*Credo.
OCTUBRE...
MESSA DI GLORIA
Misa para cuatro voces con orquesta (actualmente conocida como Misa de gloria)
ada año la localidad de Lucca, en Toscana, celebraba con júbilo la festividad del santo patrono local San Paolino, quien según la leyenda, inventó en tiempos remotos las campanas. Puesto que Lucca está situada en Italia, la música desempeñaba en tales festividades un lugar asaz importante, en el cual los Puccini, durante cuatro generaciones consecutivas, retenían el honorable cargo de compositores municipales -legados de padre a hijo-, que implicaba oficiar los cargos de organista y maestro de capilla en la Catedral San Martino, en la citada localidad. Una "combinazione" o componenda bien itálica, había permitido asegurar a Giacomo Puccini la sucesión a esos cargos luego de la muerte de su padre en 1864, cuando la criatura no tenía más de seis años.
Una juventud por demás agitada y la pobreza de la madre parecían factores llamados a limitar la ambición y los estudios de Giacomo, quien adquirió no obstante, gracias a varios y devotos profesores locales, buenas bases musicales, absolutamente necesarias para poder luego completar su formación y sus estudios serios en el Conservatorio de Milán.
Entre tanto, algunos tubos de órgano sustraídos a la catedral y revendidos a precio de metal no sólo proporcionaron a Giacomo las liras necesarias para alimentar su vicio precoz de fumar cigarrillos, sino también (y esto es lo más importante) lo obligaron a improvisar, durante los oficios, armonías audaces y modulaciones curiosas, para disimular las notas faltantes por el hurto de los mismos.
En 1878, Giacomo Puccini compuso en honor de San Paolino un motete y un credo que resultaron ser su primer éxito en público, pese a la plúmbea ejecución por los elementos de la Capilla Comunal. Dos años más tarde insertará estos dos trozos en una Messa a quattro voci con orchestra, también celebratoria de la fiesta del santo patrono. La crítica periodística se mostró entusiasta. El diario La provincia di Lucca, halló la composición "rebosante de ideas extremadamente nobles, bien armonizada y desarrollada" y por su parte Il Progresso, órgano más importante, hizo notar que "la distribución de las partes está bien administrada", que "la obra en su conjunto es armoniosa, las melodías ricas y espontáneas y la construcción eficaz". Impresionado por esta acogida, el Dr. Cérù, tío-abuelo del joven Puccini, consintió en adelantar el dinero necesario para su inscripción en el Conservatorio de Milán, guiado por aquel proverbio italiano que reza "I figli dei gatti prendono i topi" (“los hijos de los gatos son ratoneros": en otros términos semejantes, "de tal palo tal astilla").
No es desacertado, pues, considerar que toda la carrera del más célebre compositor operístico del Siglo XX se jugó en esta misa. Sin embargo, esa primera ejecución en 1880 no fue seguida por ninguna otra hasta 1951, fecha en la cual se la redescubrió. Es que Puccini, que tuviera la revelación de la ópera con la experiencia auditiva y visual de Aída, de Verdi, habrá de abandonar desde su ingreso al Conservatorio la composición de música eclesiástica. Y su primer suceso teatral, Le Villi, compuesta en 1893 y estrenada en 1894, relegará a la oscuridad su obra religiosa, por lo menos a la vista del público... En cuanto al compositor, no olvidó su misa, ya que habrá de utilizar páginas enteras de la misma en sus posteriores óperas. De tal suerte, el Agnus Dei se convertirá en un madrigal para mezzo-soprano en el segundo acto de Manon Lescaut (1893), en tanto que la entrada de Tigrana en Edgar deriva del Kyrie. Tales citas, utilizadas en obras profanas, demuestran a las claras el carácter comparativamente poco religioso de esta misa, como es tradicional en mucha de la música eclesiástica italiana. Sin embargo, hay también toques litúrgicos que han hallado luego nuevo cauce en el Te Deum de Tosca y en Suor Angelica. Pero en general, y pese a ser perceptible la influencia de cierto número de compositores italianos, esta primera gran obra de Puccini lo revela ya en su entereza. El genio orquestal, la instrumentación prodigiosa, nueva, original y rica, que constituyen una gran parte de su talento, se manifiestan aquí en plenitud y en particular en los preludios orquestales. Es preciso hacer notar cómo el tratamiento original de los coros anuncia al Puccini de los últimos años, en especial al de Turandot.
