon à
Carthage. Sur l'un des côtés s'élève un trône entouré
des trophées de l'agriculture, du commerce, et des arts;
sur l'autre côté et au fond un amphithéâtre en gradins,
sur lequel une innombrable multitude est assise, au
lever du rideau.)
Nº 17 - Choeur
CHOEUR
(d'une partie du peuple carthaginois)
De Carthage les cieux semblent bénir la fête!
Vit-on jamais un jour pareil
Après si terrible tempête?
Quel doux zéphyr! notre brûlant soleil
De ses rayons calme la violence;
A son aspect la plaine immense
Tressaille de joie; il s'avance
Illuminant le sourire vermeil
De la nature à son réveil.
Nº 18 - Chant National
(Entre Didon avec sa suite. A son entrée tout le peuple
assis sur les gradins de l'amphithéâtre se lève en
agitant des voiles de diverses couleurs, des palmes, des
fleurs. Didon va s'asseoir sur son trône ayant sa soeur
à sa droite et Narbal à sa gauche; quelques soldats les
entourent.)
CHOEUR GENERAL
Gloire à Didon, notre reine chérie!
Reine par la beauté, la grâce, le génie,
Reine par la faveur des dieux,
Et reine par l'amour de ses sujets heureux!
(Le peuple agite des palmes et jette des fleurs.)
Nº 19 - Récitatif et Air
DIDON
(debout, du haut de son trône)
Nous avons vu finir sept ans à peine,
Depuis le jour où, pour tromper la haine
Du tyran meurtrier de mon auguste époux,
J'ai dû fuir avec vous,
De Tyr à la rive africaine.
Et déjà nous voyons Carthage s'élever,
Ses campagnes fleurir, sa flotte s'achever!
Déjà des bords lointains on s'éveille l'aurore
Vous rapportez, laboureurs de la mer,
Le blé, le vin et la laine et le fer,
Et les produits des arts qui nous manquent encore.
Chers Tyriens, tant de nobles travaux
Ont enivré mon coeur d'un orgueil légitime!
Mais ne vous lassez pas, suivez la voix sublime
Du Dieu qui vous appelle à des efforts nouveaux!
Donnez encore un exemple à la terre;
Grands dans la paix, devenez dans la guerre
Un peuple de héros.
LE PEUPLE
Grands dans la paix, etc.
DIDON
Le farouche Iarbas veut m'imposer la chaîne
D'un hymen odieux;
Son insolence est vaine.
LE PEUPLE
Son insolence est vaine.
DIDON
Le soin de ma défense est à vous
comme aux dieux.
LE PEUPLE
Gloire à Didon, notre reine chérie!
Chacun de nous est prêt à lui donner sa vie!
Tous nous la défendrons.
Nous bravons d'Iarbas l'insolence et la rage,
Et nous repousserons
Jusqu'au fond des déserts ce Numide sauvage!
DIDON, PEUPLE
Chers Tyriens! oui, vos nobles travaux, etc.
DIDON
Cette belle journée,
Qui dans vos souvenirs doit rester à jamais,
A couronner les oeuvres de la paix
Fut par moi destinée.
Approchez, constructeurs,
Matelots, laboureurs;
Recevez de ma main la juste récompense
Due au travail qui donne la puissance
Et la vie aux Etats.
Nº 20 - Entree des Constructeurs
(Les constructeurs en cortège s'avancent vers le trône.
Didon donne à leur chef une équerre d'argent et une
hache. Le cortège retourne au fond du théâtre.)
Nº 21 - Entrée des Matelots
(Les matelots en cortège s'avancent vers le trône.
Didon donne à leur chef un gouvernail et un aviron.
Le cortège retourne au fond du théâtre.)
Nº 22 - Entrée des Laboureurs
(Le cortège des laboureurs, plus nombreux que les
deux précédents, s'avance lentement vers le trône;
un vieillard robuste le conduit.)
Nº 23 - Recitatif et Choeur
(Didon donne au vieillard chef du laboureurs une
faucille d'or, puis, tenant à la main une couronne
de fleurs et d'épis, elle s'écrie:)
DIDON
Peuple! tous les honneurs
Pour le plus grand des arts,
L'art qui nourrit les hommes!
LE PEUPLE
Vivent les laboureurs! nous sommes
Leurs fils reconnaissants; ils nous donnent le pain!
DlDON
(à part)
Ô Cérès! l'avenir de Carthage est certain!
CHOEUR GENERAL
Gloire à Didon, notre reine chérie!
Chacun de nous est prêt à lui donner sa vie.
Prouvons-lui notre amour par des gages nouveaux.
Colons, marins, formons un peuple de héros!
Gloire à Didon, notre reine chérie!
Reine par la beauté, etc.
(Le peuple, conduit par Narbal, défile en
cortège devant le trône de Didon et sort)
Nº 24 - Recitatif et Duo
DIDON
Les chants joyeux, l'aspect de cette noble fête,
Ont fait rentrer la paix en mon coeur agité.
Je respire, ma soeur, oui, ma joie est parfaite,
Je retrouve le calme et la sérénité.
ANNA
Reine d'un jeune empire
Qui chaque jour s'élève florissant,
Reine adorée et que le monde admire,
Quelle crainte avait pu vous troubler un instant?
DIDON
Une étrange tristesse,
Sans causes, tu le sais, vient parfois m'accabler.
Mes efforts restent vains contre cette faiblesse,
Je sens transir mon sein qu'un ennui vague oppresse,
Et mon visage en feu sous mes larmes brûler...
ANNA
(souriant)
Vous aimerez, ma soeur...
DIDON
Non, toute ardeur nouvelle
Est interdite à mon coeur sans retour.
ANNA
Vous aimerez, ma soeur...
DIDON
Non, la veuve fidèle
Doit éteindre son âme et détester l'amour.
ANNA
Didon, vous êtes reine, et trop jeune, et trop belle,
Pour ne plus obéir à cette douce loi;
Carthage veut un roi.
DIDON
(montrant à son doigt l'anneau de Sichée)
Puissent mon peuple et les dieux me maudire,
Si je quittais jamais cet anneau consacré!
ANNA
Un tel serment fait naître le sourire
De la belle Vénus; sur livre sacré
Les dieux refusent de l'inscrire.
DIDON
Sa voix fait naître dans mon sein
La dangereuse ivresse;
Déjà dans ma faiblesse
Contre un espoir confus je me débats en vain.
ANNA
Ma voix fait naître dans son sein
Des rêves de tendresse;
Déjà dans sa faiblesse,
Au doux espoir d'aimer elle résiste en vain.
DIDON
Sichée! Ô mon époux, pardonne
A cet instant d'involontaire erreur,
Et que ton souvenir chasse loin de mon coeur
Ce trouble qui l'étonne.
ANNA
Didon, ma tendre soeur, pardonne,
Si je dissipe une trop chère erreur,
Pardonne si ma voix excite dans ton coeur
Ce trouble qui l'étonne.
Nº 25 - Récitatif et Air
IOPAS
Echappés à grand peine, à la mer en fureur,
Reine, les députés d'une flotte inconnue
D'être admis devant vous implorent la faveur.
DIDON
La porte du palais n'est jamais défendue
A de tels suppliants.
(Sur un signe de la reine, Iopas sort.)
Errante sur les mers,
Ne fus-je pas aussi, de rivage en rivage,
Emportée au sein de l'orage
Jouet des flots amers!
Hélas, des coups du sort je sais la violence
Sur ceux qu'il frappe. Au malheur compatir
Est facile pour nous. Qui connut la souffrance
Ne pourrait voir en vain souffrir.
Nº 26 - Marche Troyenne
(dans le mode triste.)
DIDON
(à part)
J'éprouve une soudaine et vive impatience
De les voir, et je crains en secret leur présence.
(Elle monte sur son trône. Entrent Énée sous un
déguisement de matelot, Panthée, Ascagne, et les
chefs Troyens portant des présents.)
Nº 27 - Recitatif
ASCAGNE
(s'inclinant devant la reine)
Auguste reine, un peuple errant et malheureux
Pour quelques jours vous demande un asile.
Je dépose à vos pieds les présents précieux,
Débris de sa grandeur, que, par ma main débile
Au nom de Jupiter, vous offre un chef pieux.
DIDON
De ce chef, bel enfant, dis-moi le nom, la race?
ASCAGNE
Ô reine, sur nos pas une sanglante trace
Des monts de la Phrygie a marqué les chemins
Jusqu'à la mer. Ce sceptre d'Ilion,
(Il offre un à un les présents.)
Fille du roi Priam, d'Hécube la couronne,
Et ce voile léger d'Hélène où l'or rayonne,
Doivent vous dire assez que nous sommes Troyens.
DIDON
Troyens!
ASCAGNE
Notre chef est Énée,
Je suis son fils.
DIDON
Etrange destinée!
PANTHÉE
(s'avançant)
Obéissant au souverain des dieux
Ce héros cherche l'Italie,
Où le sort lui promet un trépas glorieux
Et le bonheur de rendre aux siens une patrie.
DIDON
Qui n'admire ce prince, ami du grand Hector?
Qui de son nom fameux n'est ignorant encor?
Carthage en est remplie.
Dites-lui que mon port ouvert à ses vaisseaux
L'attend. Qu'il vienne, qu'il oublie
Avec vous à ma cour ses pénibles travaux.
Nº 28 - Final
NARBAL
(entrant avec agitation)
J'ose à peine annoncer la terrible nouvelle!
DIDON
Qu'arrive-t-il?
NARBAL
Le Numide rebelle,
Le féroce Iarbas
Avec d'innombrables soldats
S'avance vers Carthage.
CARTHAGINOIS
(au loin)
Des armes! des armes!
NARBAL
Et la troupe sauvage
Egorge nos troupeaux
Et dévaste nos champs.
Mais des malheurs nouveaux
Menacent la ville elle-même:
A nos jeunes guerriers dont
l'ardeur est extrême
Les armes vont manquer.
DIDON
Que dites-vous, Narbal?
NARBAL
Que nous allons tenter un combat inégal.
CARTHAGINOIS
Des armes! des armes!
ÉNÉE
(s'avançant après avoir laissé tomber son déguisement
de matelot. Il porte un brillant costume et la cuirasse,
mais sans casque ni bouclier.)
Reine, je suis Énée!
Ma flotte sur vos bords par les vents entraînée
A de rudes travaux fut par moi destinée;
Permettez aux Troyens de combattre avec vous!
DIDON
J'accepte avec orgueil une telle alliance!
Énée armé pour ma défense!
Les dieux se déclarent pour nous.
(à part, à Anna)
Ô ma soeur, qu'il est fier, ce fils de la déesse,
Et qu'on voit sur son front de grâce et de noblesse!
ÉNÉE
Sur cette horde immonde d'Africains,
Marchons Troyens et Tyriens,
Volons à la victoire ensemble!
Comme le sable emporté par les vents
Chassons dans ses déserts brûlants
Le Numide éperdu; qu'il tremble.
ÉNÉE, PANTHÉE, NARBAL, IOPAS
ASCAGNE, DIDON, ANNA, TROYENS
C'est le dieu Mars qui vous/nous rassemble,
C'est le fils de Vénus qui vous/nous guide aux combats!
Exterminez/ exterminons la noire armée,
Et que demain la renommée
Proclame au loin la honte et la mort d'Iarbas!
(Pendant la fin de ce morceau, on apporte ses armes
d'Énée. Il met rapidement son casque, passe à son
bras son vaste bouclier et saisit ses javelots.)
ÉNÉE
(à Panthée)
Annonce à nos Troyens l'entreprise nouvelle
Où la gloire les appelle.
(Panthée sort.)
Reine, bientôt du barbare odieux
Vous serez délivrée. A vos soins généreux
J'abandonne mon fils.
DIDON
De mon amour de mère
Pour lui ne doutez pas.
ÉNÉE
(à Ascagne)
Viens embrasser ton père.
(Il l'embrasse en le couvrant tout entier de ses
armes. Ascagne pleure sans répondre.)
D'autres t'enseigneront, enfant, l'art d'être heureux;
Je ne t'apprendrai, moi, que la vertu guerrière
Et le respect des dieux;
Mais révère en ton coeur et garde en ta mémoire
Et d'Énée et d'Hector les exemples de gloire.
(Le peuple de Carthage accourt de toutes parts
demandant des armes. Quelques hommes seulement
sont armés régulièrement, les autres portent des faux,
des haches, des frondes. Panthée rentre en scène.
Ascagne essuyé tout à coup ses larmes et s'élance à
côté des chefs troyens.)
ENSEMBLE
Des armes! des armes!
Sur cette horde immonde d'Africains,
Marchez/ marchons Troyens et Tyriens, etc
ACTE QUATRIÈME
Premier Tableau
Nº 29 - Chasse Royale et Orage
Pantomime
(Une forêt d'Afrique au matin. Au fond, un rocher très
élevé. Au bas et à gauche du rocher, l'ouverture d'une
grotte. Un petit ruisseau coule le long du rocher et va
se perdre dans un bassin naturel bordé de joncs et de
roseaux. Deux naïades se laissent entrevoir un instant
et disparaissent; puis on les voit nager dans le bassin.
Chasse royale. Des fanfares de trompe retentissent au
loin dans la forêt. Les naïades effrayées se cachent
dans les roseaux. On voit passer des chasseurs tyriens,
conduisant des chiens en laisse. Le jeune Ascagne, à
cheval, traverse le théâtre au galop. Le ciel s'obscurcit,
la pluie tombe. Orage grandissant... Bientôt la tempête
devient terrible, torrents de pluie, grêle, éclaires et
tonnerre. Appels réitérés des trompes de chasse au
milieu du tumulte des éléments. Les chasseurs se
dispersent dans toutes les directions; en dernier lieu
on voit paraître Didon vêtue en Diane chasseresse,
l'arc à la main, le carquois sur l'épaule, et Énée en
costume demi-guerrier. Ils sont à pied l'un et l'autre.
Ils entrent dans la grotte. Aussitôt les nymphes des bois
paraissent, les cheveux épars, au sommet du rocher,
et vont et viennent en courant, en poussant des cris
et faisant des gestes désordonnés. Au milieu de leurs
clameurs, on distingue de temps en temps le mot: Italie!
Le ruisseau grossit et devient une bruyante cascade.
