*Allegro molto.
Música para instrumentos de cuerda, percusión y celesta
a "Música para instrumentos de cuerdas, percusión y celesta" es uno de los muchos trabajos importantes (otro de ellos es el Divertimento) compuestos por Bartók para Paúl Sacher y la Orquesta de Cámara de Basilea. Fue destinada a conmemorar el 10º aniversario de esa organización. La partitura se completó en Budapest en setiembre de 1936 para estrenarse en Basilea el 21 de enero del año siguiente. La cuerda ha sido dividida por el compositor en dos orquestas, a derecha e izquierda del director; entre ambas se ubica el conjunto de percusión que comprende timbales (capacitados para producir glissandi), bombo, platillos, tambores de diversos tipos, celesta, xilófono, piano y arpa. La disposición de estas fuerzas es muy importante. Bartók incluyó en la edición de la partitura un plano de ubicación de los instrumentistas; bien puede decirse que hasta el advenimiento de la grabación estereofónica, la fonografía no pudo hacer completa justicia a esta composición.
Data de la misma época del Cuarto y Quinto cuartetos, revelando la misma ceñida integración temática. El tema que las violas anuncian al iniciarse el primer movimiento, es el germen del cual ha de brotar el total de la composición. Está constituido por cuatro breves motivos contenidos todos en la quinta la-mi. Cada uno de ellos presenta un diseño ascendente-descendente; el tercero alcanza la mayor altura y el cuarto retrocede al punto de partida. Esta conformación es también la del conjunto del movimiento que asciende gradualmente hasta una culminación que ocurre en la tercera de las cuatro secciones del total de la estructura sonora. Formalmente, es una fuga para cuerdas construida sobre este tema inicial. Los timbales y luego los címbalos se suman a la cuerda cuando el climax está cercano y, en plena culminación, —reiterados mi bemol, fortissimo— se produce un fuerte golpe de bombo. El tema de la fuga es invertido en la segunda mitad y el movimiento se cierra con reversiones al espejo para el primero y cuarto violines con sordina sobre acordes tremolando de la cuerda y una serie de arpegios de la celesta. Finalmente ésta y los antedichos acordes diluyen su voz en el infinito y sólo subsisten brevísimos restos del tema invertido. Por último, los primeros y segundos violines inician un rápido diseño de La a Mi bemol en ambos sentidos, para retornar al punto de partida repitiendo otra vez —en miniatura— la conformación integral del movimiento. Este no tiene indicación fija de tiempo pero fluctúa constantemente entre 5 y 12 corcheas por compás.
El allegro siguiente está escrito en compás de 2/4 aún cuando se interpolan algunos episodios irregulares; cierto número de impetuosos, exuberantes temas, se derivan del sujeto de la fuga. El oyente no necesita esforzarse por escuchar conscientemente tal derivación: la unidad puede ser "sentida" en el nivel de lo subconsciente. En determinado momento el piano desempeña un rol muy destacado; también intervienen en el discurso el arpa y los tambores y los timbales cumplen asimismo una labor bastante importante. El adagio es uno de los más evocadores ejemplos de música nocturna que pueden hallarse en Bartók. Se trata otra vez de una progresión arreglada en simétrica forma a lo largo de seis secciones: (A) El xilófono destaca un Fa agudo, los timbales suenan suavemente y un misterioso tema brota de las violas; (B) La segunda sección consiste en una fluyente melodía a cargo de violines y celesta; (C) La tercera, se caracteriza por los glissandi ejecutados en la celesta, el arpa y el piano; (D) La cuarta, eje del movimiento, es una sección intensamente percusiva con grandes octavas del piano; (E) La quinta sección combina la fluyente melodía de la segunda con los glisados de la tercera, y (F) —la última— es una repetición de la primera a la que pone punto final el xilófono. Como se trata de un movimiento cuya forma muy organizada puede ser auditivamente apreciada sin dificultad, no estará de más considerar la oportunidad del siguiente diagrama:
Cada una de estas secciones está ligada a la siguiente con un motivo tomado al tema original de la fuga.
El Final es un rondó cuyo tema principal es, otra vez, el de la fuga comprimido por así decirlo, en una escala o Lidia que primero desciende, luego asciende, para descender una vez más definitivamente. Las cuerdas pulsan una serie de acordes en La Mayor para presentar y acompañar esta melodía.
Andrew Porter
Bartók Music For Strings, Percussion And Celesta ( IV mov.)
I Musici de Montreal - Yuli Turovsky
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