Pero más notable aún es, probablemente, la revelación involuntaria del temperamento teatral del compositor, que le valdrá más tarde un suceso universal. Son característicos, a este respecto, el Gloria y el Credo; y su expresión, bien acordada al sentido del texto litúrgico, anuncia de manera sorprendente al músico "verista". Además de las citas temáticas indicadas más arriba, se podría asimismo imaginar perfectamente que ciertos pasajes para solistas pudieran confiarse a los héroes y heroínas de La Bohème, Madame Butterfly o Manon Lescaut. Por supuesto que otros momentos, principalmente corales, traen a la mente del oyente algunos coros de Verdi (especialmente de Aída); pero, ¿quién podría reprochar a un compositor de 20 años copiar los buenos ejemplos?
Todas estas cualidades germinales no han impedido, sin embargo, que la obra cayera en el olvido más absoluto, hasta el día en que el Padre Dante del Fiorentino, norteamericano a despecho de las apariencias de su nombre, redescubrió el manuscrito en el curso de búsquedas realizadas en Italia, mientras escribía una biografía sobre Puccini, El Bohemio Inmortal, cuyos ejemplares son muy difíciles de encontrar. Entusiasmado por su hallazgo, como puede suponerse, la composición fue editada con el nuevo título de Messa di Gloria, título con el cual se la conoce o -más bien- desconoce. Este nuevo bautismo rinde textual homenaje al carácter litúrgico y musical de la composición. La primera ejecución posterior a la creación absoluta el año de su estreno tuvo lugar en Chicago, el 12 de julio de 1952, con la dirección del maestro Alfredo Antonini. En diciembre de ese mismo año la obra fue interpretada en Nápoles, y en 1958 en Francia, por la Radio-Televisión Francesa (RTF).
En cada una de las oportunidades, la crítica norteamericana, italiana o francesa, utilizó -involuntariamente, sin duda- los mismos adjetivos en su evaluación, similares expresiones entusiastas, análogos juicios objetivos con que los contemporáneos toscanos de un Puccini de 20 años saludaran a la creación tres cuartos de Siglo antes. A pesar de todo, la Messa di Gloria, tan dramática y rebosante de lirismo a la vez, tan pucciniana y madura -tratándose de un autor joven-, no ha logrado entrar todavía, verdaderamente, en el repertorio. Sus valores la hacen merecedora de frecuentación, y es de congratularse el verla figurar ahora, cuando menos, en el repertorio digital.
Estructura de la Misa
a Misa, un género musical sacro, es una composición coral que traslada a la música a secciones fijas de la liturgia eucarística.
La mayoría de las misas son partes de la liturgia en latín, el lenguaje tradicional de la Iglesia católica.
Las misas pueden ser a cappella (para voz humana sola) o acompañadas por instrumental, hasta incluir una orquesta completa. Muchas misas, especialmente las más recientes, nunca fueron pensadas para ser interpretadas durante la celebración de una misa litúrgica...
Partes de la misa
Para ser considerada completa, la forma musical debe incluir las siguientes seis secciones, que juntas constituyen el "ordinario" de una Misa:
I. Kyrie
El Kyrie es el primer movimiento del ordinario
Kyrie eleison; Christe eleison; Kyrie eleison.
Señor ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad.
Este movimiento tiene a menudo una estructura que refleja lo conciso y simétrico del texto. Muchos tienen una forma ternaria (ABA) , donde las dos apariciones de la frase "Kyrie eleison" están asociadas a idéntico tema musical y se articulan con una sección "Christe eleison" contrastante.
Es muy conocido el ejemplo la Misa de Réquiem de Mozart , donde los textos de "Kyrie" y "Christe" representan los dos elementos de una doble fuga .
II. Gloria
El Gloria es un pasaje celebratorio de la gloria de Dios y de Cristo
Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis. Laudamus te, benedicimus te, adoramus te, glorificamus te, gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam, Domine Deus, Rex caelestis, Deus Pater omnipotens.
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, Señor Dios, rey celestial, Dios padre omnipotente.
Domine Fili unigenite, Iesu Christe, Domine Deus, Agnus Dei, Filius Patris, qui tollis peccata mundi, miserere nobis; qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram. Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.
Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, hijo del Padre, tú que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas los pecados del mundo, atiende nuestra súplica. Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten píedad de nosotros.