Plusieurs autres chutes d'eau se forment sur divers
points du rocher et mêlent leur bruit au fracas de la
tempête. Les Satyres et les Sylvains exécutent avec les
Faunes des danses grotesques dans l'obscurité. La
foudre frappe un arbre, le brise et l'enflamme. Les
débris de l'arbre tombent sur la scène. Les Satyres,
Faunes et Sylvains ramassent les branches enflammées,
dansent en les tenant à la main, puis disparaissent avec
les nymphes dans les profondeurs de la forêt. La
tempête se calme. Les nuages s'élèvent.)
Deuxième Tableau
(Les jardins de Didon sur le bord de la mer.
Le soleil. se couche.)
Nº 30 - Recitatif
ANNA
Dites, Narbal, qui cause vos alarmes?
Le jour qui termina la guerre et ses malheurs
N'a-t-il pas vu briller la gloire de nos armes?
Les Tyriens ne sont-ils pas vainqueurs?
NARBAL
Pour nous de ce côté plus rien n'est redoutable;
Les Numides chassés dans leurs déserts de sable,
Pris de nos murs ne reparaîtront pas;
Et le glaive terrible
Du héros invincible
Nous a délivrés d'Iarbas.
Mais Didon maintenant oublie
Les soins naguère encore à son esprit si chers;
En chasses, en festins, elle passe sa vie;
Les travaux suspendus, les ateliers déserts,
Le séjour prolongé du Troyen à Carthage
Me causent des soucis que le peuple partage.
ANNA
Eh! ne voyez-vous pas, Narbal, qu'elle l'aime,
Ce fier guerrier, et qu'il ressent lui-même
Pour ma soeur un amour égal?
NARBAL
Quoi!
ANNA
De l'ardeur qui les anime
Quel malheur craignez-vous?
Didon peut-elle avoir un plus vaillant époux,
Carthage, un roi plus magnanime?
NARBAL
Mais le destin impérieux
Appelle Énée en Italie!
ANNA
Une voix lui dit: Pars!
Une autre voix lui crie: Reste!
L'amour est le plus grand des dieux.
Nº 31 - Air et Duo
NARBAL
De quels revers menaces-tu Carthage,
Sombre avenir?
Je vois sortir
De sinistres éclairs du sein de ton nuage!
Jupiter! dieu de l'hospitalité,
En exerçant la vertu qui t'est chère,
Avons-nous donc, avons-nous mérité
Les coups de ta colère?
ANNA
Vaine terreur!
Carthage est triomphante!
Notre reine charmante
Aime un héros vainqueur,
Une chaîne de fleurs les enlace;
Bientôt ils vont s'unir.
Telle est la menace
Du sombre avenir.
Nº 32 - Marche pour l'entrée de la Reine
(sur le thème du Chant National)
(Entrent Didon, Énée, Panthée, Iopas, Ascagne. Didon
va s'asseoir avec Anna sur une estrade, ayant Énée et
Narbal auprès d'elle.)
Nº 33 - Ballets
a) Pas des Almées
b) Danse des Esclaves
c) Pas d'Esclaves nubiennes
ESCLAVES NUBIENNES
Ha! Ha!
Amaloué
Midonaé
Faï caraïmé
Deï beraïmbé
Ha! Ha!
(La reine descend de l'estrade et va s'étendre à l'avant-
scène sur un lit de repos, de manière à présenter son
profil gauche au spectateur. Énée debout d'abord.)
Nº 34 - Scene et chant d'Iopas
DIDON
(languissamment)
Assez, ma soeur, je ne souffre qu'à peine
Cette fête importune...
(Sur un signe d'Anna les danseurs se retirent.)
Iopas, chante-nous,
Sur un mode simple et doux,
Ton poème des champs.
IOPAS
A l'ordre de la reine
l'obéis.
(Un harpiste thébain vient se placer auprès d'Iopas
et accompagne son chant. Le costume du harpiste est
le costume religieux égyptien.)
O blonde Cérès,
Quand à nos guérets
Tu rends leur parure
De fraîche verdure,
Que d'heureux tu fais!
Du vieux tabous,
Du jeune pasteur,
La reconnaissance
Bénit l'abondance
Que tu leur promets.
O blonde Cérès, etc.
Le timide oiseau,
Le folâtre agneau,
Des vents de la plaine
La suave haleine,
Chantent tes bienfaits.
Féconde Cérès, etc.
Nº 35 - Recitatif et quintette
DIDON
(l'interrompant)
Pardonne, Iopas, ta voix même,
En mon inquiétude extrême,
Ne peut ce soir me captiver...
ÉNÉE
(allant s'asseoir aux pieds de Didon)
Chère Didon!
DIDON
Énée,
Ah! daignez achever
Le récit commencé
De votre long voyage
Et des malheurs de Troie.
Apprenez-moi le sort
De la belle Andromaque…
ÉNÉE
Hélas! en'esclavage
Réduite par Pyrrhus,
Elle implorait la mort;
Mais l'amour obstiné
De ce prince pour elle
Sur enfin la rendre infidèle
Aux plus chers souvenirs...
Après de longs refus,
Elle épousa Pyrrhus.
DIDON
Quoi! la veuve d'Hector!
ÉNÉE
Sur le trône d'Epire
Elle est ainsi montée.
DIDON
Ô pudeur!
(à part)
Tout conspire
A vaincre mes remords et mon coeur est absous.
(Ascagne appuyé sur son arc et semblable à une statue
de l'Amour, se rient debout au côté gauche de la reine,
Anna inclinée appuie son coude sur le dossier du lit de
Didon. Auprès d'Anna, Narbal et Iopas debout.)
Andromaque épouser l'assassin de son père,
Le fils du meurtrier de son illustre époux!
ÉNÉE
Elle aime son vainqueur,
L'assassin de son père,
Le fils du meurtrier de son illustre époux.
DIDON
Tout conspire, etc.
(Didon ayant le bras gauche posé sur l'épaule
d'Ascagne, de façon que sa main pend devant la
poitrine de l'enfant, celui-ci retire en souriant du doigt
de la reine l'anneau de Sichée, que Didon lui reprend
ensuite d'un air distrait et qu'elle oublie sur le lit de
repos en se levant.)
ANNA
(montrant Ascagne)
Voyez, Narbal, la main légère
De cet enfant, semblable à Cupidon,
Ravir doucement à Didon
L'anneau qu'elle révère.
IOPAS ET NARBAL
Voyez, Narbal/Je vois la main légère, etc.
DIDON
(rêvant)
Le fils du meurtrier de son illustre époux!...
Tout conspire, etc.
ÉNÉE
Didon soupire...
Mais le remords s'enfuit,
Et son coeur est absous!...
Didon soupire...
Mais son coeur, oui, son coeur est absous.
ANNA, IOPAS ET NARBAL
Tout conspire, etc.
Nº 36 - Recitatif et Septuor
ÉNÉE
Mais bannissons ces tristes souvenirs.
(Il se lève.)
Nuit splendide et charmante!
Venez, chère Didon, respirer les soupirs
De cette brise caressante.
(Didon se lève o son tour.)
DIDON, ÉNÉE, ASCAGNE, ANNA, IOPAS
NARBAL, PANTHÉE ET LE CHOEUR
Tout n'est que paix et charme autour de nous!
La nuit étend son voile et la mer endormie
Murmure en sommeillant les accords les plus doux.
(Tous les personnages, excepté Énée et Didon, se
retirent peu o peu vers le fond du théâtre et finissent
par disparaître tout à fait.)
Nº 37 - Duo
(Clair de lune)
DIDON, ÉNÉE
Nuit d'ivresse et d'extase infinie!
Blonde Phoebé, grands astres de sa cour,
Versez sur nous votre lueur bénie;
Fleurs des cieux, souriez à l'immortel amour!
DIDON
Par une telle nuit, le front ceint de cytise,
Votre mère Vénus suivit le bel Anchise
Aux bosquets de l'Ida.
ÉNÉE
Par une telle nuit, fou d'amour et de joie,
Troïlus vint attendre aux pieds des murs de Troie
La belle Cressida.
DIDON, ÉNÉE
Nuit d'ivresse et d'extase infinie!
Blonde Phoebé, etc.
ÉNÉE
Par une telle nuit la pudique Diane
Laissa tomber enfin son voile diaphane
Aux yeux d'Endymion.
DIDON
Par une telle nuit le fils de Cythérée
Accueillit froidement la tendresse enivrée
De la reine Didon!
ÉNÉE
Et dans la même nuit hélas! l'injuste reine,
Accusant son amant, obtint de lui sans peine
Le plus tendre pardon.
DIDON, ÉNÉE
Ô nuit d'ivresse et d'extase infinie, etc.
(Ils marchent lentement vers le fond du théâtre en se
tenant embrassés, puis ils disparaissent en chantant.
Au moment où les deux amants qu'on ne voit plus
finissent leur duo dans la coulisse, Mercure paraît
subitement dans un rayon de la lune non loin d'une
colonne tronquée où sont appendues les armes d'Énée.
S'approchant de la colonne il frappe de son caducée
deux coups sur le bouclier qui rend un son lugubre et
prolongé.)
MERCURE
(d'une voix grave, et étendant le bras du côté de la mer)
Italie! Italie! Italie!
(Il disparaît.)
ACTE CINQUIÈME
Premier Tableau
(Le bord de la mer couvert de tentes troyennes. On
voit les vaisseaux troyens dans le port. Il fait nuit.
Un jeune matelot phrygien chante en se balançant
au haut du mât d'un navire. Deux sentinelles montent
la garde devant les tentes au fond de la scène.)
Nº 38 - Chanson d'Hylas
HYLAS
Vallon sonore,
Où dès l'aurore
Je m'en allais chantant, hélas!
Sous tes grands bois chantera-t-il encore,
Le pauvre Hylas?...
Berce mollement sur ton sein sublime,
Ô puissante mer, l'enfant de Dindyme!
Fraîche ramée,
Retraite aimée
Contre les feux du jour, hélas!
Quand rendras-tu ton ombre parfumée
Au pauvre Hylas?...
Berce mollement sur ton sein sublime,
Ô puissante mer, l'enfant de Dindyme!
Humble chaumière,
Où de ma mère
Je reçus les adieux.
1e SENTINELLE
Il rêve à son pays...
2e SENTINELLE
Qu'il ne reverra pas.
HYLAS
Hélas!
Reverra-t-il ton heureuse misère,
Le pauvre Hylas?...
Berce mollement sur ton sein sublime, sublime,
Ô puissante mer, l'enfant...
(Il s'endort.)
Nº 39 - Recitatif et Choeur
(Entrent Panthée et les Chefs troyens.)
PANTHÉE
Préparez tout, il faut partir enfin.
Énée en vain
Voit avec désespoir l'angoisse de la reine,
La gloire et le devoir sauront briser sa chaîne
Et son coeur sera fort au moment des adieux.
PANTHÉE, LES CHEFS
Chaque jour voit grandir la colère des dieux.
Des signes effrayants déjà nous avertissent;
La mer, les monts, les bois profonds gémissent;
Sous d'invisibles coups nos armes retentissent;
Comme dans Troie en la fatale nuit,
Hector, dont l'oeil courroucé luit,
En armes apparaît; un choeur d'ombres le suit;
Et ces morts irrités
La nuit dernière encore ont crié trois fois...
LES OMBRES
Italie! Italie! Italie!
PANTHÉE, LES CHEFS
Dieux vengeurs! c'est leur voix!...
Nous avons trop longtemps bravé l'ordre céleste;
Quittons sans plus tarder ce rivage funeste!
A demain! à demain!
Préparons tout, il faut partir enfin.
(Ils entrent dans les tentes.)
Nº 40 - Duo
(Les deux soldats en sentinelle marchent, l'un de droite
à gauche, l'autre de gauche o droite. Ils s'arrêtent de
temps en temps l'un près de l'autre vers le milieu du
théâtre.)
1e SENTINELLE
Par Bacchus! ils sont fous avec leur Italie!...
Je n'ai rien entendu.
2e SENTINELLE
Ni moi.
1e SENTINELLE
La belle vie,
Pourtant, qu'on mène ici!
2e SENTINELLE
Dans plus d'une maison
Nous trouvons et bon vin et grasse venaison.
1e SENTINELLE
A ma belle Carthaginoise,
Je puis déjà parler phénicien.
2e SENTINELLE
La mienne comprend le Troyen,
M'obéit sans me chercher noise.
1e SENTINELLE
La tienne comprend le Troyen?
2e SENTINELLE
M'obéit sans me chercher noise.
La femme n'est point rude ici pour l'étranger.
ENSEMBLE
Non! la femme n'est point rude ici pour l'étranger.
1e SENTINELLE
Et l'on nous veut faire changer
Ces douceurs contre un long voyage!
2e SENTINELLE
Les caresses de l'orage!
1e SENTINELLE
La faim.
2e SENTINELLE
La soif.
1e SENTINELLE
Vingt maux d'enfer!
2e SENTINELLE
Et tous les ennuis de la mer!
1e SENTINELLE
Maudite folie!
2e SENTINELLE
Pour cette Italie...
1e SENTINELLE
Où nous devons jouir du fruit de nos travaux...
ENSEMBLE
En nous faisant rompre les os!
2e SENTINELLE
Encor pâtir!
1e SENTINELLE
Encor pâtir!
Notre lot est l'obéissance.
2e SENTINELLE
Silence!
Je vois Énée à grands pas accourir.
(Les deux sentinelles s'éloignent et disparaissent.)
Nº 41 - Récitatif Mesure et Air
ÉNÉE
(s'avançant dans une grande agitation)
Inutiles regrets!... je dois quitter Carthage!
Didon le sait... son effroi, sa stupeur,
En l'apprenant, ont brisé mon courage...
Mais je le dois... il le faut!...
Non, je ne puis oublier la pâleur
Frappant de mort son beau visage,
Son silence obstiné, ses yeux
Fixes et pleins d'un feu sombre...
En vain ai-je parlé des prodiges sans nombre
Me rappelant l'ordre des dieux,
Invoqué la grandeur de ma sainte entreprise,
L'avenir de mon fils et le sort des Troyens,
La triomphale mort par les destins promise,
Pour couronner ma gloire aux champs ausoniens;
Rien n'a pu la toucher; sans vaincre son silence
J'ai fui de son regard la terrible éloquence.
Ah! quand viendra l'instant des suprêmes adieux,
Heure d'angoisse et de larmes baignée,
Comment subir l'aspect affreux
De cette douleur indignée?...
Lutter contre moi-même et contre toi, Didon!
En déchirant ton coeur implorer mon pardon!
En serai-je capable?... En un dernier naufrage,
Ah! puisé-je périr, si je quittais Carthage
Sans te revoir pourtant!...
Sans la voir? lâcheté!
Mépris des droits sacrés de l'hospitalité!
