*Fragmento Andante con moto.
Stabat Mater Op. 58
tabat Mater (en latín Estaba la Madre) es una secuencia católica del siglo XIII atribuida a Inocencio III y al franciscano Jacopone da Todi. Esta plegaria que comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa (estaba la Madre sufriendo) medita sobre el sufrimiento de María la Madre de Jesús durante la crucifixión.
Es uno de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 200 compositores diferentes. Múltiples compositores de distintas épocas de género, de estilos y de visión musical han compuesto en base a este texto medieval. Entre los compositores se cuentan Giovanni Pierluigi da Palestrina, Alessandro Scarlatti, Domenico Scarlatti, Antonio Vivaldi, Rossini, Franz Liszt, Antonín Dvořák, Karol Szymanowski, Francis Poulenc, Krzysztof Penderecki y Juan Bautista Pergolesi.
Antinín Dvorak comenzó la composición en 1875 tras la muerte de su hija Josefa, con tan solo dos años de edad. Más tarde deja la obra de lado hasta 1877, momento en el que ocurren otras dos desgracias, la muerte de otros dos niños de once meses y tres años. Finalizó la composición el trece de noviembre de dicho año.
Traducción española de Lope de Vega
La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.
Y su alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuán triste y afligida
se vio la Madre escogida
de tantos tormentos llena
cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena!
Y, ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara,
de Cristo en tanto dolor?
Y, ¿quién no se entristeciera
piadosa Madre, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Y muriendo al Hijo amado,
que rindió desesperado,
el espíritu a su Padre.
¡Oh Madre fuente de amor!
Hazme sentir tu dolor,
Para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
Mi corazón abrasado,
más viva en él que conmigo.
¡Madre del Amor sublime!
En mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la Cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
Virgen de vírgenes santa,
llore yo con ansia tanta,
que el llanto dulce me sea,
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more,
de mi fe y amor indicio,
porque me inflame y me encienda
y contigo me defienda
en el gran día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén
porque cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
Eia Mater - Orquesta de la Universidad Autónoma de Madrid y la Federación de Coros Madrileña - Antonio Palmer.