*Impromptu en la bemol mayor, op. 90 n.° 4, D 899.
JUNIO...
IMPROMPTUS OP. 90 Y OP. POSTH. 142
Impromptu (improvisación). Allen Jones, 1968.
Impromptus, op. 90, D 899 e Impromptus, op. posth. 142, D 935
os ocho impromptus —cuatro opus 90 y otros tantos opus 142— fueron completados por Schubert hacia fines de 1827, un año antes de su prematura muerte. El músico envió las cuatro páginas hoy identificadas como opus 90 al editor Tobias Haslinger, de Viena, que publicó las dos primeras y proyectó hacerlo más tarde también con las otras dos. Pero al morir Schubert, estos dos impromptus inéditos fueron dejados de lado e ignorados, hasta que resurgió el interés en el autor después de promediar el siglo XIX. Se publicaron recién en 1857 o 1858, si bien el n.° 3 fue "simplificado" por el editor. Schubert lo había escrito en sol bemol mayor y en largos compases dobles de 4/4. El editor cambió la tonalidad de sol mayor; y el compás, a compasillo simple.
Por lo que respecta a los cuatro impromptus del op. 142, Schubert mantuvo correspondencia sobre ellos con el editor Bernhard Schott, de Maguncia (Mainz), durante 1828. Schott —y esto es típico de los editores— estaba deseoso de que el compositor le enviara cierto número de manuscritos, pues se percataba de que Schubert empezaba a hacerse de algún renombre, pero se mostró indeciso en aceptar los impromptus y los devolvió al autor después de tenerlos medio año. La excusa para esa actitud es que la filial de la editora en París opinaba que no eran las "bagatelas" que el título de "impromptus" sugería, y que en realidad eran difíciles de ejecutar. Fueron publicados por Anton Diabelli en 1838, con el número de op. 142. Schumann, al hacer un análisis musicológico de ellos, interpretó que formaban una "sonata". Este concepto no deja de llamar la atención, debido a las no correlaciones de tonalidad y a los contrastes de tempo. Esa idea fue reiterada más adelante por Alfred Einstein. Pero Schubert, en su correspondencia con Schott, había expresado que podían publicarse separadamente o bien los cuatro en conjunto.
Estas páginas notables, tan profundas como extensas, revelan cuan frescas y experimentales eran las ideas que bullían en la mente de Schubert durante sus últimos años. No sabía qué nombre dar a estos poemas pianísticos. Sus paralelos están en los más complejos "Lieder" del autor, que fueron una genuina nueva forma de arte musical, con su liberal modo de abordar la línea melódica, con sus cambiantes armonías e integración de la voz con la rica y colorida textura que evoca el piano; explorando, ese todo, un nuevo reinado de sensibilidad interior.
Desarrollo de los impromptus
Opus 90
Impromptu en do menor, op. 90 n.° 1, D 899
Allegro molto moderato —do minore—; 4/4
Se escucha una melodía quejumbrosa, con el tinte espiritual de una antigua balada. Este sentimiento se intensifica cada vez que la melodía es reiterada; primero se la escucha en notas simples, más tarde a través de acordes, como el cántico de un bardo al que hiciera eco un coro. Este impromptu, no obstante su fluidez, es una pieza integrada, formada por las reiteraciones de la canción, cada vez en distinta transformación de la misma melodía, y con diversa armonía y figuración rítmica. Al aparecer en tonalidad de la bemol mayor, se tiene la sensación de arribar a un "pasaje intermedio"; y al final, la melodía se reintegra a su forma original, pero no puede ser ya lo que fue antes de su evolución, y su tonalidad, concordante, fluctúa entre do menor y do mayor. Al cerrar sobre esta última tonalidad, parece asegurada la paz conquistada a través de inquieto deambular.
Impromptu en mi bemol mayor, op. 90 n.° 2, D 899
Allegro —mi bemolle maggiore—; 3/4
Está concebido casi —pero no enteramente— sobre la sumaria forma A-B-A. Abre con un arremolinante arabesco en tresillo en la mano derecha, mientras la izquierda contribuye a la agitación acentuando constantemente el segundo tiempo. La tonalidad es de mi bemol mayor pero la línea melódica parece atraída magnéticamente al modo de menor. De la sección intermedia podría decirse que es un vals en si menor que se ha transformado en arrogante y declamatorio, modulando de continuo. Vuelve la música inicial, y luego nuevamente el "vals", que fuerza a la página a resolverse en mi bemol menor. El broche en una tonalidad distinta de la de apertura indica que en este caso, como en otros, la clave para seguir el curso de la página radica en el viaje psicológico, en los cambios decisivos que sufre la mente del autor durante su recorrido.