Non, non, reine adorée,
Ame sublime et par moi déchirée,
O reine adorée! Non, je veux te revoir,
Une dernière fois presser tes mains tremblantes,
Arroser tes genoux de mes larmes brûlantes,
Dussé-je être brisé par un tel désespoir.
Nº 42 - Scene
CHOEUR D'OMBRES
Énée!...
ÉNÉE
Encor ces voix!
(Les quatre spectres voilés paraissent successivement,
l'un à l'entrée des coulisses à gauche du spectateur
l'autre à l'entrée des coulisses à droite, les deux autres
au fond du théâtre. Au-dessus de la tête de chacun
d'eux brille une couronne de petites flammes pâles.)
ÉNÉE
De la sombre demeure,
Messager menaçant, qui donc t'a fait sortir?...
SPECTRE DE PRIAM
(visible)
Ta faiblesse et ta gloire...
ÉNÉE
Ah! je voudrais mourir!
SPECTRE DE PRIAM
Plus de retards!
SPECTRE DE CHORÈBE
(invisible)
Pas un jour!
SPECTRE D'HECTOR ET CASSANDRE
(invisibles)
Pas une heure!
SPECTRE DE PRIAM
(levant son voile devant les yeux d'Énée)
Je suis Priam!... il faut vivre et partir!
(Sa couronne s'éteint, il disparaît. Énée, s'élançant
éperdu vers le côté droit de la scène y rencontre le
spectre de Chorèbe.)
LE SPECTRE DE CHORÈBE
(levant son voile)
Je suis Chorèbe!
Il faut partir et vaincre!
(Sa couronne s'éteint, il disparaît. Énée, reculant vers
le fond du théâtre y rencontre les deux autres spectres.
Cassandre a le bras gauche appuyé sur l'épaule
d'Hector. Hector est armé de pied en cap.)
ÉNÉE
(les reconnaissant au moment où ils se dévoilent)
Hector! dieux de l'Erébe!...
Cassandre!...
SPECTRES DE CASSANDRE ET HECTOR
Il faut vaincre et fonder!...
(Leurs couronnes s'éteignent, ils disparaissent.)
ÉNÉE
Je dois céder
A vos ordres impitoyables!
J'obéis, j'obéis, spectres inexorables!
Je suis barbare, ingrat; vous l'ordonnez, grands dieux!
Et j'immole Didon, en détournant les yeux!
Nº 43 - Scene et Choeur
ÉNÉE
(passant devant les tentes)
Debout, Troyens, éveillez-vous, alerte!
Le vent est bon, la mer nous est ouverte!
Eveillez-vous!
Il faut partir avant le lever du soleil!
LES TROYENS
(dans les tentes)
Alerte!... entendez-vous, amis, la voix d'Énée?...
(Ils sortent des tentes.)
Donnez partout le signal du réveil...
ÉNÉE
(à un chef)
Va, cours, porte cet ordre à l'oreille étonnée
D'Ascagne: Qu'il se lève et qu'il se rende à bord!
Avant le jour il faut quitter le port.
Ma tâche, jusqu'au bout, grands dieux, sera remplie,
Alerte, amis! profitons des instants!
Coupez les câbles, il est temps!
En mer! en mer! Italie! Italie!
CHOEUR
Voici le jour, profitons des instants!
Coupons les câbles, il est temps!
En mer! en mer! Italie! Italie!
ÉNÉE
(se tournant du côté du palois de Didon)
A toi mon âme! Adieu! digne de ton pardon,
Je pars, noble Didon!
L'impatient destin m'appelle;
Pour la mort des héros, je te suis infidèle.
(Tous se précipitent hors de la scène dans diverses
directions, comme pour faire des préparatifs de
départ. On voit les vaisseaux commencer à se mettre
en mouvement. Eclairs et tonnerre lointain.)
Nº 44 - Duo et Choeur
DIDON
Errante sur tes pas,
Sous la foudre qui gronde,
J'ai voulu voir, je vois et ne crois pas...
Tu prépares ta fuite?
ÉNÉE
En ma douleur profonde,
Chère Didon, épargnez-moi!
DIDON
Tu pars? tu pars?
Sans remords! Quoi!
Dédaigneux du sceptre de Lybie,
En m'arrachant le coeur tu cours en Italie!
ÉNÉE
J'ai trop tardé...
Des dieux les ordres souverains...
DIDON
Il part!... il suit la voix d'implacables destins,
Sans écouter la mienne! à ses lâches dédains
Il me voit exposer ma douleur surhumaine.
(Elle voit un groupe de Troyens sourire en la
regardant.)
Et ma beauté de reine
Aux rires insolents de ces ingrats Troyens!...
ÉNÉE
Didon!
DIDON
Sans qu'à l'aspect d'une telle misère
La pitié d'une larme humecte sa paupière!
Tu pars? Non! ce n'est pas Vénus qui t'enfanta,
Quelque louve hideuse aux forêts t'allaita!
ÉNÉE
O Reine, quand à vous se dévoua mon âme,
Elle subit la loi d'un immortel amour,
Et jusqu'au dernier jour
Mon coeur vivra de cette flamme...
DIDON
Tais-toi! rien ne t'arrête;
La mort qui plane sur ma tête,
Ma honte, mon amour, notre hymen commencé,
Mon nom du livre d'or dès ce jour efface!
Encor, si de ta foi, j'avais un tendre gage,
Oui, si d'un fils d'Énée
Le fier et doux visage
Me rappelant tes traits, souriait sur mon sein,
je serais moins abandonnée...
ÉNÉE
Je vous aime, Didon; grâce! l'ordre divin
Pouvait seul emporter la cruelle victoire.
(On entend la fanfare de la marche troyenne.)
DIDON
A ce chant de triomphe où rayonne ta gloire,
Je te vois tressaillir!
Tu pars?
ÉNÉE
Je dois partir...
DIDON
Tu pars?
ÉNÉE
Mais pour mourir,
Obéissant aux dieux,
Je pars et je vous aime!
DIDON
Ne sois pas plus longtemps par mes cris arrêté,
Monstre de piété!
Va donc, va! je maudis et tes dieux et toi-même!
(Elle sort.)
(Des groupes de soldats troyens occupés des
préparatifs du départ, passent et se dirigent
vers les vaisseaux.)
ÉNÉE, LES TROYENS
Italie!
(Ascagne arrive conduit par un chef troyen.
Énée monte sur un vaisseau.)
Deuxième Tableau
(Un appartement de Didon. Le jour se lève.)
Nº 45 - Scene
DIDON
Va, ma soeur, l'implorer,
De mon âme abattue
L'orgueil a fui. Va! ce départ me tue
Et je le vois se préparer.
ANNA
Hélas! moi seule fus coupable,
En vous encourageant à former d'autres noeuds.
Peut-on lutter contre les dieux?...
Son départ est inévitable,
Et pourtant il vous aime.
DIDON
Il m'aime! non! non! son coeur est glacé!
Ah! je connais l'amour, et si Jupiter même
M'eût défendu d'aimer, mon amour insensé
De Jupiter braverait l'anathème.
Mais va, ma soeur, allez, Narbal, le supplier
Pour qu'il m'accorde encore
Quelques jours seulement. Humblement je l'implore:
Ce que j'ai fait pour lui, pourra-t-il l'oublier,
Et repoussera-t-il cette instance suprême
De vous, sage Narbal, de toi, ma soeur, qu'il aime?...
Nº 46 - Scene
CHOEUR
(au loin derrière la scène)
En mer, voyez! six vaisseaux! sept! neuf! dix!
IOPAS
(entrant)
Les Troyens sont partis!
DIDON
Qu'entends-je?
IOPAS
Avant l'aurore
Leur flotte était en mer, on l'aperçoit encore!
DIDON
Dieux immortels! il part! Armez-vous, Tyriens!
Carthaginois, courez, poursuivez les Troyens!
Courbez-vous sur les rames,
Volez sur les eaux,
Lancez des flammes,
Brûlez leurs vaisseaux!
Que la ville entière...
Que dis-je?... impuissante fureur!
Subis ton sort et désespère,
Dévore ta douleur,
Ô malheureuse!
Et voilà donc la foi de cette âme pieuse!
J'offrais un trône!... Ah! je devais alors
Exterminer la race vagabonde
De ces maudits, et disperser sur l'onde
Les débris de leurs corps!
C'est alors qu'il fallait prévoir leur perfidie,
Livrer leur flotte à l'incendie,
Et me venger d'Énée et lui servir enfin
Les membres de son fils en un hideux festin!
A moi, dieux des enfers! l'Olympe est inflexible!...
Aidez-moi ! que par vous mon coeur soit enflammé
D'une haine terrible
Pour ce fugitif que j'aimai!
Du prêtre de Pluton, qu'on réclame l'office!
Pour apaiser mes douloureux transports,
A l'instant même offrons un sacrifice
Aux sombres déités de l'empire des morts!
Qu'on élève un bûcher!
Que les dons du perfide
Et ceux que je lui fis,
Dans la flamme livide,
Souvenirs détestés, disparaissent!... Sortez!
NARBAL
(à Anna)
Son regard m'épouvante, ô princesse, restez!
DIDON
Anna, suivez Narbal.
ANNA
Que ma soeur me pardonne!
DIDON
Je suis reine et j'ordonne;
Laissez-moi seule, Anna.
(Anna, Narbal et Iopas sortent.)
Nº 47 - Monologue
(Didon parcourt la scène en s'arrachant les cheveux,
se frappant la poitrine et poussant des cris inarticulés.)
DIDON
Ah! Ah!
(Elle s'arrête brusquement.)
Je vais mourir...
Dans ma douleur immense submergée
Et mourir non vengée!...
Mourons pourtant! Oui, puise-t-il frémir
A la lueur lointaine de la flamme de mon bûcher!
S'il reste dans son âme quelque chose d'humain.
Peut-être il pleurera sur mon affreux destin.
Lui, me pleurer!...
Énée!... Énée!...
Oh,! mon âme te suit,
A son amour enchaînée,
Esclave, elle l'emporte en l'éternelle nuit...
Vénus! rends-moi ton fils!... Inutile prière
D'un coeur qui se déchire!... A la mort tout entière
Didon n'attend plus rien que de la mort.
Nº 48 - Air
DIDON
Adieu, fière cité, qu'un généreux effort
Si promptement éleva florissante;
Ma tendre soeur qui me suivis errante,
Adieu, mon peuple, adieu; adieu, rivage vénéré,
Toi qui jadis m'accueillis suppliante;
Adieu, beau ciel d'Afrique, astres que j'admirai
Aux nuits d'ivresse et d'extase infinie;
Je ne vous verrai plus, ma carrière est finie!...
(Elle sort à pas lents.)
Troisième Tableau
Nº 49 - Ceremonie Funèbre
(Une partie des jardins de Didon, sur le bord de la mer.
Un vaste bûcher est élevé; on y monte par des gradins
latéraux. Sur la plate-forme du bûcher sont placés un
lit, une toge, un casque, une épée avec son baudrier,
et un buste d'Énée.)
(Entrent les Prêtres de Pluton, revêtus de costumes
funèbres; ils viennent processionnellement se grouper
auprès de deux autels où brillent des flammes
verdâtres, puis Anna, Narbal, et enfin Didon voilée
et couronnée de feuillage. Pendant la première partie
du choeur des prêtres, Anna, s'approchant de sa soeur,
lui dénoue sa chevelure et lui ôte le cothurne de son
pied gauche.)
CHOEUR DE PRÊTRES DE PLUTON
Dieux de l'oubli, dieux du Ténare,
Au coeur blessé rendez la force et le repos!
Des profondeurs du noir Tartare
Entendez-nous, Hécate, Erèbe, et toi Chaos!
ANNA, NARBAL
(étendant le bras droit du côté de la mer)
S'il faut enfin qu'Énée aborde en Italie,
Qu'il y trouve un obscur trépas!
Que le peuple latin à l'ombrien s'allie
Pour arrêter ses pas!
Percé d'un trait vulgaire en la mêlée ardente,
Qu'il reste abandonné sur l'arène sanglante,
Pour servir de pâture aux dévorants oiseaux!
Entendez-nous, Hécate, Erèbe, et toi Chaos!
LES PRÊTRES, ANNA, NARBAL
Dieux de l'oubli, dieux du Ténare, etc.
Nº 50 - Scene
DIDON
(parlant comme en songe)
Pluton... semble m'être propice...
En ce cruel instant... Narbal... ma soeur...
C'en est fait... achevons le pieux sacrifice…
Je sens rentrer le calme... dans mon coeur.
(Deux prêtres portant le premier autel s'avancent
de gauche à droite, deux autres portant le second
s'avancent de droite à gauche et font en se croisant
ainsi le tour du bûcher. Didon, le pied gauche nu,
les cheveux épars, après avoir déposé sur l'un des
autels sa couronne de feuillage, le suit d'un pas
saccadé. Pendant ce mouvement processionnel, Anna
est à genoux à droite de la scène et Narbal à gauche.
Entre eux le grand prêtre de Pluton, debout, étend,
en la tenant des deux mains, la fourche plutonique vers
le bûcher. Enfin, saisie d'une énergie convulsive, Didon
monte d'un pas rapide les degrés du bûcher. Parvenue
au sommet, elle saisit la toge d'Énée, détache le voile
brodé d'or qui couvre sa tête, et les jetant l'une et
l'autre sur le bûcher, elle dit:)
D'un malheureux amour, funestes gages,
Dans la flamme emportez avec vous mes chagrins!
(Elle considère les armes d'Énée.)
Ah!
(Elle se prosterne sur le lit, qu'elle embrasse avec des
sanglots convulsifs. Elle se relève et prenant l'épée elle
dit d'un ton prophétique:)
Mon souvenir vivra parmi les âges.
Mon peuple accomplira d'héroïques destins.
Un jour sur la terre africaine,
Il naîtra de ma cendre un glorieux vengeur...
J'entends déjà sonner son nom vainqueur.
Annibal! Annibal! d'orgueil mon âme est pleine!
Plus de souvenirs amers!
C'est ainsi qu'il convient de descendre aux enfers!
(Elle tire l'épée du fourreau, se frappe et tombe
sur le lit.)
Nº 51 - Choeur
TOUS
Ah! au secours! au secours! la reine s'est frappée!
(Narbal sort comme pour aller chercher du secours.)
CHOEUR
(derrière la scène et accourant)
Quels cris! ah! dans son sang trempée
La reine meurt!
(Narbal rentre, le grand choeur entre en scène.)
Est-il vrai? jour d'horreur!