Quoniam tu solus Sanctus, tu solus Dominus, tu solus Altissimus, Iesu Christe, cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen.
Porque sólo tu eres Santo, sólo tu Señor, sólo tu Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre, Amén.
En las misas en inglés, compuestas para uso anglicano, el Gloria es comúnmente el último movimiento, a causa de que en el libro de oraciones el texto se ha trasladado al final del servicio. Sin embargo nuevas formas de liturgia han restaurado el Gloria a su lugar tradicional.
III. Credo
El texto más largo de la Misa es una adaptación del Credo de Nicea
Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem,
factorem caeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium.
Creo en un sólo Dios, Padre omnipotente,
creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Et in unum Dominum Iesum Christum,
Filium Dei unigenitum, et ex Patre natum ante omnia saecula.
Deum de Deo, Lumen de Lumine, Deum verum de Deo vero,
genitum non factum, consubstantialem Patri;
per quem omnia facta sunt. Qui propter nos homines et propter nostram salutem descendit de caelis.
Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine, et homo factus est.
Crucifixus etiam pro nobis sub Pontio Pilato, passus et sepultus est,
et resurrexit tertia die, secundum Scripturas,
et ascendit in caelum, sedet ad dexteram Patris.
Et iterum venturus est cum gloria, iudicare vivos et mortuos,
cuius regni non erit finis;
Y en un único Dios Jesucristo,
Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos,
Dios de Dios, Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
creado, no hecho, consubstancial con el Padre,
por quien todas las cosas fueron hechas, que por los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos.
y se encarnó por obra del Espíritu Santo en María Virgen, y se hizo hombre.
Fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato, atormentado y sepultado,
Y al tercer dia resucitó de acuerdo a las Escrituras,
y ascendió al Cielo, donde está sentado a la diestra del Padre.
Y volverá con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos;
cuyo Reino no tendrá fin;
Et in Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem,
qui ex Patre Filioque procedit.
Qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur:
qui locutus est per prophetas.
Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam.
Confiteor unum baptisma in remissionem peccatorum.
Et expecto resurrectionem mortuorum,
et vitam venturi saeculi. Amen.
Y creo en el Espíritu Santo, que es Dios y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo;
que junto al Padre y al Hijo adoramos y glorificamos,
como fue profetizado.
Y creo en una Santa Iglesia católica y apostólica,
confío en el bautismo para la remisión de los pecados,.
y espero la resurrección de los muertos,
y la vida perdurable. Amen.
El Credo representa un desafío para el compositor debido a su extensión. Por causa de esto, en un servicio el Credo es a menudo respondido por la congregación o incluido en uno de los muchos cantos de la liturgia.
IV. Sanctus
El Sanctus es una oración doxológica a la Trinidad
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Domine Deus Sabaoth; pleni sunt coeli et terra gloria tua.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios del ejércitos; Todo el cielo y la tierra están llenos de tu gloria.
Hosanna in excelsis.
Hosanna en las alturas.
V. Benedictus
El Benedictus es una continuación del Sanctus
Benedictus qui venit in nomine Domini.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna in excelsis se repite usualmente después del Benedictus , a menudo con material musical idéntico al utilizado en el Sanctus, o muy similar.
En el canto gregoriano el Sanctus (con Benedictus) fue cantado sólo en su lugar en la misa. Sin embargo, como los compositores produjeron bellos desarrollos del texto, la música frecuentemente es tan larga que se superpone a la consagración del pan y el vino. Esta era considerada la parte más importante de la misa, así que los compositores comenzaron a detener el Sanctus a la mitad para permitir la consagración, y luego continuaban. Esta práctica fue prohibida por un tiempo en el Siglo XX.
VI. Agnus Dei
El Agnus Dei es un arreglo de la letanía "Cordero de Dios"
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
miserere nobis.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
ten piedad de nosotros.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
dona nobis pacem.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
dános paz.
En una Misa de Réquiem, las palabras "dona nobis pacem" son reemplazadas por "dona eis requiem" (dáles el descanso).
Messa di Gloria.
hr-Sinfonieorchester – Frankfurt Radio Symphony.
MDR Rundfunkchor.
Philipp Ahmann, Choreinstudierung.
Massimo Giordano, Tenor.
Shenyang, Bass-Bariton.
Eliahu Inbal, Dirigent.