Impromptu en sol bemol mayor, op. 90 n.° 3, D 899
Andante mosso —sol bemolle maggiore—; 4/4
Adorable cántico lento, ataviado de rítmicas figuras trémolo, muda constantemente de talante y de carácter con cada reaparición, virando a tonalidad menor y nuevamente instalándose en mayor, para llegar finalmente a una forma diferente de aquella en que comenzó, pero sin quebrar un fluir continuado de la música.
Impromptu en la bemol mayor, op. 90 n.° 4, D 899
Allegretto —la bemolle maggiore—; 3/4
La arremolinada figura del comienzo, replicada por pasajes en acordes, está en tonalidad de la bemol menor, y recién se afirma la tonalidad natal de mayor cuando surge una tierna melodía en el bajo, en medio siempre de la afiebrada inquietud inicial. La sección media exhala apasionamiento, espíritu de proclama e inclusive de protesta, a través de una melodía en do sostenido menor. Se reitera la primera sección. Sobreviene un nuevo vislumbre de protesta como en la sección intermedia de la pieza, pero la decisión y firmeza de la vez primera están ausentes; y la tierna melodía en el bajo trae paz al espíritu y tiene la última palabra.
Opus 142
Impromptu en fa menor, op. posth. 142 n.° 1, D 935
Allegro moderato —fa minore—; 4/4
Es este el más extendido y complejo de los impromptus. Schumann, que lo tomó por el primer movimiento de una sonata, en cuanto a este episodio acertó: podría haberlo sido en lo formal si lo consideráramos como un movimiento de sonata sin sección de desarrollo; una extensa exposición transformada en su recapitulación. El primer tema es una grácil melodía de notas puntuadas, en forma de exposición y respuesta, que parece oficiar de proemio al alzamiento de telón, o como introducción al drama sí. Este último comienza con el segundo motivo, que es como un "Lied" schubertiano que progresa y se expande en tres frases. Primero se escucha como melodía en ropaje formado por ligeros, agitados ritmos. Luego se hace apasionadamente declamatoria, dominada por el martilleo de corcheas repetidas o bien por acordes. No puede uno dejar de asociar esta figura rítmica de martilleo con el acompañamiento pianístico de "Lieder" tales como Liebesbotschaft (Mensaje de amor) y Trockne Blumen (Flores marchitas). La última fase es una más tranquila y apacible resolución de la inquietud, que no deja empero de acudir a la figura rítmica. El tercer sujeto melódico es una adorable y quejumbrosa melodía que apela al entrecruce de manos, con frases en los extremos agudo y bajo que se hacen de eco una a otra. Después se repite por entero esta "exposición", aunque con cambios armónicos, y el motivo de apertura reaparece para hacerse el alma de una breve coda.
Impromptu en la bemol mayor, op. posth. 142 n.° 2, D 935
Allegretto —la bemolle maggiore—; 3/4
Si fuera este el segundo movimiento de una sonata, podría ser el tiempo lento de la misma, con su melodía gravemente hermosa, tal como Schubert solamente podía concebirla (uno piensa en Du bist die Ruh: Eres la Paz), y con una sección media más punzadamente agitada. O podría ser el Menuetto e Trio, porque como tal es que comienza. Pero el impulso rítmico no es ni el del Menuetto ni el del "Ländler", al cual también sugiere. Es una destilación de ambos, que amalgama en algo nuevo, con sus suspensos o "silencios" expresivos, que Schubert empleó con compulsivo efecto también en otras obras, como por ejemplo en el movimiento lento de la Sonata para piano en re mayor, op. 53, D 850, escrita en 1825.
Impromptu en si bemol mayor, op. posth. 142 n.° 3, D 935
Andante —si bemolle maggiore—; 4/4
La melodía es la del Entreacto en si bemol de Rosamunde, D 797 (1823). Schubert lo volvió a utilizar en su Cuarteto de cuerda en la menor, op. 29 n.° 1, D 804 (1824). Aquí explora una vez más, alegremente, que puede hacer de él en cinco variaciones, con una tocante rearmonización y abreviada versión del tema a guisa de coda. Uno podría ponerse a escuchar esta página por simple y puro gozo, o ponerse a escribir un volumen sobre el proceso schubertiano para hacer nuevas melodías de las viejas. El talante de esta página es aquel tan único y característico del autor: la seriedad y la risa siempre tomadas de la mano.
Impromptu en fa menor, op. posth. 142 n.° 4, D 935
Allegro scherzando —fa minore—; 3/8
Una melodiosa excursión a los dominios de la danza popular checa, llena de caprichoso juego rítmico, este impromptu arranca con la danza en sí, exhibe luego una sección intermedia a manera de libre, mercurial y rapsódica improvisación, que incluye refulgentes escalas, retorna a la primitiva danza, y avanza en pos de un finale de bravura più presto. Sin nada de chopiniano en la página, podría decirse que con ella hace a la danza folklórica checa, lo mismo que Chopin hizo por la mazurka polaca y el vals; y enfila a las Danzas Eslavas de Dvořák.