DIDON
(se relevant appuyée sur son coude)
Ah!
(Elle retombe.)
ANNA
(sur le bûcher)
Ma soeur!
(Didon se relève.)
DIDON
Ah!...
(Elle lève les yeux au ciel et retombe gémissant.)
ANNA
C'est moi,
C'est ta soeur qui t'appelle...
DIDON
(se relevant à demi)
Ah! Des destins ennemis... implacable fureur...
Carthage périra!
Nº 52 - Imprécation
(On voit dans une gloire lointaine le Capitole Romain
au fronton duquel brille ce mot, Rome. Devant le
Capitole défilent des légions et un empereur entouré
d'une cour de poètes et d'artistes. Pendant cette
apothéose, invisible aux Carthaginois, on entend
au loin la marche troyenne transmise aux Romains
par la tradition et devenue leur chant de triomphe.)
DIDON
Rome... Rome... immortelle!
(Elle retombe, et meurt. Anna tombe évanouie à
côté d'elle. Le peuple de Carthage, s'avançant vers
l'avant-scène et tournant le dos au bûcher, lance son
imprécation, premier cri de guerre punique,
contrastant par sa fureur avec la solennité triomphale.)
CHOEUR
Haine éternelle à la race d'Énée!
Qu'une guerre acharnée
Précipite à jamais nos fils contre ses fils!
Que par nos vaisseaux assaillis
Leurs vaisseaux dans la mer profonde
Périssent abîmés! que sur la terre et l'onde
Nos derniers descendants, contre eux toujours armés,
De leur massacre, un jour, épouvantent le monde!
PRIMERA PARTE:
LA CONQUISTA DE TROYA.
ACTO PRIMERO
(El emplazamiento del campamento abandonado
por los griegos ante Troya. A la izquierda, tras
las murallas, la Ciudadela. A la derecha, el
Simois, y sobre una de sus orillas un túmulo, la
tumba de Aquiles. Un altar de campaña en la
parte delantera de la escena y, junto a él, un
trono sobre un podio.)
Nº 1 - Coro de Troyanos
(El pueblo troyano se divierte alegremente por
la llanura. Soldados, ciudadanos, mujeres y
niños. Bailes y juegos. Tres pastores tocan la
flauta doble sobre la tumba de Aquiles.)
CORO
¡Ja, ja!
Muchos días hemos pasado tras las murallas.
¡Ah, qué felicidad poder respirar de nuevo
el aire puro de la campiña
que el fragor de la batalla nos había arrebatado!
(Muchachos y niños acuden llevando
despojos de la batalla)
¡Cuántos despojos!... ¡Un hierro de lanza!
¡Yo encontré un casco!... ¡Y yo, dos jabalinas!
¡Mirad, qué escudo tan grande!
¡Se podría llevar sobre él a un gigante!
¡Esos griegos son unos cobardes!
UN SOLDADO
¿Sabéis qué tienda
estaba en este mismo sitio?
CORO
¡No! Dínoslo... ¿De quién era?
EL SOLDADO
La de Aquiles.
CORO
(Retroceden con terror)
¡Dioses!
EL SOLDADO
¡No corráis , tropa de valientes!
Aquiles está muerto,
podéis ver aquí su tumba... ¡Ahí está!
CORO
Cierto, Paris nos libró de ese monstruo homicida.
¿Has visto el caballo de madera,
que antes de marchar para la Hélade,
nos han regalado los griegos?
¡Es enorme!... Es una ofrenda a Palas.
En sus entrañas cabría un batallón.
Al anochecer lo llevaremos a la ciudad,
pero antes, y debido a su tamaño,
deberemos romper las murallas.
El rey regresa del Escamandra y viene a verlo.
¡Corramos!... ¡Corramos también a verlo!
(Salen todos en tropel)
Nº. 2 -Recitativo y Aria
(Mientras acaba la escena anterior, Casandra
aparece caminando por la llanura agitadamente.
Su mirada está inquieta y extraviada.)
CASANDRA
¡Los griegos se han ido! Pero, ¿qué siniestra
intención se esconde tras esta precipitada partida?
¡La inquietud me invade!
He visto la sombra de Héctor recorrer las murallas
como un espíritu nocturno y con su negra mirada
observar a la destruida Sigea... ¡Ay, desgracia!
La locura se ha apoderado de la multitud
y abandona las murallas... ¡Príamo va a la cabeza!
¡Desdichado rey!
¡Has caído en las tinieblas eternas!
¡No me escuchas, no quieres entenderme!
¡Pueblo infeliz, mi funesto presagio te acecha!
¡Ay de mí! ¡Incluso Corebo cree que estoy loca!
¡Cuando pronuncio su nombre, el terror invade!
¡Oh, dioses! ¡Corebo y yo nos amamos!
Pero no habrá himeneo para mí...
No tendré esponsales,
ni cantos festivos,
¡ni dulces sueños de ternura!
¡Él deberá cargar con mi destino inexorable!
(Entrando en un dulce sueño.)
¡Corebo!... Debes abandonar la Troya...
Nº 3 - Dúo
(Corebo llega presuroso)
CASANDRA
¡Es él!
COREBO
¡Cuando Troya estalla de felicidad,
tú huyes del alegre palacio
y te refugias en los bosques y campos.
¡Estaba intranquilo por ti, oh hamadríada!
CASANDRA
¡Ay, deseo ocultar a tus ojos
el terrible temor que anida en mi alma!
COREBO
¡Casandra!
CASANDRA
¡Déjame!
COREBO
¡Ven!
CASANDRA
¡Vete, te lo suplico!
COREBO
¿Marcharme?
¡Dejarte cuando el más santo de los nudos...
CASANDRA
Ha llegado la hora de morir, no de estar alegre.
COREBO
¡Vuelve en ti, virgen adorada!
Deja de desconfiar, de vaticinar,
eleva hacia la bóveda azul
la mirada de tu alma serena.
Deja entrar en tu corazón un rayo de esperanza.
CASANDRA
¡El cielo nos amenaza! Cree en mis palabras
que las inspira mismo dios que nos destruirá.
Mi mirada ha leído el libro del destino.
¡Veo un sinnúmero de males caer sobre nosotros!
¡Se precipitarán sobre Troya!
Veo que ante su furor,
el pueblo gemirá
y con su propia sangre
enrojecerá el suelo de las calles.
Veo a las vírgenes, semidesnudas,
en brazos de sus raptores.
¡Gimiendo querrán cubrir
su desnudez!
¡Ya el negro buitre,
desde la más alta de las torres,
ha visto la carnaza!
¡Todo se desplomará
sobre un río de sangre!
¡Y en tu costado
una espada griega!... ¡Ah!
(Corebo sostiene en sus brazos
a Casandra medio desvanecida.)
COREBO
¡Pobre alma extraviada!
Vuelve en ti, virgen adorada, etc.
CASANDRA
La muerte planea ya sobre el aire...
¡Veo el siniestro relámpago
de su fría mirada homicida!
¡Si me amas, vete!...
¡Vete!...
Ve a dar a tu padre
un apoyo necesario en su vejez.
No hay esperanza para nosotros...
COREBO
Si tu mirada predice tales males para nosotros,
querida insensata,
¿acaso crees que me recibiría mi padre
sabiendo que he abandonado a mi prometida
en un momentos de tal peligro?
Pero el cielo y la tierra,
olvidados ya de la guerra,
proclaman tu error.
Siente la tibia dulzura
del soplo de la brisa
que mece las olas del mar
en los acantilados de Ténedos.
Mira los apacibles rebaños
que sobre el valle ondulante
conduce el pastor.
Oye el alegre canto
de los juguetones pájaros
que parecen hacerse entender.
Bajo el celeste dosel,
y por todas partes,
se escucha un himno de paz.
CASANDRA
¡Signos arteros y calma aparente!
La muerte planea ya sobre el aire.
¡Veo el siniestro relámpago
de su fría mirada homicida!
Márchate antes del anochecer...
Sigue mi consejo... ¡Te lo suplico!
Que no te sorprenda la aurora
en el interior de la ciudad.
¡Mi corazón se rompe de dolor
en mil pedazos!
¡Vete esta misma noche, vete esta noche!
COREBO
¿Dejarte esta noche?
Casandra, ¡pero si yo te adoro!
Sálvame, te lo ruego,
de una horrorosa desesperación.
¿Acaso no ves que si parto moriré?
¿Cómo puedes decir que me marche esta noche?
¡Esta misma noche?
CASANDRA
Si me crees digna de tu amor, Corebo,
¡debes marcharte!
COREBO
¡Por todos los dioses del Cielo y del Erebo!
Casandra, ¿me vas a escuchar?
Te lo pido de rodillas,
¡Casandra!
CASANDRA
¡Cedo ante tanto dolor!
¡Oh, dioses crueles!
COREBO
Dejarte, dejarte esta noche, etc.
CASANDRA
Escúchame, te lo ruego, etc.
¡Estás ciego y sordo, como todos!
¿Quieres inmolarte por tu funesto amor?
COREBO
¡No te dejaré nunca!
CASANDRA
¿No comprendes que mañana
deberás combatir junto a mis hermanos?
COREBO
¡No te dejaré nunca!
CASANDRA
¡Está bien! ¡Aquí tienes mi mano
y mi casto beso de prometida!... ¡Quédate!
Que la celosa muerte prepare
nuestro lecho nupcial para mañana.
COREBO
¡Ven! ¡Ven!
(Él se la lleva apasionado.)
Nº 4. Marcha e Himno
(Entran Ascanio, a la cabeza de los niños;
Hécuba y las princesas. Eneas a la cabeza de
los guerreros troyanos, Príamo y los sacerdotes.)
CORO
Dioses protectores de la ciudad eterna,
¡recibid nuestro incienso!
¡Escuchad las alegres plegarias
de vuestro devoto pueblo!
¡Oh, divinos autores de nuestra victoria!
¡Dios del Olimpo! ¡Dios de los mares!
Regidores del universo,
aceptad nuestras agradecidas ofrendas.
Nº 5 - Combate de Guantes
Paso de Los Luchadores.
(Bailes y juegos populares.)
Nº 6 - Pantomima.
(Andrómaca entra con paso lento, llevando de la
mano a su hijo Astyanax. Van de luto, ambos
vestidos de blanco)
CORO
¡Andrómaca y su hijo!
¡Oh, contradicción!
Esos clamores de pública alegría...
(Astyanax deposita un ramo de flores al pie del
altar. Andrómaca se arrodilla a su lado y reza
durante algunos instantes.)
... y esta inmensa tristeza,
este dolor profundo,
(Andrómaca se alza y conduce a su hijo ante el
trono de Príamo.)
¡Este sufrir en silencio!
(Andrómaca presenta al niño al Rey y a la Reina;
estrecha a Astyanax contra su pecho y lo abraza
con una ternura convulsiva.)
Las esposas y las madres lloran al verla...
(Príamo se levanta y bendice al niño. Hécuba le
bendice también. El Rey y la Reina regresan a sus
tronos. Astyanax, intimidado, corre a refugiarse
en su madre. La emoción dolorosa de Andrómaca
aumenta.)
CASANDRA
(Apareciendo por el fondo de la escena)
¡Ay, ahorra tu llanto,
viuda de Héctor!...
(Andrómaca baja su velo.)
Ya entregarás amargas lágrimas
en las desgracias que se avecinan...
(Andrómaca, que no puede reprimir el llanto,
toma la mano de Astyanax y pasa ante los
diferentes grupos para retirarse. El pueblo se
aparta ante su paso. Algunas mujeres lloran,
ocultando el rostro tras la espalda de los hombres
que tienen cercanos. Andrómaca y Asrtyanax se
alejan con paso lento.)
CORO
¡Ah!
Nº 7 - Narración
ENEAS
(Llega corriendo)
¡El pueblo y los soldados, oh rey!...
La multitud corre y huye como un torrente.
¡Nada puede detenerla!
Un prodigio inaudito ha sucedido.
Laocoonte, sospechando alguna perfidia
en el comportamiento de los griegos,
lanzó su jabalina contra la madera
y exhortó al pueblo a quemarla.
Entonces, hinchadas de cólera,
dos enormes serpientes salieron del mar
y se enroscaron sobre el sacerdote...
Lo abrasaron con su aliento ardiente y,
cubriéndolo con una baba sanguinolenta,
lo devoraron ante nuestros propios ojos.
Nº 8 - Doble Coro
PRÍAMO, PANTEO, COREBO
ENEAS, HELENO, CASANDRA
ASCANIO, HÉCUBA, EL PUEBLO
¡Castigo espantoso!
¡Misterio horrendo!
Ante este relato espantoso
la sangre se hiela en mi corazón.
¡Un escalofrío de terror
recorre todo mi ser!
¡Laocoonte! ¡Un sacerdote!
¡Ha sido blanco del furor celestial!
¡Los monstruos lo han devorado vivo!
¡Horror!
CASANDRA
¡Oh, pueblo malvado!
Misterio horroroso, etc.
Nº 9 - Recitativo y Coro
ENEAS
¡Que la diosa nos proteja
de este nuevo peligro!
Es seguro,
Palas ha querido vengar un sacrilegio.
PRÍAMO
Para aplacarla, cumplid prestos mis órdenes.
ENEAS
¡El caballo ya está sobre los rodillos que,
con los máximos honores,
lo conducirán al Palladium!
El sagrado cortejo lo forman
niños, mujeres y guerreros.
¡El camino está cubierto de flores!
¡Que la trompeta y la lira lo reciban en Troya!
TODOS
El sagrado cortejo lo forman niños, mujeres, etc.
CASANDRA
(Recorriendo la escena fuera de sí)
¡Desgracia!
PRÍAMO, HÉCUBA, ENEAS
PANTEO, COREBO, HELENO
¡Pallas, ten piedad de Troya!
(Todos salen. Casandra queda sola en primer
término de la escena. Tras dar algunos pasos
siguiendo a la gente, regresa bruscamente.)
Nº 10 - Aria
CASANDRA
No, no participaré en la fiesta donde,
ahítos de vino, suplicarán un futuro feliz.
Este pueblo condenado, al que nada ¡ay de mí!
le impedirá precipitarse en la profunda sima.
¡Oh, cruel recuerdo!... ¡Gloria de la patria!...
¡La más pura y seductora imagen!
¡Corebo! ¡Príamo!... Todo ha sido en vano...
¡Pronto lágrimas de angustia inundarán mi rostro!
Nº 11 - Final: Marcha Troyana
(Se escucha el cortejo en la distancia)
CASANDRA
¿Será una ilusión de mis sentidos?
¡Los coros sagrados de Ilión!
CORO
Hija amada del rey celestial,
portadora del casco y de la lanza,
sabia guerrera de mirada dulce,
¡favorece nuestro destino!
¡Haz que Ilión sea invencible!
Bella Palas, ¡protégenos!
CASANDRA
¡Ya llega el cortejo!... ¡Por allí viene!
¡El enemigo viene y la ciudad está abierta!
¡Este pueblo loco, que camina hacia su perdición,
se ha adelantado a las órdenes del rey!
(Se escucha el cortejo más cercano.)
CORO
Del rey celestial, etc.
Escucha nuestras voces, virgen sublime,
que al compás de las flautas de Dindimo,
se elevan hacia lo más alto del firmamento.
¡Que la trompeta frigia
junto a la lira troyana
te lleven nuestras plegarias!
CASANDRA
¡El sonido de los cantos va en aumento!
¡La enorme estatua se acerca!...
¡Aquí está!
CORO
(Entrando en escena)
Del rey celestial, etc.
¡Bailad con vuestras guirnaldas
alrededor de la ofrenda,
alegres niños!
¡Sembrad el camino
con la nieve perfumada
de los lirios primaverales!
¡Palas, protégenos!
(Los cantos cesan bruscamente. La muchedumbre
se agita y algunas mujeres salen como para poder
ver lo que hay fuera de escena, luego regresan al
momento.)
ALGUNOS HOMBRES DEL PUEBLO
¿Qué sucede? ¿Por qué esta agitación?
CASANDRA
¡Júpiter! ¡Todos vacilan!
¡La multitud se agita!
LAS MUJERES
En los costados del coloso se oye ruido de armas.
CASANDRA
Se detienen... ¡Oh, dioses! Si...
LOS HOMBRES
¡Es un feliz augurio!... ¡Seguid cantando, niños!
(Los cantos se reinician aun con más
fuerza que antes.)
TODO EL CORO
¡Orgullosas montañas de Pérgamo,
con una alegre llamarada
resplandeced triunfantes!
(El cortejo inicia el movimiento y sale.)
CASANDRA
¡Deteneos, deteneos! ¡Sí, la llama, el hacha!
¡Buscad en el costado del monstruoso caballo!
¡Laocoonte!... ¡Los griegos!...
Ahí se oculta una trampa infernal...
¡Mi voz se debilita... no queda esperanza!
¡No tenéis piedad, dioses,
para con esta muchedumbre enloquecida!
¡Oh, qué digna labor la de los todopoderosos,
conducirla al abismo tapándole los ojos!
(Escucha los últimos sonidos de la marcha
triunfal que aún se oye y que se extingue de
improviso)
Entran... ¡El destino ya tiene su presa!
¡La hermana de Héctor
morirá en las ruinas de Troya!
(Sale.)
ACTO SEGUNDO
Escena Primera
Nº 12 - Escena y Recitativo
(Estancia en el palacio de Eneas. Ruidos
lejanos de combate. Eneas, medio armado,
duerme sobre su lecho. Ascanio sale presuroso
de un cuarto vecino. Escucha y se acerca al
lecho de su padre, luego da media vuelta y se
marcha. De un rincón obscuro avanza hacia
Eneas el espectro sangrante de Héctor con paso
lento y solemne. Su barba y cabellera están
sucias y desordenadas. Al llegar junto a Eneas,
se queda inmóvil mirándolo y suspira
profundamente. Un ruido lejano, más fuerte
que los anteriores, despierta a Eneas con
sobresalto. Ve a Héctor de pie ante él y, tras
un instante de vacilación, le dirige la palabra,
medio incorporado en el lecho.)
ENEAS
¡Oh, luz de Troya!... ¡Oh, gloria de los troyanos!
¿Después de tantos trabajos
de qué rincón desconocidos regresas?
¿Qué nube oscurece tu mitrada?
Héctor, ¿qué dolores han marcado tu rostro?
EL ESPECTRO DE HÉCTOR
¡Ah!... ¡Huye, hijo de Venus!
¡El enemigo se abate sobre nuestros muros!
¡El orgulloso destino de Troya llega a su fin!
Un huracán de llamas esparce,
de los templos a los palacios, sus torbellinos...
Nada se puede hacer ya para salvar a la patria.
Pérgamo te confía a sus hijos y sus dioses.
¡Márchate!... Ve a Italia...
Tu pueblo renacerá allí después de
haber errado largo tiempo por el mar.
Fundarás un imperio poderoso,
destinado a dominar el mundo.
Allí encontrarás la muerte de un héroe.
(Héctor se aleja solemnemente y su sombra
poco a poco desaparece, Eneas le mira
despavorido.)
Nº 13 - Recitativo y Coro
(Entra Panteo con mirada perdida llevando
los dioses de Troya.)
ENEAS
¿Queda alguna esperanza, Panteo?
¿Combatir?... ¿Salvarse?
PANTEO
¡La ciudad arde por los cuatro costados!
¡Ha llegado nuestro último día!
¡Príamo ha muerto!
Lo griegos, saliendo del vientre del caballo,
han eliminado a la guardia de la puerta.
Innumerables hordas, llegadas del exterior,
se esparcen por doquier propagando el incendio
que alumbra la infame perfidia de sus jefes.
Otros, han ocupado las murallas.
(Entra Ascanio.)
ASCANIO
¡Oh, padre! ¡El palacio de Ucalegón se desploma!
¡Su techo se derrite y cae como lluvia ardiente!
ENEAS
(Interrumpiéndolo)
¡Sígueme, Ascanio!
(Entra Corebo, al frente de una tropa armada.)
COREBO
¡A las armas, gran Eneas!... ¡Ven!
La ciudadela, aunque cercada,
aún se mantiene.
ENEAS
A cualquier precio
hay que llegar hasta ella.
¡La defenderemos hasta la muerte!
No perdamos ni un minuto en socorrerla.
(Grandes ruidos y gritos lejanos.)
CORO
No perdamos ni un minuto en socorrerla.
¡Escuchad!... ¿Las torres se abaten?...
¡Las llamas todo lo devoran!
¿No oís las risas de los griegos?
El número de enemigos aumenta sin cesar.
¡Vamos, la desesperación dirigirá nuestros golpes!
TODOS
¡Estamos dispuestos a morir!
No perdamos ni un minuto en socorrerla.
(Eneas toma de la mano a Ascanio y se sitúan
en medio de un grupo armado.)
¡Marte! ¡Erinas! ¡Guiadnos al combate!
(Todos salen.)
Escena Segunda
Nº 14 - Coro - Plegaria
(Interior del palacio de Príamo. Al fondo,
una galería porticada que da sobre la plaza.
Entre las columnas se aprecia a lo lejos el
monte Ida. El altar de Vesta - Cibeles ardiendo.
Polyxeno y mujeres agrupados junto al altar.
Unas arrodilladas, otras sentadas en el suelo
y otras tumbadas sobre los escalones del altar.
Todas con actitud de la más profunda
Desesperación)
CORO DE TROYANAS
¡Ah!
Poderosa Cibeles,
diosa inmortal,
madre de los desventurados.
¡Protege al pueblo de Troya!
Escucha sus oraciones
en estos terribles momentos.
Salva del ultraje
y de la esclavitud
a las madres y a las hermanas.
Destruye las armas impías
que sostiene las pérfidas manos
de los vencedores.
Poderosa Cibeles, etc.
Nº 15 - Recitativo y Coro
(Entra Casandra, los cabellos desgreñados.)
CASANDRA
No todo se ha perdido. Eneas y sus hombres
por tres veces contraatacaron,
liberando a los valientes ciudadanos
encerrados en la ciudadela.
El tesoro de Príamo está en manos troyanas.
Pronto en Italia, donde el destino los conduce,
verán renacer, aún más poderosa y bella,
una nueva Troya. ¡Ya marchan hacia el Ida!
CORO
¿Y Corebo?
CASANDRA
Ha muerto.
CORO
¡Dioses crueles!
CASANDRA
Por última vez me inclino
ante el altar de Vesta.
¡Seguiré a mi joven esposo!
Sí, mi inútil vida ha llegado a su fin.
CORO
¡Oh, digna hermana de Héctor!
¡Vidente a la que Troya acusó de demencia!
Nadie te creyó ayer
cuando predijiste toda esta inmensa ruina.
CASANDRA
Pronto ya no quedará nada.
CORO
¡Oh, desesperación! ¡Oh, añoranzas inútiles!
CASANDRA
Pero vosotras, palomas asustadas,
¿podréis consentir la horrible esclavitud?
¿Queréis sufrir, vírgenes,
la brutal deshonra
de la ley de los vencedores?
CORO
¿Deberemos desechar toda esperanza?
CASANDRA
¡La esperanza!...
¡Oh, desventuradas!
¿Acaso no oís, entre las tenebrosas luces,
los alaridos de los crueles mirmidones
que os buscan por las calles y palacios?
CORO
¡Nada nos salvará de sus brazos!
CASANDRA
¿Nada, decís?... Si el honor os anima...
(Señalando la galería que se abre sobre la plaza.)
¿Acaso no veis
que ese abismo os está aguardando?
(Señala con su puñal la cintura de las mujeres)
¿Y este acero? ¿Y esos cordones de seda?
¡Son para vosotras , mujeres de Troya!
(Un pequeño grupo se calla manifestando gran horror)
UNA PARTE DEL CORO
¡Heroína de amor y de honor, dices la verdad!
¡Te seguiremos!
CASANDRA
¡El nuevo día no nos encontrará
profanadas por los griegos!
UNA PARTE DEL CORO
¡Te lo juramos, Casandra!
CASANDRA
¿Acaso deseáis ser arrastradas como botín?
UNA PARTE DEL CORO
¡Jamás! ¡Jamás! ¡Contigo moriremos!
Nº 16 - Final
(Las mujeres hablan entre ellas. Algunas toman
liras y comienzan a cantar.)
UNA PARTE DEL CORO
Compartiremos la suerte
de nuestros gloriosos compañeros.
¡Nuestra muerte
empañará la victoria griega!
Puras y libres hemos vivido,
y en esta noche fatal,
¡puras y libres descenderemos
a la orilla infernal!
CASANDRA
(Hablando al grupo de las indecisas)
Tembláis y guardáis silencio...
¿Vaciláis?
LA OTRA PARTE DEL CORO
¡Ah! ¡Me siento estremecer!
CASANDRA
¡Y quién no!
¿Acaso preferís tener una vida indigna?
LA OTRA PARTE DEL CORO
¡Ay de mí!... ¡Morir tan joven!
CASANDRA
(furiosa)
¡Iros a la cama de vuestros nuevos amos!...
¡Esclavas!
LA OTRA PARTE DEL CORO
¡Piedad!...
CASANDRA, CORO
¡Caiga la vergüenza sobre vosotras!
¡Marcharos junto a esos sanguinarios;
echaos a sus pies, abrazadles las rodillas!
(Con una violenta expresión de desprecio.)
¡Caiga la vergüenza sobre vosotras!
¡Id a vivir! ¡Tesalianas! ¡No sois troyanas!
(El grupo de las dubitativas retrocede en silencio
ante el empuje de las otras mujeres hasta que
salen todas de escena. Inmediatamente el grupo
de las decididas regresa a escena, muy exaltadas)
CORO
¡Casandra, moriremos contigo!
No seremos profanadas por un griego.
No formaremos parte del botín del vencedor.
¡No, no, jamás, lo juramos!
(Retoman sus liras.)
Cómplices de su gloria, etc.
¡Ábrenos, negro Plutón,
las puertas del Tártaro!
¡Haz sonar, Caronte,
tu fúnebre fanfarria!
CASANDRA
(Muy exaltada)
¡Corebo! ¡Héctor! ¡Príamo!
¡Amante! ¡Hermano! ¡Rey y padre!
¡Marcharé a vuestro encuentro!
¡Escuchad nuestro juramento dioses infernales!
(Toma la lira de una troyana.)
Morimos plenas de gloria,
y que nuestra muerte
lleve la maldición a los griegos, etc.
(Un jefe griego entra mientras acaba la escena
anterior. Avanza con la espada en alto y se
detiene asombrado ante las troyanas.)
UN JEFE GRIEGO
(Mientras termina el coro.)
¡Qué veo... y con la lira en la mano!
Muy a mi pesar admiro su noble gesto.
¡Casandra!... Bella hasta cantándole a la muerte.
¡Bacante de ojos azules llena de armonía!
(Entra un grupo de soldados griegos.)
SOLDADOS
¡El oro! ¡El oro! ¡Dónde habéis escondido el oro!
(Alzan sus espadas sobre las mujeres.)
CASANDRA
Despreciamos vuestra cobarde amenaza,
¡monstruos ebrios de sangre, inmundos y rapaces!
¿Nunca apagaréis, canallas, vuestra sed de oro?
(Se apuñala y tiende el puñal a Polixena.)
¡Toma! ¡El dolor no es nada!
(Polixena se apuñala a su vez. Casandra apenas
se sostiene durante el resto de escena.)
OTRO GRUPO DE GRIEGOS
(Entrando)
¡Dioses adversos! ¡Oh, rabia!
Cubiertos de sangre, en mitad de la matanza,
Eneas y sus troyanos escapan a nuestros golpes.
¡Huyen con el tesoro!...
CASANDRA, MUJERES
(Algunas desnudan su cintura y se hieren
con sus puñales.)
A pesar vuestro,
¡ya están todos en el monte Ida!
¡Y nosotras desafiamos vuestra furia!
(Todas agitan sus velos y sus tocas hacia
el lado del monte Ida.)
¡Salva a nuestros hijos, Eneas!
¡Italia! ¡Italia!
(Algunas se lanzan al vacío por la balconada;
otras se ahorcan y otras se apuñalan. Gritos de
horror de los griegos. Durante esta última escena,
Casandra, tras haberse herido, y viendo a las
troyanas lanzarse al vacío, se acerca tambaleante
al fondo de la escena, pero las fuerzas le fallan
antes de llegar a la balconada. Se apoya en las
rodillas, después se alza con un supremo esfuerzo
y alzando los brazos hacia el Ida, grita: ¡Italia! y
cae muerta.)
SEGUNDA PARTE:
LOS TROYANOS EN CARTAGO.
ACTO TERCERO
(Gran patio en el palacio de Dido en
Cartago. A un lado se eleva un túmulo de
trofeos: agrícolas, comerciales y artísticos;
al otro lado y al fondo, un anfiteatro en el
que una multitud está sentada, a la altura del
telón.)
Nº 17 - Coro
CORO
(Una parte del pueblo)
¡El cielo bendice las fiestas de Cartago!
¿Visteis alguna vez un día parecido
tras una tan terrible tempestad?
¡Qué dulce brisa!
Los rayos de nuestro sol
calman las inquietudes.
Ante tanta luz la gran llanura reverbera de alegría.
El sol avanza iluminando con rojiza sonrisa
El despertar de la naturaleza.
Nº 18 - Canto Nacional
(Entra Dido con su corte. A su entrada,
el pueblo se pone en pie agitando velos de
variados colores, palmas y flores. Dido se
sienta en su trono entre su hermana a la
derecha, y Narbal, a la izquierda; algunos
soldados la rodean.)
CORO GENERAL
¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!
Reina por su belleza, justicia y sabiduría;
¡Reina por el favor de los dioses!
¡Reina por el amor de sus felices súbditos!
(El pueblo agita palmas y arroja flores.)
Nº 19 - Recitativo y Aria
DIDO
(De pie, en lo alto de su trono.)
Apenas han pasado siete años desde que,
para eludir la persecución del tirano
que asesinó a mi augusto esposo,
me vi obligada a huir junto con vosotros,
desde Tiro hasta estas orillas africanas.
¡Y ya la flota de Cartago es grande y poderosa!
¡Cartago crece y prospera!
Desde las lejanas fronteras donde nace la aurora
traéis los productos del mar, el trigo, el vino,
la lana, el hierro y los más bellos artículos
que vuestros talleres producen.
Queridos tirios, ¡tantos y tan nobles trabajos
embriagan mi corazón de legítimo orgullo!
Pero no desmayéis, ¡escuchad la sublime voz
del dios que os llama a nuevos esfuerzos!
Dad ejemplo a todas las naciones de la tierra.
Pueblo de héroes:
¡Sed laboriosos en la paz y fuertes en la guerra!
EL PUEBLO
Laboriosos en la paz, etc.
DIDO
El feroz Iarbas quiere imponerme la cadena
de un odioso matrimonio.
Su insolencia es vana.
EL PUEBLO
Su insolencia es vana.
DIDO
Mi honor está en vuestras manos
y en la de los dioses.
EL PUEBLO
¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!
¡Cualquiera de nosotros daríamos la vida por ella!
Todos la defenderemos.
¡Desafiaremos la insolencia de Iarbas,
y devolveremos al fondo del desierto
a ese númida salvaje!
DIDO, PUEBLO
¡Queridos tirios! ¡Tantos y tan nobles trabajos...
DIDO
Este bello día,
que quedará por siempre en el recuerdo,
ha sido consagrado por mí
como la jornada de la paz.
Aproximaos, albañiles,
marineros y labradores.
Recibid de mi mano la justa recompensa
por vuestro trabajo,
que da poder y vida a la patria.
Nº 20 - Entrada de los Albañiles.
(Los albañiles avanzan hacia el trono. Dido
entrega a su jefe una escuadra de plata y un
hacha. El cortejo regresa al fondo de la escena.)
Nº 21 - Entrada de los Marineros
(Los marineros avanzan hasta el trono. Dido
entrega a su jefe un timón y un remo. El
cortejo regresa al fondo de la escena.)
Nº 22 - Entrada de los Labradores
(El cortejo de los labradores, más numeroso que
los dos precedentes, avanza lentamente hasta el
trono; un anciano lo conduce.)
Nº 23 - Recitativo Y Coro
(Dido entrega al anciano jefe de los labradores
una hoz de oro, después, teniendo en la mano
una corona de flores y de espigas, exclama:)
DIDO
¡Pueblo! Todos los honores
para la más grande de los trabajos:
¡El de nutrir a los hombres!
EL PUEBLO
¡Vivan los labradores!
¡Estamos agradecidos a los que nos dan el pan!
DIDO
(A parte)
¡Oh, Ceres! ¡El porvenir de Cartago es seguro!
CORO GENERAL
¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!
¡Cualquiera de nosotros daríamos la vida por ella!
¡Demostrémosle nuestro amor!
Colonos y marineros: ¡un pueblo de héroes!
¡Gloria a Dido, nuestra querida reina!
Reina por su belleza, etc…
(El pueblo, conducido por Narbal, desfila
ante el trono de Dido y sale.)
Nº 24 - Recitativo y Dúo
DIDO
Los alegres cantos de esta noble fiesta,
devuelven la paz a mi agitado corazón.
Descanso, hermana mía, sí, mi alegría es perfecta,
tengo calma y serenidad.
ANA
Reina de un pujante imperio
cada día mas floreciente;
adorada reina a la que todos admiran,
¿qué temor os turba, ni siquiera por un momento?
DIDO
Una extraña melancolía, sin causa aparente,
bien lo sabes, viene a veces a turbarme.
No puedo vencer esa debilidad,
siento anidar en mi seno un vago desazón,
y a mi mirada acuden fácilmente lágrimas...
ANA
(Sonriendo.)
Estaréis enamorada, hermana mía...
DIDO
No, ese sentimiento
está totalmente prohibido a mi corazón.
ANA
Estaréis enamorada, hermana mía...
DIDO
No, la viuda fiel debe
apagar su deseo y aborrecer el amor.
ANA
Dido, sois una reina demasiado joven y bella,
como para no obedecer la dulce ley.
Cartago quiere un rey.
DIDO
(Mostrando el anillo de Siqueo en su dedo.)
Aunque mi pueblo y los dioses me maldigan,
¡nunca abandonaré este anillo consagrado!
ANA
Ese juramento hace sonreír a la bella Venus.
Los dioses se niegan a inscribirlo
en su libro sagrado.
DIDO
Tu voz hace nacer en mi pecho
una peligrosa embriaguez.
En vano lucho contra
una difusa esperanza.
ANA
Mi voz hace nacer en su pecho
sueños de ternura.
En vano lucha contra
una difusa esperanza.
DIDO
¡Siqueo!... ¡Oh, esposo mío!
Perdona este momento de debilidad,
y que tu recuerdo arroje lejos de mi corazón
la turbación que me confunde.
ANA
Dido, mi tierna hermana,
perdona si te disipo tu error;
perdona si mi voz hace nacer en tu corazón
la turbación que te confunde.
Nº 25 - Recitativo y Aria
IOPAS
Reina, el furioso mar a conducido hasta aquí
a unos náufragos desconocidos.
Imploran el favor de ser admitidos por vos.
DIDO
La puerta de mi palacio jamás está cerrada
a tales desgracias.
(Ante un gesto de la reina, Iopas sale.)
A capricho del mar,
¿no vagué yo también errante,
de playa en playa, a causa de la tormenta?
¡Juguete de olas furiosas!
¡Ay de mí! ¡Bien sé yo cómo hieren
los golpes adversos de la fortuna!
Me es fácil compadecer la desgracia ajena.
Quien conoce el sufrimiento, no puede ver sufrir.
Nº 26 - Marcha Troyana
(En modo lento)
DIDO
(Aparte.)
Experimento una súbita impaciencia por verlos
y a la vez temo su presencia.
(Se sienta en el trono. Entran Eneas, disfrazado
de marinero, Panteo, Ascanio y demás troyanos
llevando regalos.)
Nº 27 - Recitativo
ASCANIO
(Inclinándose ante la reina.)
Augusta reina, un pueblo errante y desgraciado
os solicita asilo durante unos días.
Pongo a vuestros pies estos ricos regalos,
símbolo de su grandeza, que,
en nombre de Júpiter, mi indigna mano os ofrece.
DIDO
¿De qué país procedéis, bello joven?
ASCANIO
¡Oh, reina! Nuestro camino ha sido sangriento.
Venimos de los montes de Frigia, junto al mar.
Éste es el cetro de Ilión, hijo del rey Príamo;
(Ofrece, uno a uno, los regalos.)
ésta la corona de Hécuba,
y este velo dorado perteneció a Helena...
Como podéis ver, somos troyanos.
DIDO
¡Troyanos!
ASCANIO
Nuestro jefe es Eneas,
y yo soy su hijo.
DIDO
¡Extraño destino!
PANTEO
(Adelantándose.)
Obedeciendo al rey de los dioses,
ese héroe se dirige hacia Italia,
donde le aguarda un glorioso destino:
¡el honor de fundar una nueva patria!
DIDO
¿Quién no ha oído hablar del amigo de Héctor?
¿Quién no conoce su nombre?
Cartago es acogedora.
Dile que mi puerto está abierto a sus naves.
Que venga, y que olvide junto a nosotros,
sus terribles penalidades.
Nº 28 - Final
NARBAL
(Entrando agitadamente.)
¡Soy portador de una terrible noticia!
DIDO
¿Qué sucede?
NARBAL
El númida rebelde,
el feroz Iarbas,
con un inmenso ejército
avanza sobre Cartago.
CARTAGINESES
(Desde lejos.)
¡Armas!... ¡Armas!
NARBAL
Los salvajes
degüellan nuestros rebaños
y asolan nuestros campos.
Pero la ciudad debe de enfrentarse
a otro mal aún peor...
Nuestros jóvenes guerreros
son valientes pero,
¡no tienen armas suficientes!
DIDO
¿Qué dices, Narbal?
NARBAL
¡No podremos hacerles frente!
CARTAGINESES
¡Armas!... ¡Armas!
ENEAS
(Se acerca y deja caer su disfraz de marinero.
Lleva un traje reluciente y coraza, pero sin
casco ni escudo.)
¡Reina, yo soy Eneas!
Mi flota, tras un sinnúmero de arduos trabajos,
ha llegado hasta aquí arrastrada por los vientos.
¡Permitid que combatamos junto a vosotros!
DIDO
¡Acepto con orgullo tal alianza!
¡Eneas luchando en mi defensa!
Los dioses se han apiadado de nosotros.
(Aparte, a Ana)
¡Oh, hermana, qué gentil es el hijo de la diosa!
¡Su rostro tiene gracia y nobleza!
ENEAS
Sobre la horda inmunda de africanos
marchemos troyanos y tirios.
¡Vayamos juntos a la victoria!
Como la arena llevada por los vientos,
caeremos sobre esos pérfidos númidas.
¡Que tiemblen!
ENEAS, PANTEO, NARBAL, IOPAS
ASCANIO, DIDO, ANA, TROYANOS
¡Es el dios Marte quien nos reúne!
¡Es el hijo de Venus quien nos guía al combate!
¡Exterminemos al negro ejército!
¡Y que mañana la fama proclame
la muerte de Iarbas!
(Traen las armas de Eneas, que se pone
rápidamente el casco, toma su gran escudo
y las jabalinas.)
ENEAS
(A Panteo.)
Anuncia a nuestros troyanos la nueva empresa
a la que les llama a la gloria.
(Panteo sale.)
Reina, muy pronto del odioso bárbaro caerá.
A vuestro generoso pecho
encomiendo a mi hijo.
DIDO
De mi amor de madre para con él,
no dudéis.
ENEAS
(A Ascanio)
¡Abraza a tu padre!
(Lo abraza cubriéndolo enteramente con
sus armas. Ascanio llora sin responder.)
Otros te enseñarán, hijo, el arte de ser dichoso.
Yo sólo te enseñaré la virtud guerrera
y el respeto a los dioses.
Medita en tu corazón y guarda en tu memoria
los ejemplos de Eneas y Héctor.
(El pueblo acude desde todos los lados de la
ciudad pidiendo armas. Solamente algunos
hombres están armados, otros llevan hoces,
hachas, hondas. Panteo regresa a escena.
Ascanio seca sus lágrimas y se coloca junto
a los jefes troyanos.)
TODOS
¡Armas! ¡Armas!
Sobre la inmunda horda de africanos,
marcharemos troyanos y tirios unidos, etc.
ACTO CUARTO
Escena Primera
Nº 29 - Cacería Real y Tormenta.
Pantomima
(Bosque frondoso en las cercanías de Cartago.
Al fondo, un peñasco y a la derecha de él, la
entrada de una cueva. Un arroyo corre y muere
en un lago bordeado por juncos y cañas. Dos
náyades se dejan ver un instante y desaparecen;
después nadan en el arroyo. Cacería real. La
música de las trompas resuenan lejos. Las
náyades asustadas se ocultan en las cañas.
Se ven pasar los cazadores tirios con perros.
Ascanio, a caballo, atraviesa la escena al galope.
El cielo se obscurece y llueve. La tormenta crece
poco a poco... granizo, relámpagos y truenos.
Llamadas reiteradas de las trompas de caza en
medio del ruido de la tormenta. Los cazadores
se dispersan en todas direcciones, en último
lugar aparecen Dido vestida de Diana cazadora
con el arco en la mano y el carcaj a la espalda,
y Eneas vestido de guerrero. Ambos han
descabalgado y van a pie. Entran en la cueva.
Las ninfas del bosque aparecen en la cima
del peñasco. Llevan los cabellos sueltos y
corren, de aquí para allá, , gritando y
gesticulando de forma desordenada. En medio
de sus exclamaciones, se escucha de vez en
cuando la palabra: "Italia" El arroyo crece y
se transforma en una cascada cuyo ruido se
mezcla al de la tormenta. Los sátiros y silvanas
ejecutan junto a los faunos danzas grotescas en la
oscuridad. Un rayo cae sobre un árbol, lo rompe
y lo incendia. Los restos del árbol caen sobre el
escenario. Los sátiros, faunos y silvanas recogen
las ramas ardiendo y bailan con ellas en la mano.
Después, todos desaparecen en las profundidades
del bosque. La tempestad se calma. Las nubes se
disipan.)
Escena Segunda
(Los jardines de Dido al borde del mar.
El sol se oculta.)
Nº 30 - Recitativo
ANA
Dime, Narbal, ¿qué te preocupa?
Hoy han terminado las desgracias de la guerra.
¿Acaso nuestras armas no han vencido?
¿No han resultado los tirios vencedores?
NARBAL
Por ese lado no debemos temer nada.
Los númidas fueron destruidos en el desierto,
nunca más se acercarán a nuestras murallas.
La terrible espada
del héroe invencible
nos ha librado de Iarbas.
Pero Dido, se olvida de su deber,
y pasa su tiempo en cacerías y festines.
Las obras están inacabadas y los talleres desiertos.
Me inquieta la prolongada permanencia
del troyano en Cartago.
Y el pueblo es de mi misma opinión...
ANA
¡Eh! ¿No te das cuenta, Narbal, que ella le ama?
¿Qué ama a ese apuesto guerrero
y que él siente lo mismo hacia mi hermana?
NARBAL
¿Cómo?
ANA
¿Qué desgracia temes
de la pasión que les une?
¿Puede tener Dido un esposo más valiente,
y Cartago un rey más magnánimo?
NARBAL
¡Pero el destino, tirano,
empuja a Eneas hacia Italia!
ANA
Una voz le dice: "¡Parte!".
Otra voz le grita: "¡Quédate!"
La voz del amor vencerá.
Nº 31 - Aria Y Dúo
NARBAL
¿Qué desgracias reserva el futuro
a Cartago?
¡Las intuyo entre los deslumbrantes
reflejos de su velo!
¡Júpiter, dios de la hospitalidad,
ejerce la virtud que te es más querida!
¿Acaso nos merecemos
los golpes de tu cólera?
ANA
¡Estás equivocado!
¡Cartago es poderosa!
Nuestra encantadora reina
ama a un héroe victorioso.
Una cadena de flores los entrelaza
y muy pronto se unirán.
¡Ésa es la desgracia
Que nos reserva el futuro!
Nº 32 - Marcha para la entrada de la Reina
(Sobre el tema del Himno Nacional.)
(Entran Dido, Eneas, Panteo, Iopas y Ascanio.
Dido se sienta junto a Ana en un estrado;
Eneas y Narbal lo hacen cerca de ellas.)
Nº 33 - Ballets
a) Baile de las bailarinas egipcias
b) Baile de las esclavas
c) Baile de las esclavas nubias
ESCLAVAS NUBIAS
¡Ah! ¡Ah!
Amaloué
Midonaé
Faï caraïmé
Deï beraïmbé
¡Ah! ¡Ah!
(La reina desciende del estrado y se recuesta
sobre un diván, de manera que presenta su
perfil derecho al espectador. Eneas de pie)
Nº 34 - Escena y Canto de Iopas
DIDO
(aburrida)
Es suficiente, hermana mía,
me aburre esta fiesta inoportuna...
(A un gesto de Ana los bailarines se retiran.)
Iopas:
¡Canta con tu dulce voz,
un poema pastoril!
IOPAS
El deseo de la reina
es una orden para mí.
(Un arpista tebano se sitúa junto a Iopas y lo
acompaña en su canto. El vestido del arpista es
el de un sacerdote egipcio.)
¡Oh, dorada Ceres!
Cuando recubres nuestros campos
con tus vestiduras
de fresco verdor,
¡qué dichosos nos haces!
Del viejo granjero
al joven pastor,
todos reconocen y bendicen
la abundancia
que tú les otorgas.
¡Oh, dorada Ceres! etc.
Del tímido pajarillo
al juguetón cordero;
del vendaval de la llanura
a la suave brisa,
todos cantan tus bondades.
Fecunda Ceres, etc.
Nº 35 - Recitativo y quinteto
DIDO
(Interrumpiéndolo.)
Perdona, Iopas, pero incluso tu voz
es incapaz de calmar la inquietud
que me invade esta tarde...
ENEAS
(Se sienta a los pies de Dido)
¡Querida Dido!
DIDO
Eneas
¡ah! compláceme
y acaba el relato que comenzaste
de tu largo viaje
y las desgracias de Troya.
Cuéntame qué sucedió
con la bella Andrómaca...
ENEAS
¡Ay! Pirro la convirtió en su esclava
y ella sólo deseaba la muerte.
Pero el ferviente amor
que ese príncipe sentía por ella,
al fin venció
a los más queridos recuerdos...
Tras muchas dudas y rechazos,
ella consintió
en desposarse con Pirro.
DIDO
¿Cómo?... ¡La viuda de Héctor!
ENEAS
Ahora, ella está sentada
en el trono de Epiro.
DIDO
¡Oh, pudor!
(Aparte.)
Todo coincide.
Esto hace que mis remordimientos se disipen...
(Ascanio, apoyado sobre su arco y semejante a
una estatua de Amor, se ríe cerca de la reina.
Ana apoya su codo sobre el respaldo del lecho
de Dido. Detrás de Ana, Narbal e Iopas en pie.)
¡Andrómaca casada con el asesino de su padre!
¡Con el hijo de quien mató a su ilustre esposo!
ENEAS
Ella ama a quien la conquistó,
aunque sea el asesino de su padre
y el hijo de quien mató a su ilustre esposo.
DIDO
Esto hace que mis remordimientos, etc.
(Dido tiene el brazo izquierdo sobre la espalda de
Ascanio, de tal forma que su mano cuelga ante el
pecho del niño, el cual retira sonriendo del dedo
de la reina el anillo de Siqueo, que Dido toma
después con aire distraído y que se olvida sobre el
lecho al levantarse.)
ANA
(Señalando a Ascanio.)
Mira, Narbal, la manita de ese niño,
como si fuera Cupido,
devuelve a Dido
el anillo que ella ha olvidado.
IOPAS Y NARBAL
Mira, Narbal / la manita, etc.
DIDO
(como soñando)
¡El hijo de quien mató a su ilustre esposo!...
Esto hace que mis remordimientos se disipen...
ENEAS
Dido suspira...
¡Pero el remordimiento de su corazón
desaparece!
Dido suspira…
Pero su corazón, sí, su corazón perdona.
ANA, IOPAS Y NARBAL
Esto hace que sus remordimientos se disipen...
Nº 36 - Recitativo y Septeto
ENEAS
Pero no pensemos más en esos tristes recuerdos.
(Se levanta.)
¡Qué noche tan espléndida!
Venid, querida Dido,
disfrutemos de esta acariciadora brisa.
(Dido se alza a su vez.)
DIDO, ENEAS, ASCANIO, ANA, IOPAS
NARBAL, PANTEO, CORO
¡Todo respira paz a nuestro alrededor!
La noche extiende su velo y la mar murmura,
soñando, los sonidos más dulces.
(Todos, excepto Eneas y Dido, se retiran poco
a poco hacia el fondo de la escena y acaban por
desaparecer)
Nº 37 - DÚO
(Claro de luna.)
DIDO, ENEAS
¡Noche de embriaguez y éxtasis infinito!
Estrellas de la corona del rubio Febo,
¡derramad sobre nosotros vuestra luz bendita!
Flores de los cielos, ¡sonreíd al inmortal amor!
DIDO
En una noche como ésta, Venus, tu madre,
coronada de flores siguió al bello Anquises
hasta el bosque de Ida.
ENEAS
En una noche como ésta, Troilo, loco de amor,
se reunió bajo las murallas de Troya
con la bella Crésida.
DIDO, ENEAS
¡Noche de embriaguez y éxtasis infinito!
Estrellas de la corona, etc.
ENEAS
En una noche como ésta,
la virginal Diana dejó caer al fin su velo
ante los ojos de Endimión.
DIDO
En una noche como ésta el hijo de Citérea
¡recibirá la ternura embriagadora
de la reina Dido!
ENEAS
Y en la misma noche, ¡ay!,
la injusta reina acusará a su amante,
obteniendo de él el más tierno de los perdones.
DIDO, ENEAS
¡Oh, noche de embriaguez y éxtasis infinitos, etc.
(Se marchan lentamente cantando y
entrelazados. En el momento en que
los dos amantes, aún cantando el dúo,
salen de escena, Mercurio aparece
súbitamente junto a la columna en la
que están apoyadas las armas de Eneas.
Se acerca a la columna y golpea con su
báculo el escudo de Eneas que resuena
con un sonido lúgubre y prolongado.)
MERCURIO
(Con voz grave, y señalando hacia el mar.)
¡Italia! ¡Italia! ¡Italia!
(Desaparece.)
ACTO QUINTO
Escena Primera
(Campamento troyano junto al mar. Se aprecian
las naves troyanas atracadas en el puerto.
Anochece. Un joven marinero frigio se balancea
en lo alto del mástil de un navío. Dos centinelas
hacen guardia al fondo de la escena.)
Nº 38 - Canción de Hilas
HILAS
Desde el amanecer
estoy cantando
en este vallecillo sonoro, ¡ay!
Bajo tus grandes árboles
¿aún puede cantar el pobre Hilas?
Acuna dulcemente en tu seno,
¡oh, poderoso mar! al hijo de Díndimo.
Fresca enramada,
acogedor refugio
contra los fuegos diurnos, ¡ay!
¿Cuándo darás perfumada sombra
al pobre Hilas?
Acuna dulcemente en tu seno,
¡oh, poderoso mar! al hijo de Díndimo.
Humilde cabaña
donde mi madre
me dijo adiós.
PRIMER CENTINELA
Está soñando con su patria...
SEGUNDO CENTINELA
A la que no volverá a ver.
HILAS
¡Ay!
¿Volverá a ver tu añorada miseria,
el pobre Hilas?
Acuna dulcemente en tu seno,
¡oh, poderoso mar! al hijo...
(Se duerme.)
Nº 39 - Recitativo y Coro
(Entran Panteo y otros jefes troyanos.)
PANTEO
¡Preparad todo, hay que zarpar!
El afligido Eneas
ve con pesadumbre la angustia de la reina,
pero la gloria y el deber romperán su cadena.
Su corazón será fuerte en el momento del adiós.
PANTEO, JEFES
Cada día que pasa, crece la cólera de los dioses.
Funestos presagios nos advierten.
La mar, los montes y los bosques gimen.
Se oye el choque de armas invisibles.
Al igual que en Troya, aquella fatídica noche,
Héctor, con mirada terrible, se nos aparece.
Un cortejo de espectros lo acompaña.
Y esos muertos, llenos de ira,
la noche pasada gritaron por tres veces...
LAS SOMBRAS
¡Italia! ¡Italia! ¡Italia!
PANTEO, LOS JEFES
¡Dioses vengadores! ¡Ésa es su voz!...
Hemos desobedecido demasiado tiempo
la orden del cielo.
¡Abandonemos sin tardanza estas playas funestas!
¡Preparadlo todo! ¡Mañana debemos partir!
(entran e las tiendas.)
Nº 40 - Dúo
(Los dos centinelas hacen la ronda, cruzándose
en medio de la escena, de manera que el que
estaba a la izquierda ahora está a la derecha y
viceversa)
PRIMER CENTINELA
¡Por Baco! ¡Qué ansia por ir a Italia!
¡No entiendo nada!
SEGUNDO CENTINELA
Ni yo.
PRIMER CENTINELA
Aquí se está bien.
¡La vida nos sonríe!
SEGUNDO CENTINELA
En la mesa siempre hay
buen vino y carne magra.
PRIMER CENTINELA
A mi bella cartaginesa
ya puedo hablarle en fenicio.
SEGUNDO CENTINELA
La mía comprende el troyano,
y me obedece sin buscar pelea.
PRIMER CENTINELA
¿La tuya comprende el troyano?
SEGUNDO CENTINELA
Y Me obedece sin buscar pelea.
A las mujeres de aquí, les gustan los extranjeros.
LOS DOS
¡Ya lo creo! ¡Se vuelven locas por nosotros!
PRIMER CENTINELA
¡Y nuestros jefes quieren que cambiemos
estas dulzuras por un largo viaje!
SEGUNDO CENTINELA
¡Las caricias de la tormenta!
PRIMER CENTINELA
El hambre.
SEGUNDO CENTINELA
La sed.
PRIMER CENTINELA
¡Mil y una penalidades!
SEGUNDO CENTINELA
¡Y todos los peligros de la mar!
PRIMER CENTINELA
¡Maldita locura!
SEGUNDO CENTINELA
Por ir a Italia...
PRIMER CENTINELA
Donde viviremos del sudor de nuestra frente...
LOS DOS
¡Hasta rompernos los huesos!
SEGUNDO CENTINELA
¡Otra vez hacernos a la mar!
PRIMER CENTINELA
¡Otra vez hacernos a la mar!
¡Ése es el premio por nuestra lealtad!
SEGUNDO CENTINELA
¡Calla!
Por ahí veo venir a Eneas.
(Los centinelas se alejan y desaparecen.)
Nº 41 - Recitativo y Aria
ENEAS
(Entrando, muy agitado.)
¡Inútiles recuerdos! ¡Debo dejar Cartago!
Dido lo sabe... su desesperación, su desasosiego...
Cuando la vi, mi valor flaqueó...
Pero mi deber... ¡lo exige!
No puedo olvidar la mortal palidez de su rostro;
su silencio... la llama sombría de sus ojos...
En vano le he hablado de las innumerables
hazañas a las que me tienen destinado los dioses;
la grandeza de mi ardua empresa;
el porvenir de mi hijo y de todos los troyanos;
la heroica muerte que el destino
me tiene reservada
para culminar mi vida en los campos italianos.
Nada de esto la ha hecho ceder...
Sin vencer su silencio,
escapé de su terrible mirada.
¡Ah, pronto llegará el día de los amargos adioses,
de las lágrimas y de la angustia!
¿Cómo contemplar sin sufrir tanto dolor?
¡Debo luchar contra mí mismo y contra ti, Dido!
¡Romperte el corazón!
¡Implorar tu perdón!
¿Tendré valor?...
Abandona Cartago sin despedirme de ti, pero...
¡Puede que muera sin volverte a ver!
¿Sin verte?... ¡Cobarde!
¿Desdeñar el deber sagrado de la hospitalidad?
¡No, no, reina adorada,
alma sublime y por mí rechazada!
¡Oh, reina adorada, quiero verte otra vez!
Tomar de nuevo tus trémulas manos,
mojar tus rodillas con mis amargas lágrimas.
Estoy completamente roto por la desesperación.
Nº 42 - Escena
CORO DE ESPECTROS
¡Eneas!...
ENEAS
¡Otra vez esas voces!
(Los cuatro espectros con velos aparecen
sucesivamente, dos a cada lado de la boca
del escenario y otros dos al fondo de la escena.
Alrededor de la cabeza de cada uno de ellos
brilla una corona de pálidas llamas.)
ENEAS
Mensajero del más allá,
¿quién te ha hecho salir de tu oscura morada?...
ESPECTRO DE PRÍAMO
(Visible.)
Tu debilidad y tu gloria...
ENEAS
¡Ah!... ¡Quisiera morir!
EL ESPECTRO DE PRÍAMO
¡No te retrases!
ESPECTRO DE COREBO
(Invisible.)
¡Ni un solo día!
ESPECTRO DE HÉCTOR Y CASANDRA
(Invisibles.)
¡Ni una hora!
ESPECTRO DE PRÍAMO
(Alzando su velo ante Eneas.)
¡Soy Príamo! ¡Debes vivir y partir!
(Su corona se apaga y desaparece. Eneas, se
lanza extraviado hacia el lado derecho de la
escena y se encuentra al espectro de Corebo.)
ESPECTRO DE COREBO
(Alzando su velo.)
¡Soy Corebo!
¡Debes partir y vencer!
(Su corona se apaga y desaparece. Al fondo de
la escena y aparecen los otros dos espectros.
Casandra a su izquierda, apoyada en la espalda
de Héctor, el cual está armado de pies a cabeza.)
ENEAS
(Reconociéndolos)
¡Héctor!... ¡Dioses del Erebo!
¡Casandra!
ESPECTROS DE CASANDRA Y HÉCTOR
¡Debes vencer y fundar!...
(Sus coronas se apagan y desaparecen.)
ENEAS
¡Cedo a vuestras despiadadas órdenes!
¡Obedeceré, espectros inexorables!
¡Dioses, me habéis convertido en un ingrato!
¡Sacrificaré a Dido
cerrando los ojos!
Nº 43 - Escena y Coro
ENEAS
(Pasando entre las tiendas.)
¡En pie, troyanos, despertaos, alerta!
¡El viento es favorable, la mar nos espera!
¡Despertaos!
¡Zarparemos antes del amanecer!
LOS TROYANOS
(Desde las tiendas.)
¡Alerta!... ¿Oís la voz de Eneas?
(Salen de sus tiendas.)
¡Despertad a todos!...
ENEAS
(A un jefe.)
¡Corre! Lleva esta orden al asombrado Ascanio:
¡Que se levante y venga inmediatamente a bordo!
Hay que zarpar antes del amanecer.
¡Dioses, pronto cumpliré mi destino!
¡Alerta, amigos! ¡No nos demoremos!
¡Cortad las amarras! ¡Ha llegado el momento!
¡A la mar! ¡A la mar! ¡A Italia! ¡A Italia!
CORO
Ya amanece, ¡no nos demoremos!
¡Cortemos las amarras! ¡Ha llegado el momento!
¡A la mar! ¡A la mar! ¡A Italia! ¡A Italia!
ENEAS
(Se vuelve hacia el palacio de Dido.)
¡Mi alma queda junto a ti! ¡Adiós!
¡Perdóname, Dido!
El impaciente destino me llama...
¡Por la voluntad de los muertos te soy infiel!
(Todos se precipitan fuera de la escena en varias
direcciones, como para preparar la partida.
Vemos algunos barcos que comienzan a moverse.
Destellos de luz lejana.)
Nº 44 - Dúo y Coro
DIDO
Entre todo este griterío
te he buscado por todas partes y...
¡Mis ojos no creen lo que están viendo!...
¿Huyes?
ENEAS
¡En mi profundo dolor, querida Dido,
abandóname!
DIDO
¿Te vas?... ¿Te vas?... ¿Y sin remordimientos?...
Por tu empresa italiana
has desdeñado el cetro de Libia
y me has arrancado el corazón.
ENEAS
He dudado demasiado
en obedecer las órdenes de los dioses…
DIDO
¡Te marchas!...
¡Caminas tras tu destino y me abandonas!
¡No te importa mi profundo dolor!
(Ve a un grupo de troyanos que, mirándola,
sonríen)
¡Y mi real belleza es la mofa
de tus insolentes e ingratos troyanos!
ENEAS
¡Dido!
DIDO
¡Tanta miseria no merece
ni una sola lágrima de tus ojos!
¿Te marchas?... ¡No, no fue Venus quien te parió,
sino alguna repugnante loba del bosque!
ENEAS
¡Reina, mi alma te pertenecerá por siempre!
La llama del amor ha prendido en mí
y hasta el último día
mi corazón vivirá por esa llama...
DIDO
¡Cállate! Nada te detiene.
La muerte que planea sobre mi cabeza,
mi vergüenza, mi amor, nuestro himeneo,
¡mi nombre en el libro de oro desde el día aciago!
Aun si de tu amor yo tuviera una prenda...
Sí, si en mi seno
se cobijara un hijo de Eneas,
con unos rasgos que me recordaran a ti...
Entonces me sentiría menos abandonada...
ENEAS
Te amo, Dido. ¡Perdóname!
La orden divina me obliga a dejarte.
(Se escucha la fanfarria de la marcha troyana.)
DIDO
¡Esos sones te llaman a la gloria!
Estás ansioso...
¿Te marchas?
ENEAS
Debo partir...
DIDO
¿Te marchas?
ENEAS
Aunque marchara hacia la muerte,
debo obedecer a los dioses.
¡Me voy queriéndote!
DIDO
¡Que mis lamentos no te demoren más tiempo!
¡Monstruo sin entrañas! ¡Vete, pues! ¡Vete!
¡Te maldigo a ti y a tus dioses!
(Ella sale.)
(Grupos de soldados troyanos ocupados en los
preparativos de la partida, pasan camino de los
barcos.)
ENEAS, LOS TROYANOS
¡Italia!
(Ascanio llega conducido por un jefe troyano.
Eneas embarca en su nave)
Escena Segunda
(Habitación de Dido. El día comienza.)
Nº 45 - Escena
DIDO
Deja, hermana mía, de llorar.
De mi alma abatida ha huido el orgullo.
¡Vete! Esta partida me aflige...
Ya le veo alejarse.
ANA
¡Ay de mí! Yo he sido la única culpable,
al obligaros a formar otros nudos.
¿Se puede luchar contra los dioses?
Su partida es inevitable,
aunque esté enamorado.
DIDO
¿Él, amarme? ¡No! ¡No! ¡Su corazón es de hielo!
¡Ah! Yo sé bien lo que es amar...
Aunque el mismísimo Júpiter me hubiese
prohibido amar, mi amor hubiera desafiado
la prohibición del dios.
Pero ve, hermana mía, con Narbal,
y suplícale que me conceda sólo algunos días más.
Humildemente se lo imploro:
lo que hice por él, ¿podrá olvidarlo?
¿Rechazará mi última petición?
Nº 46 - Escena
CORO
(Lejano, tras el escenario.)
¡Mirad!... ¡Seis barcos! ¡Siete!... ¡Nueve! ¡Diez!
IOPAS
(Entrando.)
¡Los troyanos han zarpado!
DIDO
¿Qué dices?
IOPAS
Antes del amanecer, su flota ya estaba en el mar.
¡Aún se puede ver!
DIDO
¡Dioses inmortales! ¡Se marcha!
¡A las armas, tirios!
¡Cartagineses, perseguid a los troyanos!
Tomad vuestros remos,
volad sobre las aguas con teas encendidas
¡y quemad sus barcos!
Que la ciudad entera...
¿Pero qué digo? ¡Impotente furor!
¡Sufre tu suerte y desesperación,
devora tu dolor,
oh, desventurada!
¡Este es el pago a mi profundo amor!
¡Y yo que le ofrecí un trono! ¡Ah!
Es necesario exterminar a esa raza vagabunda,
a esos malditos, y dispersar sobre las olas
los despojos de sus cuerpos.
¡Ha llegado la hora de que él pague su perfidia,
de entregar su flota a las llamas,
de vengarme de Eneas y servirle
el cuerpo de su hijo en un macabro festín!
¡Ayudadme, dioses infernales!
¡El Olimpo permanece sordo para mí!
¡Ayudadme! ¡Que mi corazón se llene con un odio
terrible por ese fugitivo al que tanto amé!
¡Que Plutón venga en mi ayuda!
Para apaciguar mis dolorosos sufrimientos,
¡que se ofrezca un sacrificio a las sombrías
deidades del reino de los muertos!
¡Preparad la hoguera!
¡Que las promesas de ese pérfido
y mis sentimientos hacia él,
desaparezcan engullidos por las lívidas llamas!
¡Salid!
NARBAL
(A Ana.)
Su mirada me espanta. ¡Oh, princesa, calmaros!
DIDO
¡Ana, sigue a Narbal!
ANA
¡Que mi hermana me perdone!
DIDO
¡Soy tu reina y te lo ordeno!
¡Déjame sola, Ana!
(Ana, Narbal e Iopas salen.)
Nº 47 - Monólogo
(Dido durante la escena se arranca los cabellos,
se golpea el pecho y lanza gritos inarticulados.)
DIDO
¡Ah! ¡Ah!
(Se detiene bruscamente.)
Voy a morir...
¡Sumergida en un inmenso dolor
y sin ser vengada!...
¡Muramos, pues!
¡Sí, puede que él tiemble ante el brillo lejano
de la llama de mi hoguera!
Quizá quede en su alma un poco de piedad.
Puedes ser que llore por mi horroroso destino.
¡Él me llorará!...
¡Eneas! ¡Eneas!
¡Oh, mi alma, en la hora de la noche eterna,
sigue encadenada a la suya!
¡Venus! ¡Devuélveme a tu hijo!
¡Inútil plegaria de un corazón que se desgarra!
Dido sólo espera la muerte.
Nº 48 - Aria
DIDO
¡Adiós, orgullosa ciudad,
a la que un tenaz esfuerzo hizo floreciente!
Mi tierna hermana que me sirvió errante, adios.
Adiós, a mi pueblo.
Adiós, playas veneradas, que lo acogisteis.
Adiós, bello cielo africano, estrellas que admiré
en las noches de embriaguez y éxtasis infinito.
¡Ya no os veré más, mi camino ha terminado!...
(Sale con paso lento.)
Escena Tercera
Nº 49 - Ceremonia Fúnebre
(Un rincón de los jardines de Dido, al borde
del mar. Una gran hoguera está colocada; se
asciende a ella por escalones laterales. Sobre la
plataforma de la hoguera hay un lecho, una toga,
un casco y un busto de Eneas.)
(Entran los sacerdotes de Plutón, vestidos con
trajes fúnebres. Vienen en procesión y se agrupan
junto a dos altares donde brillan llamas verdosas,
después Ana, Narbal, y al fin Dido con velo y
coronada de hojas. Durante la primera parte del
coro de los sacerdotes, Ana, aproximándose a su
hermana, le suelta la cabellera y le ata la
sandalia del pie izquierdo.)
SACERDOTES DE PLUTÓN
¡Dioses del olvido, dioses del Ténero,
al este corazón herido dad fuerza y sosiego!
¡Desde las profundidades del negro Tártaro,
escuchadnos, Hécate, Erebo, y tú Caos!
ANA, NARBAL
(Extendiendo el brazo derecho hacia el mar.)
Si está prescrito que Eneas llegue a Italia,
¡que tenga una obscura muerte!
¡Que el pueblo latino se oponga a su paso!
Herido, en el fragor del combate,
quede abandonado su cuerpo
sobre la ensangrentada arena,
¡para servir de pasto a los pájaros!
¡Escuchadnos, Hécate, Erebo, y tú, Caos!
SACERDOTES, ANA, NARBAL
Dioses del olvido, dioses del Ténero, etc…
Nº 50 - Escena
DIDO
(Hablando como en sueños.)
Plutón... parece que me es propicio...
En este cruel instante... Narbal... hermana mía...
Ya está hecho... Acabemos el piadoso sacrificio...
Siento volver la calma... a mi corazón.
(Dos sacerdotes llevan el primer altar y se
adelantan de izquierda a derecha, otros dos
llevan y el segundo lo hacen de derecha a
izquierda, encontrándose ante la hoguera. Dido,
el pie derecho desnudo, el cabello suelto, tras
dejar sobre uno de los altares su corona de hojas,
los sigue decidida. Ana está de rodillas a la
derecha y Narbal a la izquierda; en medio el gran
sacerdote de Plutón que extiende, sosteniendo
con dos manos, la antorcha plutónica hacia la
hoguera. Decidida, Dido asciende con paso
rápido los escalones de la hoguera. Llegada a
la cima, se viste la toga de Eneas, se quita el velo
bordado de oro que le cubre la cabeza y tirando
uno y otro sobre la hoguera dice:)
Funestas prendas de un desgraciado amor,
¡que se quemen junto con vosotras mis penas!
(observando las armas de Eneas.)
¡Ah!
(Se tiende sobre el lecho, al que se abraza entre
sollozos convulsivos. Luego se levanta y, tomando
la espada de Eneas, dice con tono profético:)
Mi recuerdo vivirá por siempre.
Mi pueblo cumplirá heroicos destinos.
Un día, sobre esta misma tierra africana,
Surgirá de mis cenizas un glorioso vengador...
Escucho ya sonar el nombre del conquistador.
¡Aníbal! ¡Aníbal! ¡Mi alma se llena de orgullo!
¡Basta de recuerdos amargos!
¡Es así como hay que descender a los infiernos!
(Saca la espada de la vaina, se hiere y cae sobre
el lecho.)
Nº 51 - Coro
TODOS
¡Ah! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡La reina se ha herido!
(Narbal sale como para buscar socorro.)
CORO
(Tras la escena y acudiendo.)
¡Qué gritos! ¡Ah!
¡Bañada en sangre muere la reina!
(Narbal regresa, el gran coro entra en escena.)
¿Es cierto?... ¡Día funesto!
DIDO
(Se yergue apoyada en el codo.)
¡Ah!
(Vuelve a caer.)
ANA
(Sobre la hoguera.)
¡Hermana mía!
(Dido se alza de nuevo.)
DIDO
¡Ah!
(Alza la vista al cielo y cae gimiendo.)
ANA
¡Soy yo!
¡Es tu hermana quien te llama!
DIDO
(Se levanta a medias.)
¡Ah! ¡El destino adverso!... ¡Implacable furor!...
¡Cartago perecerá!
Nº 52 - Imprecación
(Aparece en la lejanía el Capitolio de Roma en
cuya fachada reluce la palabra Roma. Ante un
emperador, rodeado de artistas, desfilan las
legiones. Durante esta apoteosis, invisible para
los cartagineses, se escucha a lo lejos la marcha
troyana transmitida por la tradición a los
romanos y transformada en su canto triunfal.)
DIDO
¡Roma!... ¡Roma!... ¡Inmortal!
(Cae y muere. Ana cae desvanecida a su lado.
El pueblo avanza hasta primer término y, dando
vueltas a la hoguera, lanza su imprecación,
primer grito de la Guerra Púnica, contrastando
con la solemnidad de la marcha triunfal.)
CORO
¡Odio eterno a la raza de Eneas!
¡Que una guerra encarnizada
enfrente a nuestros hijos contra los suyos!
¡Que nuestros naves aborden a las suyas
y las lleven a lo más fondo del océano!
¡Que por mar y tierra nuestros descendientes
masacren a los suyos y sean la gloria del mundo!
grande duetto d'amore fra Didone ed Enea, Gregory Kunde and Susan Graham